BOMBAS

Atentado en Boston: La hipótesis de los supremacistas blancos

Las características del atentado que recientemente causó la muerte de tres personas y dejó decenas de heridos en Boston, USA, hacen pensar en que los autores del ataque son de caracter doméstico. El tipo de bombas usadas y la fecha elegida para el atentado señalan que el atacante podría ser un grupo de supremacistas blancos.

 

Aunque todavía no existe atribución de autoría en el ataque contra el maratón de Boston, existen algunas hipótesis que relacionan los ataques con terrorismo doméstico. Los medios insistían en que podía ser "tanto un ataque yihadista como la obra de un extremista local", pero lo cierto es que la probabilidad de ambas alternativas no era la misma. 
 
La hipótesis de un extremista norteamericano parecía encajar mejor con las circunstancias conocidas que rodean al hecho: el tipo de dispositivo utilizado para las bombas, el mismo que empleó un supremacista blanco en el atentado de Atlanta de 1996, no es propio de una organización internacional sofisticada. Y tanto la ciudad de Boston como el día del ataque, Patriot Day, que conmemora el aniversario del comienzo de la guerra de la Independencia norteamericana, son simbolismos que tendrían importancia para un extremista estadounidense de derecha. 
 
En las mismas fechas tuvieron lugar las matanzas de Waco, Oklahoma y Columbine. El objetivo elegido, un maratón popular, estaba dedicado este año a las víctimas del tiroteo de Newton, que se ha convertido en la piedra de toque de los partidarios de limitar la venta de armas en el país, algo que para los fanáticos anti-Estado equivale a establecer una dictadura. De hecho, es plausible que la iniciativa que ha puesto en marcha Barack Obama de restringir la venta de algunas armas, por tímida que sea, haya sido el detonante de este ataque?
 
Es plausible, pero no es en absoluto seguro. A veces, la lógica se confunde con la simple casualidad y la explicación es otra. La prudencia es mejor consejera. Pero no era prudencia lo que se detectaba ayer en la cobertura informativa de los medios norteamericanos sino algo muy distinto: un afán por suspender el análisis en espera de que apareciesen pruebas que lo condujesen hacia la pista extranjera. Incluso la resistencia inicial de la Casa Blanca a usar la palabra terrorismo delataba algo preocupante: la idea de que el único terrorismo «de verdad» es el yihadista y que cualquier otro no es tan preocupante ni requiere análisis político ni medidas de control.
 
Puede ser que al final sean los yihadistas quienes estén detrás de este atentado, pero esto sería una rareza, no la confirmación de algo esperable. Porque la realidad del terrorismo en Estados Unidos es muy diferente a la imagen que solemos tener de él tanto extranjeros como norteamericanos. De ahí estos desconciertos a la hora de analizarlo.
 
Para empezar, las constantes alertas de "amenazas potenciales" han creado la sensación de una abundancia de ataques cuando objetivamente son muy raros. Las estadísticas nos dicen que alcanzaron su máximo en los años setenta del siglo pasado y desde entonces no han dejado de disminuir. El 11-S fue una excepción a esta tendencia, pero no la ha cambiado. Curiosamente, fue mayor el impacto que tuvo el atentado de Oklahoma de 1995. Perpetrado por un extremista de derecha norteamericano (murieron más de 160 personas), este ataque inició una pauta de lobos solitarios (terroristas sin afiliación a un grupo) que ha continuado hasta la actualidad.
Contrariamente a otra idea muy extendida, la inmensa mayoría de los que actúan en suelo norteamericano son estos terroristas domésticos, y no los extranjeros. Más sorprendente aún: la mayoría de ellos no son ni siquiera supremacistas blancos o extremistas de derecha sino miembros de organizaciones ecologistas radicales y de defensa de los animales (si bien es cierto que no suelen producir víctimas mortales).

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