UN PAR DE TEMAS SOBRE OBESIDAD

Anti Diabetes tipo 2: Dormir mucho el fin de semana y menos estrés

A causa de los cambios de estilo de vida como el sedentarismo y el uso frecuente de comidas grasas, las enfermedades relacionadas con la obesidad están consideradascomo una auténtica pandemia, independientemente de la edad de los individuos, su sexo o grado de desarrollo del país en que viven. El síndrome metabólico engloba una serie de problemas médicos que aparecen simultáneamente, como la diabetes tipo 2, la hiperglucemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hígado graso. Al respecto, los hombres que pierden horas de sueño durante la semana laboral pueden ser capaces de disminuir su riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 dedicándole más horas al sueño el fin de semana, según los resultados de una nueva investigación.

Interesantes 2 noticias de la web NCYT:
 
> Dormir mucho el fin de semana para recuperar las horas dormidas de menos durante la semana laboral podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
 
> En individuos con dieta sana, sin embargo el estrés y la hiperestimulación nerviosa favorecen el desarrollo de hígado graso, diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia.
 
El equipo del Dr. Peter Liu, del Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles en la ciudad de San Francisco, USA, ha comprobado que la sensibilidad a la insulina, la capacidad del cuerpo de eliminar la glucosa del torrente sanguíneo (el azúcar en la sangre), mejoró significativamente en hombres que, tras restricciones en sus horas de sueño durante la semana laboral, disfrutaron de tres noches en las que durmieron muchas horas, como hacen bastantes personas los fines de semana para dejar atrás la fatiga y la somnolencia que a menudo las acompañan durante la semana laboral.
 
Los 19 sujetos de estudio examinados por el equipo de Liu, el cual incluyó investigadores de la Universidad de Sídney en Australia, no padecían de diabetes, tenían un promedio de edad de 28,6 años, y llevaban seis meses o más (en promedio 5,1 años) durmiendo menos de lo necesario durante la semana laboral. En promedio, los hombres habían dormido sólo 6,2 horas cada noche de la semana laboral. Pero se solían "poner al día" en horas de sueño durante los fines de semana, durmiendo un 37,4 por ciento más, es decir 2,3 horas adicionales por noche.
 
Si, tal como parece, el hallazgo es aplicable a buena parte de la población, estamos ante una buena noticia para mucha gente. Tengamos en cuenta que la diabetes tipo 2 afecta a una cifra muy elevada de personas en el mundo, y que la gente que duerme poco durante la semana laboral, estando por tanto en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, es aún más numerosa.
 
Tal como razona el Dr. Liu, todos sabemos que necesitamos dormir las horas necesarias, pero eso suele ser muy difícil de llevar a la práctica debido a la necesidad de cumplir con el trabajo y al estilo de vida ajetreado que mucha gente se ve obligada a llevar. Por eso, la medida mucho más fácil de adoptar, la de recuperar durante el fin de semana el sueño perdido a lo largo de la semana laboral, ofrecería una vía alternativa fácil para cuidar de la salud sin que ello interfiera con la citada rutina ajetreada de los días laborales.
 
La insulina es una hormona que regula el nivel de azúcar en sangre del individuo. El cuerpo de un paciente con diabetes tipo 2 no puede usar con la debida eficiencia la insulina que produce, o se vuelve "resistente" a la insulina. Conservar a lo largo de la vida una buena sensibilidad a la insulina reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
 
Investigaciones previas ya demostraron los efectos dañinos que sobre la sensibilidad a la insulina tiene el dormir poco, pero se basaron mayormente en experimentos de restricción de sueño hechos en personas sanas que habitualmente sí dormían las horas necesarias. El nuevo estudio aporta información más directa sobre personas que de forma habitual no duermen lo suficiente durante la semana laboral, a menudo debido a sus trabajos y a sus estilos ajetreados de vida, pero que recuperan durante el fin de semana el sueño perdido a lo largo de la semana laboral.
 
En el nuevo estudio, se constató que cuando los hombres durmieron 10 horas por noche durante un periodo equivalente a un fin de semana, su sensibilidad a la insulina pasó a ser mucho mejor que durante la serie de días en que dormían poco cada noche. Sus valores de resistencia a la insulina también mejoraron (es decir, decrecieron) cuando tuvieron oportunidad de dormir muchas horas durante un par de noches.
 
Descifrada la conexión estrés, obesidad, enfermedad metabólica y dieta
 
Luego, la otra noticia: la revista Cell Metabolism publica un trabajo, realizado con animales modificados genéticamente, que indica que el sistema nervioso y el estrés tienen funciones diferentes en el desarrollo de enfermedades metabólicas –como la obesidad y la diabetes– en función de la dieta habitual de los individuos.
 
Liderado por científicos del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca, los resultados apuntan a que, en individuos con dieta sana, sin embargo el estrés y la hiperestimulación nerviosa favorecen el desarrollo de hígado graso, diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia (niveles elevados de glucosa, insulina y lípidos en la sangre, respectivamente).
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En cambio, en individuos con dieta grasa, su papel es en cambio protector, evitando que surjan estas enfermedades e, incluso, la obesidad. Los resultados también permitieron descartar de manera inequívoca que la presión arterial alta contribuya de manera directa al desarrollo de la diabetes tipo 2 como se postulaba en estudios previos.
 
Asimismo, la investigación predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés podrían ser de interés para tratar pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. En cambio, esas terapias pasarían a tener efectos negativos en caso de ser administradas a pacientes obesos.
 
“Cuando vimos la disparidad de datos clínicos existentes sobre las interconexiones entre estrés, síndrome metabólico, obesidad y dieta nos dimos cuenta de que teníamos el animal modelo ideal para resolver las polémicas existentes en este campo” explica Xosé Bustelo, uno de los autores del CIC.
 
En estudios previos este equipo había desarrollado un ratón modificado genéticamente para estudiar el posible papel terapéutico de la oncoproteína Vav3 en cáncer y otras patologías. Cuando estos ratones fueron analizados, el grupo pudo comprobar que tenían una alteración desde su nacimiento que hacía que tuviesen continuamente activado el sistema nervioso relacionado con el estrés.
 
“Estos ratones nos dan un modelo único para estudiar cómo el estrés contribuía a largo plazo al desarrollo o prevención de dichas enfermedades metabólicas, algo que nunca se pudo abordar con pacientes humanos”, comenta Mauricio Menacho-Márquez, otro de los expertos del CIC y primer firmante del artículo.
 
De hecho, “el seguimiento periódico de estos ratones desde su nacimiento hasta una edad equivalente a la que tendrían personas con 80 años daba una oportunidad única de observar los efectos a largo plazo del estrés y, además, ver cómo variaban en función de la dieta, la edad o la administración de diversos tipos de fármacos”, añade Bustelo.
 
Además, “dado que los animales tenían un componente genético homogéneo y condiciones ambientales idénticas, nos permitía establecer correlaciones directas entre las condiciones experimentales y la evolución de la enfermedad y, por tanto, establecer inequívocamente causas y efectos. Esto era imposible de hacer en humanos”, subraya Menacho-Márquez.
 
Debido a los cambios de estilo de vida como el sedentarismo y el uso frecuente de comidas grasas, las enfermedades relacionadas con la obesidad están consideradas en estos momentos como una auténtica pandemia, independientemente de la edad de los individuos, su sexo o grado de desarrollo del país en que viven.
 
El síndrome metabólico engloba una serie de problemas médicos que aparecen simultáneamente, como la diabetes tipo 2, la hiperglucemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hígado graso. Aunque generalmente se relacionan con la obesidad, hay casos menos frecuentes en que pueden detectarse en pacientes no obesos.
 
Junto con los problemas asociados, estas enfermedades inducen una alta probabilidad de desarrollar otros problemas médicos graves, como la presión arterial alta, problemas cardiovasculares como la arteriosclerosis, ictus, fallos renales e incluso algún tipo de cáncer como es el de hígado o mama. 

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