COLECTA DE CÁRITAS

Verbitsky pide que el Estado no subsidie a la Iglesia Católica

De acuerdo al influyente kirchnerista cristinista Horacio Verbitsky, la Iglesia Católica argentina se abusa del Tesoro Nacional, exigiendo subsidios millonarios que sería mejor cortar. El tema es polémico porque hace 18 años el Episcopado argentino prometió cesar o limitar la relación con el Estado y que ni en Chile ni en Brasil ni en Uruguay ni en Bolivia (4 países limítrofes), existe la relación entre Estado e Iglesia Católica que persiste en la Argentina, reforzada por un Concordato que, sin embargo, resultará muy delicado modificarlo con un Papa argentino. ¿Hay una presión vía Verbitsky para forzar una negociación preelectoral entre Cristina y los obispos?

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cristina Fernández de Kirchner cree que su Administración aportó, a la lucha contra la pobreza, dinero como nunca antes sucedió en la historia argentina, pero no está obteniendo un reconocimiento por ello.
 
La Presidente de la Nación afirma, en privado, que no encuentra en la Iglesia Católica argentina un reconocimiento  al respecto, pese a que ella mantuvo y hasta aumentó todos los subsidios que se pagan a la institución clerical. Y que cuando la Iglesia Católica habla de la pobreza, debería incluir esos reconocimientos.
 
 
"El sábado y el domingo próximos se realizará la colecta anual de Caritas el organismo de beneficencia de la Iglesia Católica, cuya publicidad gráfica y audiovisual anuncia: “Apuntamos alto. Pobreza cero”. Esto coincide con la primera homilía que pronunció al asumir su cátedra el nuevo arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, y con la que leyó el 25 de mayo el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani. 
 
Poli proclamó, con apreciable economía de palabras, su “amor a los pobres, sufrientes y excluidos”. Radrizzani enhebró cinco homilías pasadas de Jorge Mario Bergoglio, para sostener que “la Argentina de  hoy tiene demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare”. Esas palabras, elegidas por La Nación y por Clarín para encabezar sus respectivas crónicas, fueron proferidas por el ahora papa Francisco en la conmemoración del Bicentenario de 2010, a la que CFK eligió no asistir. 
 
Tres años después se las repitió en las resignadas narices presidenciales el miembro del Episcopado que el gobierno considera menos inamistoso. La misma intención campeó en el aviso de convocatoria del Arzobispado porteño a la procesión de ayer hacia la Catedral para celebrar la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía. Su título dice “Pan para la misión”, y junto a un Cristo tradicional, se ve una imagen más parecida a un pan de campo que a una hostia consagrada.
 
De este modo la Iglesia Católica ratifica la línea maestra de ataque al gobierno, con un tema que llama a  la unanimidad, ya que cualquier nivel de pobreza en un país superabundante es una ofensa inadmisiblepero que en este caso encubre otras motivaciones. Así como un alimento cotidiano puede confundirse con la hostia sacramental, lo mismo ocurre con las diversas acepciones de la caridad, que van desde la virtud teologal del amor a Dios y al prójimo hasta la terrenal limosna a los necesitados. 
 
Caritas es una comisión integrada por tres obispos, de la que dependen una Caritas Nacional, 66 Caritas diocesanas, una por obispado, y 3.500 Caritas parroquiales en todo el país. 
 
Entre 2003 y 2012 recaudó en total $ 93 millones. Esos datos surgen de las coberturas periodísticas de La Nación y Clarín, ya que no figura una rendición de cuentas en la página oficial de la institución. La recaudación se divide en tres tercios. 
 
El primero lo retiene la parroquia, que lo utiliza “para la tarea pastoral del día a día”, es decir gastos propios. 
 
El segundo lo conserva cada una de las 66 diócesis, que redistribuye los fondos en programas concretos o asistiendo a las parroquias o zonas que lo requieran. 
 
El último tercio va para Caritas Nacional, que lo invierte en planes de educación (Plan Educativo Emaús), trabajo (Plan Economía Solidaria), ciudadanía (Foro Solidario), vivienda (Programa de Autoconstrucción de Viviendas, junto al Ministerio de Planificación), y “ayuda inmediata” (ropa y alimentos a personas en situación de calle). 
 
En 2012 se obtuvieron $ 22,5 millones. La ejecución del presupuesto nacional de ese mismo año incluyó  $11.691 millones para el pago de las Asignaciones Universales por Hijo a casi 3,5 millones de personas y $12.000 millones de asignaciones familiares a más de 4 millones de hijos de trabajadores formales, es decir 1.053 veces más
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Este año, las AUH llegarán a $18.750 millones y las asignaciones familiares a $15.000 millones. Para mantener la misma proporción, Caritas debería colectar $32 millones. En ese caso aportaría para aliviar la pobreza algo menos del uno por mil de lo que el Estado invierte en esa tarea, sin considerar ningún otro de sus muchos gastos sociales.
 
Otra forma de dimensionar las magnitudes es el cotejo de estos hipotéticos $32 millones que la Iglesia aportaría, con los $31 millones que recibió de la Secretaría de Culto en 2012 en concepto de remuneraciones a 107 obispos y administradores apostólicos y/o diocesanos, a 481 párrocos de frontera  y a 1.143 seminaristas, un gasto improductivo que se origina en decretos de gobiernos de facto
 
Es decir, que toman tanto como colectan. La Iglesia no podría hacer mejor aporte a la reducción de la pobreza que costear sus propios gastos, según el plan de renuncia al aporte estatal elaborado hace 18 años por el Episcopado y nunca puesto en práctica
 
Pero, además, aquella suma palidece ante los fondos remitidos a los colegios confesionales, por fuera de la obligación constitucional de sostener el culto. En 2010, la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires aportaron a unos 3.500 establecimientos educacionales católicos $4.200 millones. 
 
Actualizando esos montos las transferencias para la educación católica rondarían este año entre $5.100 millones y $6.300 millones, según se aplique el Indice de Precios al Consumidor del INDEC o el IPC/9 provincias. La Iglesia ha logrado que el presupuesto no discrimine como rubro específico la enseñanza confesional, con el argumento de que se trata de educación pública de gestión privada, lo cual hace engorrosa la reconstrucción. (...)".

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