DECISIVA SUCESIÓN DE MAHMOUD ABBAS

Esperanza e incertidumbre conviven en Israel, a casi 70 años de su creación

El 12/05, Israel celebró el 68º aniversario desde su creación como Estado. La proclamación de su independencia, en 1948, significó la esperanza y la supervivencia para el pueblo judío, pero también una escalada en el conflicto con los árabes en general y con los palestinos en particular, que dura hasta el día de hoy. Para los palestinos, la guerra de 1948 significó el comienzo de lo que ellos denominan “Nakba” (catástrofe en árabe). Una región prendida en llamas, varios estados en desintegración y nuevas alianzas en el mundo árabe están abriendo la puerta a la posibilidad de nuevas conversaciones de paz pero como todo en Medio Oriente, la pesadilla puede transformarse de un momento a otro en milagro y el milagro puede transformarse en pesadilla en una cuestión de segundos.

La esperanza y la incertidumbre están intactas hoy en el Estado judío: “Israel enfrenta todo tipo de amenazas y desafíos potenciales. (…) La supervivencia de Israel siempre ha dependido de su voluntad de sostener el estatus quo que ha creado, llevando a sus adversarios a resignarse-y negociar. Esto es más un arte que una ciencia, pero esa resolución le ha servido a Israel en el tiempo”, escribió Martin Kramer, de la revista estadounidense Foreign Affairs.

Sin embargo, una nube se avecina sobre el horizonte israelí: USA, su gran aliado en las últimas décadas, se está retirando de la región, dejando un enorme vacío de poder, por lo que Israel debe empezar a prepararse para el escenario de un Medio Oriente post-USA.

Mientras tanto, en Cisjordania (Palestina), comienza la batalla por la sucesión del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, de 81 años, quien ya ha dicho que no piensa presentarse a elecciones futuras. Para algunos analistas, la ola de violencia contra israelíes que comenzó en septiembre de 2015, está relacionada con esa lucha entre distintas facciones por la sucesión.

El episodio más reciente dentro de esta ola de ataques terroristas de palestinos contra israelíes tuvo lugar el 08/06, cuando 2 primos de Yatta, en Cisjordania –uno de los cuales estaba afiliado a Hamas-, abrieron fuego en un restorán en el mercado Sarona, en Tel Aviv, y asesinaron a 4 israelíes e hirieron a 6.

Uno de los atacantes resultó herido y fue tratado en un hospital israelí, mientras que el otro fue detenido. Para el semanario británico The Economist, la atmósfera actual recuerda a la que había hace 2 años, cuando el secuestro y asesinato de 3 adolescentes israelíes por palestinos afiliados a Hamas, tuvo una fuerte respuesta por parte del Gobierno israelí en Cisjordania. Luego Hamas comenzó a bombardear ciudades israelíes, y a las semanas había explotado un conflicto a gran escala en Gaza, que resultó con más de 2.000 personas muertas, en su mayoría palestinos.

El ofrecimiento del Presidente egipcio

El 17/05, el Presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, ofreció en un discurso su mediación a los líderes palestinos a israelí. El ofrecimiento fue bien recibido por Israel, la Autoridad Palestina (que gobierna Cisjordania) y Hamas (que gobierna la Franja de Gaza).

Israel tiene más de una razón para estar considerando llegar a un acuerdo. Sumado a la anarquía que podría advenir en las ciudades palestinas cuando Abbas ya no esté al mando, está la fuerte presión internacional para que Israel se retire de los territorios palestinos ocupados desde hace casi 50 años.

Al Estado judío le conviene procurar un trato antes de que terceros países intenten imponerle uno, que no contemple sus requerimientos en seguridad. En Jerusalén sospechan que Obama se unirá a Francia para intentar empujar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a dictar una resolución con los términos de paz para Israel-Palestina, explicó J.J. Goldberg en el periódico de la comunidad judía estadounidense, Forward.

Sin embargo, el prospecto de paz entre palestinos a israelíes sigue siendo una esperanza distante. La confianza entre el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el líder palestino, Mahmoud Abbas, es virtualmente inexistente.

Avigdor Lieberman: líder ultranacionalista que podría sorprender

De todos modos, el reciente nombramiento del ultranacionalista Avigdor Lieberman como ministro de Defensa israelí, repudiado por muchos dentro y fuera del país, podría resultar siendo, contra todas las predicciones, la llave inesperada para iniciar el proceso de paz con los palestinos, según Goldberg y otros analistas.

Lieberman, a pesar de su fama como provocador y racista, no se opone a la idea de que Israel entregue porciones significativas de Cisjordania para la creación de un Estado palestino. “Esa es una diferencia crítica entre él y otro alto funcionario derechista en la coalición de Benjamín Netanyahu, el ministro de Educación, Naftali Bennett, del partido Hogar Judío, liderado por los ortodoxos y apoyado por los asentamientos. Al posicionar a Lieberman a su flanco derecho, Netanyahu podría debilitar el poder de veto de Bennett sobre concesiones que él podría decidir hacer”, argumenta Goldberg.

Para Marcelo Kisilevski, periodista argentino radicado en Israel, “Lieberman, cuyo nombramiento como ministro de Defensa ha provocado reacciones rayanas en el pánico en diversos sectores dentro y fuera de Israel, es un líder más complejo de lo que parece a simple vista y, si se lo mira con lupa, bastante más difícil de encasillar”, escribió Kisilevski en su blog.

“Es que, como político de oposición, Lieberman se perfila, incluso premeditadamente, como una persona que odia a mucha gente: a los jaredim (ultraortodoxos), a los árabes, a los izquierdistas. Sus expresiones son a veces brutales, como cuando llama a reconquistar Gaza y barrer con el Hamás. Sin más ni más. Cada expresión de ese tipo le vale votos, y sirve, como en un mecanismo de retroalimentación, a radicalizar a parte de la sociedad israelí”, explica Kisilevski, pero aclara sin embargo que una cosa es Lieberman el opositor y otra es Lieberman el ministro.

“Son dos personajes diferentes. Cuando fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, dicen los analistas, se comportó del modo más oficial y republicano. Fue un funcionario considerablemente eficiente, dedicado a consolidar las buenas relaciones de Israel con muchos países, entre ellos muchos latinoamericanos, entre ellos la Argentina de los Kirchner”, escribió Kisilevski.

Lieberman es partidario de la solución de 2 estados para 2 pueblos y ha esgrimido una original idea para la creación del Estado palestino: que “para homogeneizar las poblaciones y reducir el roce entre ellas, la frontera del futuro Estado palestino sea corrida para incluir también los poblados árabes que están sobre la Línea Verde, al norte de Samaria”, escribió Kisilevski.

El Plan Saudita de Paz

En 2002, en medio de la 2da. Intifada, la Liga Árabe refrendó el Plan Saudita de Paz, que, según lo describe Kisilevski, iba más o menos así:

> Punto 1: todos los países árabes normalizarán sus relaciones con Israel.
> Punto 2: Israel se retirará de todos los territorios conquistados en 1967.
> Punto 3: se creará un Estado palestino con Jerusalén Oriental como su capital.
> Punto 4: solución justa para los refugiados palestinos.

El partido de Lieberman fue el único en incluir la apertura de negociaciones con países de la Liga Árabe en el marco del Plan Saudita de Paz en su plataforma electoral. Paradójicamente, el mismo día que se anunció el acuerdo de coalición de Netanyahu y Lieberman en Israel, al-Sisi daba un discurso en el Cairo en el que alabó durante una hora las ventajas de la paz con Israel y llamó a todos los partidos israelíes a unirse y sentarse a la mesa de negociaciones con los auspicios egipcios y avanzar en un trato.

“El cálculo de los analistas es que Netanyahu tiene un solo objetivo: mantenerse en el poder –escribió Kisilevski-. Ya ha firmado acuerdos de paz si ello es necesario para asegurarlo. Ahora que ha formado el gobierno más derechista de la historia de Israel, quizás sienta que tiene que pagar una especie de ‘impuesto al derechismo’, en la forma de un acuerdo de paz que conforme a la opinión pública doméstica e internacional, y también a la Casa Blanca.”

De todas maneras, advierte el periodista argentino, “como siempre en el Medio Oriente, nada de todo esto es seguro, pero todo es posible.”

Es que como escribió al académico israelí, Alick Isaacs, “el conflicto de Medio Oriente se trata sobre algo más que territorio, economía, recursos limitados, nacionalismo, soberanía y poder.” En una región en la que la religión tiene un peso preponderante, “las profecías de Isaías, Mahoma y Jesús están en juego.”

El “anti-solucionismo” como estrategia

La estrategia de Netanyahu hasta el momento puede ser descripta como “anti-solucionismo”, explica Nathan Sachs, en el artículo titulado “Por qué Israel espera”, de Foreign Affairs.

El pensamiento occidental tiende a creer que para cada problema existe una solución y que es menester aplicar esta solución sin medir el costo (algo que Sachs describe como “solucionismo”).

“El país enfrenta el oprobio casi universal por su ocupación de Cisjordania y la amenazante posibilidad de que deberá sacrificar o bien su democracia o bien su mayoría demográfica judía a menos que vaya tras una partición con los palestinos. Sin embargo, pocos en el Gobierno israelí ofrecen estrategias realistas para terminar el conflicto. Netanyahu mismo ha ido y venido, declarando su apoyo a la teoría de la solución de los 2 estados, pero indicando que no cree que un Estado palestino pueda emerger en el futuro previsible, y no ofreciendo ninguna solución alternativa en su lugar”, describió Sachs.

“Lo que hay detrás de la ausencia de una agenda de seguridad nacional israelí constructiva, de todos modos, no es ni la falta de lógica ni la confusión, sino la creencia de que actualmente no hay soluciones a los desafíos que enfrenta el país y que buscar soluciones rápidas a problemas irresolubles es peligrosamente ingenuo. Patear los problemas hacia adelante hasta un punto futuro indefinido en el que podrán ser abordados con más éxito, por lo tanto, no refleja una falta de estrategia israelí; sino que define la estrategia israelí.”

Y explica: más allá de la impresión que tenga el mundo de él, en el fondo el Primer Ministro israelí es más un conservador que un halcón: determinado a evitar revoluciones, temeroso de las consecuencias no deseadas de las grandes decisiones políticas.

El statu-quo es sostenible

Netanyahu parece haber aprendido la lección del fallido proceso de paz de la década del ’90, en el que una presión internacional intensa sobre palestinos e israelíes resultó contraproducente, ya que el proceso fue resistido por importantes sectores dentro de ambos pueblos, y desembocó en la guerra que se conoce como la 2da. Intifada. No es astuto demandar soluciones rápidas sin importar el costo, dijo el ex ministro de Defensa, Moshe Yaalón.

En una dirección similar apunta Martin Kramer, de Foreign Affairs, quien asegura que el estatus quo es sostenible, y que pese a lo que opinen muchos liberales estadounidenses, Israel prospera: “Los liberales, incluidos muchos judíos norteamericanos, dicen estar cansados de la ‘ocupación’ israelí, que marcará su aniversario número 50 el año que viene. El debilitamiento del ethos democrático de Israel está supuestamente encogiendo el argumento de los ‘valores compartidos’ que sostiene su relación. Algunos dicen que la adherencia obstinada a un status quo ‘insostenible’ en Cisjordania, ha vuelto el país un riesgo, en una región que está en la agonía del cambio. Israel, se dice, está deslizándose hacia un estatus de paria, impuesto por el movimiento global Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Las lamentaciones al estilo bíblico respecto de la corrupción final de Israel han sido la materia prima de los críticos del Estado y los anti-sionistas acérrimos en los últimos 70 años. Nunca han estado tan desconectados de la realidad", afirma Kramer.

"Por supuesto, Israel ha cambiado –decididamente para mejor. En cada medida, Israel está más globalizada, próspera y democrática que en cualquier otro momento de su historia. Mientras zonas cercanas dentro del Medio Oriente se sumergen bajo las olas de luchas sectarias implacables, las minorías de Israel están seguras. Mientras Europa se tambalea bajo el peso de inmigrantes musulmanes no queridos, Israel da la bienvenida a miles de inmigrantes judíos de Europa. Mientras que otros países del Mediterráneo luchan con la deuda y el desempleo, Israel tiene una economía en crecimiento, apoyada por olas de inversión extranjera”, escribió Kramer.

Netanyahu, afirma el analista desde Foreign Affairs, el Primer Ministro israelí que más años estuvo en el cargo después de David Ben-Gurion, es reelegido una y otra vez por el electorado israelí porque es un enemigo de los riesgos: no se mete en guerra innecesarias; tampoco se sumerge en planes de paz ambiciosos. Si bien esto ha resultado frustrante para la Casa Blanca, se ajusta a los deseos de la mayoría de los israelíes judíos.

Mientras tanto, prosigue Kramer, no hay solución en el horizonte al conflicto palestino-israelí. Hay territorios ocupados, pero también hay territorios desocupados. Israel mantiene un sistema de seguridad de huellas dactilares sobre gran parte de Cisjordania; la cooperación en seguridad israelí-palestina llena la mayoría de las brechas. La Autoridad Palestina se ha vuelto una “mini-Jordania” apoyada por una combinación de ayuda extranjera, crecimiento económico y la corrupción habitual.

“Bajo los estándares actuales del Medio Oriente, el conflicto palestino-israelí se mantiene estable”, escribió Kramer. Cada partido político israelí tiene su propia solución preferida al conflicto, pero ninguna alternativa ofrece una ventaja inequívoca al actual estatus quo. La opción de los 2 estados parece haber caducado. Medio siglo después de la guerra de 1967, solo el 5% de los israelíes vive en asentamientos en Cisjordania, y la mitad de ellos vive en las 5 cuadras que serían retenidas por Israel en un escenario de 2 estados, afirma Kramer.

Aluf Benn: Netanyahu prospera en el tribalismo

En distinta dirección apunta Aluf Benn, periodista israelí del diario de izquierda, Haaretz, para quien el Estado judío está en riesgo de dejar de ser una democracia. “Israel –por lo menos esa versión de Israel en gran parte secular y progresiva que una vez capturó la imaginación del mundo –se acabó. A pesar de que esa Israel fue siempre de alguna manera una fantasía, el mito tenía al menos alguna conexión con la realidad. Hoy esa realidad ha cambiado, y el país que la ha reemplazado es profundamente diferente del que sus fundadores imaginaron hace casi 70 años.  Desde las últimas elecciones, en marzo de 2015, una cantidad de tendencias lentas se han ido acelerando de manera dramática”, escribió Benn en Foreign Affairs.

Los líderes actuales de Israel, liderados por Benjamín Netanyahu, “ven a la democracia como el sinónimo de un Gobierno de la mayoría desenfrenada, y no tienen paciencia para las restricciones tales como la revisión judicial o la protección de las minorías. En su mirada, Israel es un Estado judío y un Estado democrático- en ese orden.”

La solución de 2 estados está fuera de cuestión, el conflicto con los palestinos está fuera de la agenda mientras Israel está haciendo su ocupación de Jerusalén Este y Cisjordania, permanente.

“Las relaciones árabe-judías dentro del país han tocado su punto más bajo, y la sociedad israelí está retornando a sus tribus constitutivas. Netanyahu prospera en ese tribalismo, que sirve al propósito de toda su vida de reemplazar a la elite tradicional israelí con una más a tono con su filosofía”, escribió Benn.

La condición única israelí

Las posturas encontradas de los distintos especialistas por Foreign Affairs resumen la paradoja existencial de Israel, ya delineada en el libro “Mi tierra prometida: el triunfo y la tragedia de Israel”, del autor israelí Ari Shavit. “Por un lado, Israel es la única nación de Occidente que está ocupando a otro pueblo. Por otro lado, Israel es la única nación de Occidente que está amenazada existencialmente. Ambos elementos, la ocupación y la amenaza existencial, hacen a la condición israelí, única. La amenaza existencial y la ocupación se han vuelto dos pilares de nuestra condición”, escribió Shavit.

“Hasta el día de hoy, no están definidos los compromisos del Estado judío democrático respecto de su minoría árabe, ni de la minoría árabe respecto del Estado democrático judío. Por un lado, no hay igualdad real para los árabes en Israel, pero por otro lado, el Gobierno no siempre aplica la ley en sus dominios y permite que sus pueblos y ciudades vivan en una anarquía parcial. Lo que emerge es una peligrosa situación de falta de ley”, advirtió el periodista y escritor israelí.

Un reciente estudio del Centro de Investigación Pew revela las profundas divisiones que existen en Israel, no solo entre ciudadanos judíos y árabes, sino también en el seno de los sectores judíos. “La etnicidad, la religiosidad, el origen familiar y las creencias políticas han creado en Israel sectores que no tienen mucho que ver el uno con el otro”, describió Daniel Sokatch en el diario neoyorquino, The Jewish Week, tras leer el informe. El director de investigación de Pew describió estas divisiones como que son “para que se te caiga la mandíbula”.

Por un lado, existen 4 descripciones utilizadas para definir judío en Israel: secular, tradicional, sionista religioso y ultraortodoxo, que se relacionan fuertemente con distintas visiones sociales y políticas, en cuestiones básicas como los prospectos de paz o la importancia de los valores democráticos.

Hay un desacuerdo profundo respecto del significado de Israel como un Estado judío. Alrededor del 80% de los judíos creen que los judíos merecen algún tipo de trato preferencial en Israel (a pesar de que no especifica cuál).

Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que la mayoría de los árabes encuestados no crean que Israel pueda ser un Estado judío y una democracia al mismo tiempo. El 48% de los encuestados judíos quiere de hecho expulsar a sus vecinos árabes. La división árabe-judía, así como algunas divisiones dentro de los sectores judíos, no pueden ser consideradas sin el contexto de dolor y trauma que atraviesan todos los sectores del conflicto.

El Presidente israelí, Reuven Rivlin, declaró tras conocerse los resultados del estudio Pew: “Me duele ver la brecha que existe en la conciencia pública –religiosa y secular- entre la noción de Israel como un Estado judío y uno democrático. Creo que nuestros valores democráticos nacen también de nuestra fe judía, un ‘amor al extranjero’ y la igualdad ante la ley – estos no son valores extranjeros, este es el judaísmo”, dijo Rivlin.

La batalla por la sucesión de Mahmoud Abbas

Mientras tanto, el periodista y documentalista árabe israelí, Khaled Abu Toameh, del Instituto Gatestone, publicó un estado de situación sobre la actualidad política palestina, de cara a la salida de Abbas de su puesto como Presidente de la Autoridad Palestina.

En el artículo titulado “Palestinos: la batalla por la sucesión”, Abu Toameh afirma que la cuestión de quien será el próximo líder palestino importa poco en tanto y en cuanto los palestinos seguirán siendo gobernados por dictaduras.

“Mi mandato expiró hacer varios años y sigo al poder solamente por Hamas, que orquestó un golpe de estado y está controlando la Franja de Gaza y se niega a que haya nuevas elecciones”, dijo Abbas al Presidente egipcio durante su última visita al Cairo.

Hamas, que aún controla Gaza, está convencido de que la Autoridad Palestina nunca permitirá que se lleven a cabo elecciones en Cisjordania por la probabilidad de que Hamas gane. La Autoridad Palestina, por su parte, dice que Hamas nunca permitirá elecciones libres en Gaza porque no tolera la competencia.

“La negativa de Abbas a nombrar un vicepresidente, elegir un posible sucesor o compartir el poder, así como su insistencia en manejar la Autoridad Palestina como un show de un solo hombre, ha dejado la puerta abierta para la especulación sobre qué pasará el día que no esté más”, escribió el periodista. Algunos palestinos esperan una transición de poder suave, mientras que muchos otros temen que la “batalla por la sucesión” lleve a la anarquía y la violencia.

Riesgos de que se fracture Cisjordania

El periodista palestino, Munir Abu Rizek, hizo sonar una alarma recientemente cuando reveló que oficiales palestinos en Cisjordania han estado comprando armas para prepararse para la era post-Abbas. Predijo que la anarquía que podría explotar en Cisjordania sería similar a lo que pasó en Gaza cuando Hamas echó a la Autoridad Palestina hace casi una década.

Abu Rizek no descartó la posibilidad de que distintas zonas de Cisjordania podrían terminar convirtiéndose en “cantones” gobernados por facciones rivales de Fatah o jefes militares. “De todos modos, la cuestión no es cuál oficial palestino sucederá a Abbas, sino más bien, ¿quién elegirá al próximo Presidente y cómo? Por otro lado, ¿importa realmente quien será el próximo Presidente? Claramente, el sucesor de Abbas no será elegido en las urnas. No hay elecciones libres y democráticas en Cisjordania y Gaza”, escribió Abu Toameh, del Instituto Gatestone, y agregó además que la posibilidad de una elección para elegir al sucesor de Abbas “está fuera de la mesa” por lo menos en el futuro cercano.

“Eso es, por supuesto, a menos que el liderazgo de la Autoridad Palestina decida encarar elecciones separadas en Cisjordania –una opción que parece muy improbable. Tener una votación separada en Cisjordania resultaría en que los palestinos acusen a la Autoridad Palestina de querer ‘solidificar’ la separación entre la Franja de Gaza y Cisjordania, destruyendo de esta manera el esfuerzo por establecer un Estado palestino unificado en esas dos áreas”, escribió Abu Toameh.

Por otro lado advierte: “Finalmente, una última pregunta necesita ser atendida: ¿realmente importa quién reemplaza a Abbas? En otras palabras, ¿podrá el próximo líder desviarse de las políticas y la estrategia que han sido trazadas por el liderazgo de su partido, Fatah? Y aún más importante: ¿podrá el próximo Presidente aceptar algún trato de paz con Israel que ya haya sido rechazado por Abbas y Yasser Arafat?”.

Otro de los interrogantes que queda abierto en una región en la que la esperanza y el escepticismo, la fe y la incertidumbre, la posibilidad y el desencuentro, son el pan de cada día.

Dejá tu comentario