ESCÁNDALO CATÓLICO

Masturbación grupal y violación pero Ratzinger miraba para otro lado

Entre 1945 y los años 1990, al menos 547 niños de la escuela de la catedral de Ratisbona, en Baviera (Alemania), fueron víctimas de violencia tanto física como sexual por parte de maestros y sacerdotes, reveló un nuevo informe que recoge los resultados de una investigación independiente iniciada por la diócesis local. El informe, de 440 páginas, fue publicado el 18 de julio. La investigación independiente, encabezada por el abogado Ulrich Weber, se prolongó durante varios años.

Un documento, de más de 400 páginas, señala a 49 miembros de la Iglesia Católica Apostólica Romana como perpetradores de los abusos que se habrían llevado a cabo entre 1945 y principios de la década del '90 contra niños de la escuela de la catedral de Ratisbona (Baviera, Alemania), según explicó el abogado responsable de la investigación, Ulrich Weber.

Fue la actual dirección del coro la que en 2015 encargó a Weber que indagara sobre las acusaciones y desde entonces el abogado entrevistó a centenares de involucrados y víctimas, la mayoría de alumnos de preescolar y de secundaria.

Las cifras ahora vertidas superan con creces el número víctimas que se recogía el informe preliminar del caso, presentado en enero de 2016. Aquel reporte hablaba de 231 víctimas y de 10 perpetradores.

Las denuncias del músico en 2010 provocaron un terremoto en la ciudad bávara de Ratisbona (Regensburg, en alemán) y dejaron al descubierto que el mundo de los famosos niños cantores tenía una faceta oscura, que este martes quedó revelada en su total dimensión: al menos 547 niños fueron víctimas de abusos, una cifra ampliamente superior a la publicada en enero de 2016, cuando un informe intermedio habló de 231 víctimas. En febrero de 2015, las autoridades católicas locales solo habían reconocido 72, informa France Presse.

Parte de esos maltratos tuvieron lugar cuando el hermano del papa emérito Benedicto XVI, monseñor Georg Ratzinger, dirigía el coro, entre 1964 y 1994.

Integrantes del reconocido coro Regensburger Domspatzen, cuyo nombre se traduce del alemán como 'los gorriones de Ratisbona', estaban entre los alumnos que sufrieron violencia durante su estancia en la catedral, que para estos niños era un segundo hogar donde recibían educación tanto musical como general. Pero en realidad las víctimas de la violencia describieron aquella época de su vida como una "prisión, un infierno y un campo de concentración", publican medios alemanes.

'Azotaina al desnudo'

La mayoría de las víctimas que revelaron sus experiencias en el marco de la investigación ocultaron lo sucedido durante muchos años. Muchas de ellas recurrieron a la ayuda de psicoterapeutas para superar el trauma. Una de las víctimas reveló a varios medios, bajo la condición de mantenerse en el anonimato, que el director de la escuela en la década de 1950 practicaba un ritual especial al que llamaba 'azotaina al desnudo'. El maestro obligaba a niños de8 o 9 años a desnudarse y luego les pegaba con la mano. La víctima confesó que a veces también les violaba.

Franz Wittenbrink, un compositor que estudió en la escuela de la catedral de Ratisbona, dijo que en el lugar funcionaba "un elaborado sistema de castigos sádicos combinados con la lujuria". El compositor afirmó que el director de la escuela solía invitar a su habitación a 2 o 3 chicos, les daba a probar vino y luego les obligaba a masturbarse juntos. Wittenbrink asegura que este era un hecho bien conocido y que no entendía por qué el entonces director del coro, hermano del papa Benedicto XVI, cerraba los ojos ante esta horrorosa práctica.

La apacible y exitosa vida de los “gorriones de la catedral de Ratisbona”, el coro de niños más famoso de Alemania, sufrió un vuelco dramático la noche del 9 de marzo de 2010. Ese día, el famoso director y compositor alemán, Franz Wittenbrink, reveló en el programa de televisión Menschen bei Maischberger que los famosos gorriones eran víctimas de castigos corporales y abusos sexuales. “En las giras éramos estrellas pero cuando regresábamos al internado nos adentrábamos en un siniestro mundo de la Edad Media”, dijo.

El abogado Ulrich Weber presentó el informe final de la investigación encargada por la Iglesia: unos 500 niños sufrieron maltrato físico y 67, agresiones sexuales, incluyendo violaciones entre 1945 e inicios de la década de 1990.

'Grupos secretos'

Uno de los exmiembros del coro y víctima de violencia, Alexander Probst, aclaró que el informe no habla de 547 casos de abusos, sino que trata de 547 niños torturados y violados sistemáticamente durante muchos años. El propio Probst se enfrentó a la violencia física cuando estaba en el 3er. grado.

Cuando estaba en secundaria, un profesor le obligó a entrar en un 'grupo secreto' en el que el docente bebía cerveza, fumaba y miraba pornografía con los alumnos. Probst confiesa que por la noche el maestro entraba en el dormitorio, se instalaba en su cama y lo violaba. Según sus palabras, esto pasó más de un centenar de veces hasta que se lo contó a su padre, quien lo inscribió de inmediato en otra escuela.

Ulrich Weber reveló que la Iglesia habría fomentado una "cultura del silencio" sobre el caso, lo que permitió a los sacerdotes y profesores agredir a los menores durante seis décadas. El investigador subrayó en varias ocasiones que Georg Ratzinger, el hermano mayor de Benedicto XVI, tenía que conocer algunos de los casos, aunque él ha negado tener cualquier tipo de información.

Cuando Alemania se enteró de la violencia y los abusos sexuales que marcaron la vida de los niños cantores hasta comienzos de la última década del siglo pasado, el entonces obispo de Ratisbona, Gerhard-Ludwig Müller, intentó sin éxito minimizar el escándalo y dejó saber, a través de un portavoz, que sólo cuatro o cinco niños habían sido maltratados. El obispo dejó su cargo en 2012 cuando fue llamado por Benedicto XVI para ocupar el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, cargo que ejerció hasta el mes de julio pasado cuando fue destituido por papa Francisco.

La actuación de Müller en los años que permaneció al frente del obispado de Ratisbona fue duramente criticada este martes por el abogado Ulrich Weber, quien denunció que el exobispo había jugado un papel decisivo para impedir que el escándalo fuera investigado a fondo. “Prácticamente todos las personas que tuvieron una responsabilidad en el coro estaban informadas de los casos de violencia”, dijo el abogado. “Todos mostraron poco interés en el tema. Para ellos era más importante proteger la institución; ignoraron a las víctimas y protegieron a los responsables”.

El propio Ratzinger confesó haber dado bofetadas a sus discípulos, aunque puntualizó que después se disculpaba ante ellos. El hermano del papa dejó de recurrir a esta práctica en 1984, cuando la Iglesia prohibió el castigo corporal. Ratzinger admitió que se sentía culpable por los castigos, pero al mismo tiempo los calificó como "una reacción normal a los errores y la desobediencia".

En 2010, el coro, con más de 1.000 años de antigüedad, fue sacudido por una ola de denuncias de abusos sexuales interpuestas por antiguos miembros. Y en 2013, más de 400 víctimas presentaron y detallaron los abusos sufridos a manos del personal eclesiástico.

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