PELIGRO: ARGENTINOS AL VOLANTE

182.522 muertos: Mucho estrés, gran irresponsabilidad

Unos rescatan la importancia de mejorar la dieta y los ejercicios físicos como pasaporte a la longevidad. Otros reivindican la efectividad de los estudios médicos periódicos y el uso de los fármacos adecuados que recetan los médicos. Otros insisten en el beneficio de la temperancia acerca del alcohol y el tabaco, y dormir la cantidad de horas necesarias. Sin embargo, mientras se multiplican esos cuidados para vivir más y mejor, la gente se muere en accidentes viales, que no respetan edades ni estándares socioculturales. El dato es escalofriante: el total de muertos por accidentes viales en la Argentina durante el período 1992-2015 es de 182.522 personas. Es la mayor causa de muerte de personas menores de 30 años. Entre 2000 y 2014 España redujo sus muertos en accidentes viales un 70%, USA un 21%, Holanda un 47% y Suecia un 52% (de 5.777 a 1.680; de 41.495 a 32.675; de 1.082 a 570, y de 591 a 282), pero en la Argentina aumentaron de 7.545 a 7.613. Para colmo, el gobierno kirchnerista falseó cifras de muertos en las rutas como mínimo en un 30% en los últimos años.

Los desplazamientos al trabajo –para los que los ingleses tienen una bonita palabra: 'commuting'–, se han convertido en objeto de estudio de urbanistas, sociólogos y psicólogos y un quebradero de cabeza para todos los políticos de las grandes ciudades.

Es obvio que conviene fomentar el transporte público pero es difícil lograr que esos desplazamientos sean más rápidos que los del vehículo, con la excepción del tren subterráneo en Ciudad de Buenos Aires. Comparado con el subterráneo, el metrobus -la gran apuesta del Gobierno porteño- no ofrece grandes mejoras en el ahorro de tiempo. En todo caso su ventaja es que resulta más barato y es en superficie, lo que permite un buen aprovechamiento para el marketing político.

“Estamos en el día de la seguridad vial, y cuando vemos a los miles de argentinos que mueren en accidentes todos los días, es mentira que es porque manejamos mal, es porque no tenemos rutas, como tampoco tenemos energía, nos faltan puertos, trenes”, aseguró el presidente Mauricio Macri, durante un acto realizado en la localidad correntina de Yapeyú.

En nombre de la tragedia vial, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, dijo que el Gobierno prevé la construcción en los próximos 4 años de 2.800 kilómetros de autopistas, junto con 4.000 kilómetros de rutas más anchas y con banquinas asfaltadas, lo que demandará una inversión (todo un tema con lo cuestionados que se encuentran los contratistas del Estado) de $200.000 millones.

Sin duda, la de Macri, complementaria de la de Dietrich, es un enfoque muy básico de un problema profundo. Ellos sólo querían fundamentar el plan de obras públicas, que es apenas un capítulo de todo lo que necesita el ciudadano para mejorar su calidad de vida urbana.

El automovilista urbano convive con el estrés, que tiene 5 orígenes fundamentales:

** por las condiciones de la vía (alta densidad de tráfico, vías en mal estado, falta de señales de tránsito, etc.);

** como hábito de vida (personas que presentan estrés en el trabajo, en su hogar, en sus relaciones afectivas, en la toma de decisiones, etc., son personas que trasladan sus problemas de estrés al ejercicio de la conducción);

** por estar aprendiendo a manejar un vehículo;

** por haber sufrido o presenciado un accidente de tránsito (trastorno de estrés post traumático); y

** por presentar amaxofobia o miedo a conducir.

Pero no termina ahí el problema. Un nuevo estudio liderado por el profesor Takemi Sugiyama, profesor de la Australian Catholic University's Institute of Health and Ageing, ha informado que la gente que pasa conduciendo 1 hora o más al día es, de media, 2,3 kilos más gordo, tiene una barriga 1,5 cm mayor y un Índice de Masa Corporal 0,8 puntos mayor que la gente que pasa 15 minutos o menos en el coche.

Las cifras, que se han obtenido estudiando los desplazamientos de 2.800 adultos, son como para preocuparse, teniendo en cuenta que no es la primera investigación que llega a conclusiones similares.

Ya en 2012 fue publicado en el 'American Journal of Preventive Medicine' un estudio que evaluó los indicadores de salud de 4.200 personas que iban a trabajar en automóvil. Sus conclusiones fueron lapidarias: cuanto mayor era la distancia que recorrían para ir a trabajar peor era su capacidad cardiorrespiratoria y mayor eran su presión arterial y su Índice de Masa Corporal, aun teniendo en cuenta su actividad física.

Según otro estudio, citado en una revisión de Raymond Novaco, cada hora que se consume en desplazarse en coche al día provoca una propensión 6% mayor a la obesidad. Por el contrario, cada kilómetro que se camina por jornada reduce esta posibilidad en casi un 5%.

“El sector del transporte ha estado tratando de promover los desplazamientos activos principalmente para reducir la congestión, la contaminación del aire y la proliferación de infraestructuras relacionadas con el automóvil”, explica Sugiyama en la nota de presentación de su estudio. “Tales esfuerzos pueden ser apoyados además por la producción de un cuerpo convincente de evidencia sobre los efectos adversos para la salud de pasar demasiado tiempo en los coches”.

En agosto de 2015, un equipo de investigadores de la McGill University publicó una investigación en la revista 'Transportation Research' en la que se trató de responder a una simple pregunta: ¿qué tipo de desplazamiento al trabajo provoca más estrés?

El estudio consultó la opinión de 4.000 estudiantes y trabajadores de Montreal (Canadá) durante el invierno. Y, aunque la temperatura media de la ciudad canadiense en enero es de -9,7º, las personas que se desplazaban caminando/bicicleteando eran las menos estresadas.

El modo de desplazamiento más estresante era, por mucho, el automóvil, en parte porque en muchas jornadas algo iba mal en la vida de los conductores.

En 1998, 2 científicos estadounidenses, Steven M. White y James Rotton, midieron la presión arterial de un grupo de trabajadores. Aquellos que iban al centro laboral en coche tenían una presión arterial significativamente superior y una “menor tolerancia a la frustración” que aquellos que subían a un ómnibus.

"En la primera mitad del Decenio de Acción para la Seguridad Vial fijado por la Organización de Naciones Unidas no se ha logrado disminuir los muertos en el tránsito", afirma Alberto Silveira, presidente de la organización no gubernamental Luchemos por la Vida. El total de muertos en la Argentina durante el período 1992-2015 es de 182.522 personas. Es una cifra escalofriante.

Pese a que las Naciones Unidas declararon  los años 2011-2020 como el “Decenio de Acción para la Seguridad Vial” y los países  integrantes se comprometieron a concretar acciones que conduzcan a  disminuir los muertos en el tránsito un 50%, todavía, en la Argentina, no se aprecian avances sustentables que acarreen una disminución significativa del número de muertos y heridos.

Entre 2000 y 2014 España redujo sus muertos en accidentes viales un 70%, USA un 21%, Holanda un 47% y Suecia un 52% (de 5.777 a 1.680; de 41.495 a 32.675; de 1.082 a 570, y de 591 a 282), pero en la Argentina aumentaron de 7.545 a 7.613. Para colmo, el gobierno kirchnerista falseó cifras de muertos en las rutas como mínimo en un 30% en los últimos años.

Para revertir esta situación, resulta imprescindible lograr:

** el uso permanente y generalizado  de  los cascos  en  ciclomotores,  motocicletas y  bicicletas,
** el uso permanente y generalizado  de los cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil  en  los demás vehículos automotores,
** el control de los límites de velocidad,del consumo de alcohol  y/o drogas,
** el otorgamiento generalizado  de la prioridad a los peatones, y
** el mejoramiento de la infraestructura vial para la seguridad vial de todos los usuarios, en especial, los más vulnerables: niños, peatones, ciclistas y motociclistas.

Si bien se ha identificado qué resulta necesario, algunos problemas se agravan, contradiciendo el enfoque simplista del Presidente de la Nación:

* Se multiplican los  muertos en motocicleta o ciclomotor en todo el país, en muchos  de los casos, por no usar el casco, lo que pese a su obligatoriedad, no se controla ni sanciona en la mayoría de las ciudades y pueblos del interior, ni en los alrededores de Buenos Aires.

* Desde 2007 a la fecha, se ha duplicado el uso de los celulares por parte de los conductores, y triplicado entre  los peatones, según  estudios de Luchemos por la Vida.

* Se promociona el uso masivo de la bicicleta en muchas  ciudades, sin  controlarse el cumplimiento de las normas de seguridad  para los ciclistas, como el uso del casco, y sin proveerse una infraestructura  adecuada de  seguridad.

* Según una auditoría interna que circula en los escritorios de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la cantidad de víctimas en accidentes en rutas y caminos fue manipulada para mostrar efectividad en la gestión, revela la nota publicada en La Nación.

Apabulla el nivel de embuste del entonces ministro del Interior, Florencio Randazo, cuando aseguró – erróneamente- que “... los muertos en accidentes de tránsito en el país se redujeron en un 50% desde que se creara en 2008 la Agencia Nacional de Seguridad Vial...”

Hay quienes afirman que se conduce como se vive. Si esto fuese cierto, hay que preocuparse. Por ejemplo, lo que sucede con el comportamiento de los conductores de vehículos en las encrucijadas sin semáforos.

Luchemos por la Vida: "En los cruces de calles no prevalece la jerarquía legalmente instituida sino que los conductores establecen una jerarquía de hecho. Un orden instituido por la experiencia y la percepción del riesgo. La prioridad de paso es cedida, en la mayoría de los casos, a los vehículos percibidos como más grandes y/o peligrosos, por tamaño o por cantidad. La ley no es registrada por la mayoría de los conductores como el orden a seguir."

Otro problema: el uso de teléfonos celulares de conductores (conduciendo) y de peatones (cruzando las calles).

Por ejemplo, 2.942 conductores de automóviles particulares observados por Luchemos por la Vida, en días hábiles, de 10:00 a 18:00, entre julio y agosto de 2014 permitieron una estimación sobre el total: aproximadamente 151.000 conductores usando un celular mientras conducía, y constantemente, pese a la expresa prohibición del art. 5.2.4, “e” de la Ley Nº2.148 y  el 6.1.26 de la Ley Nº451 de la Ciudad de Buenos Aires, con el consecuente descuento de 5 puntos de la licencia.

Una encuesta realizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), por el Centro de Investigación en Estadística Aplicada (CINEA), reveló que

* el 73% de los residentes del Área Metropolitana de Buenos Aires teme ser víctima de un siniestro vial, pero el 42% reconoció que usa el celular mientras maneja;

* El 81% de la población dijo estar preocupada la seguridad vial, sin embargo mantiene prácticas imprudentes que pueden causar accidentes.

* El 42% dijo que utiliza el celular mientras maneja, el 30% reconoció no respetar siempre la velocidad y el 35% de los motociclistas y ciclistas no usan casco.

* El 73% cree que tiene una probabilidad alta de ser víctima de un siniestro vial, mientras que para 19% esta situación es de mediana probabilidad.

* El 40% de los entrevistados o algúno de sus familiares sufrieron un accidente de tránsito, siendo los choques entre vehículos el caso más recurrente.

Luego de la cuestión del estrés al volante, es oportuno abordar la tragedia de los accidentes viales.

Otro inconveniente: pese a que los conductores conocen que es necesario el uso de cinturones de seguridad, se registró un descenso general del uso de cinturones (35% promedio), con respecto a la 1ra. semana de controles (octubre 2004). Fue preocupante que el descenso más importante ocurra entre los conductores profesionales.

Sin embargo, fue alentador que el uso en los particulares no ha descendido por debajo del 66%, pese a la falta de controles, lo que demuestra un grado elevado de concientización.

Un reclamo: "Los controles deberán ser permanentes. Es decir, no se deben limitar a semanas o algún mes, sino que deberán existir todos los meses del año, y por muchos años."

Como norma general, es importante atender a lo siguiente:

* Respetar las velocidades máximas.
* No consumir alcohol antes de conducir.
* Usar siempre cinturón de seguridad.
* Usar casco, si conduce moto o cuatriciclo.
* No usar telefonía celular mientras maneja.

De paso, algunos consejos para erradicar el estrés al conducir son:

** Tratar de dejar los problemas de la vida diaria a un lado cuando se conduce. Muchas personas desahogan sus emociones al conducir, situación que afecta su seguridad y la de los demás agentes de la vía.

** No manejar en contra del reloj. Salir con un tiempo de anticipación suficiente al lugar donde se dirija. Tener tiempo suficiente para  llegar a donde se necesita  evita que se sienta presionado a la hora de conducir.

** Tener pensamientos positivos mientras se conduce reducirá los niveles de estrés en el conductor ("Nada pasará si llego 10 minutos tarde... ").

** Fundamental: no manejar cansado o fatigado. Revise sus hábitos de sueño y el nivel de cansancio que maneja en el día a día y revise si este agotamiento no es la causa del estrés al conducir.

** Controlar la temperatura dentro del vehículo puede ser un factor interesante, si tenemos en cuenta que un exceso de calor dentro del vehículo puede causar desespero en algunas personas.

** Si cree que la ruta que toma todos los días es caótica y transitarla le llena de estrés, ensaye nuevas alternativas para movilizarse. Conocerá nuevos paisajes o atajos que le harán la vida más fácil.

** Si tiene que visitar una zona de alto flujo vehicular en tu ciudad, puede dejar el automóvil en casa y acudir al transporte público para llegar allí. Caminar también puede ser una opción para evitar el estrés del caos vehicular, además de ser un excelente ejercicio.

** Investigue previamente la ruta por donde se va a transitar. Evite confusiones a la hora de manejar un vehículo por lugares donde nunca antes habías estado.

** Maneje pensando en sus propias acciones y no en las de los demás. Las imprudencias de las otras personas no deben ser fuente para el estrés personal.

** Evite a toda costa discutir con una persona mientras conduce, ya sea hablando por teléfono, con los pasajeros del vehículo y con otros conductores, peatones y motociclistas. Trate de mantener una actitud pacífica mientras maneja.

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