"JEHOVÁ ES MI PASTOR"

El Salmo de Elisa Carrió

El último tuit que la muy tensa semana pasada difundió Elisa Carrió (en la Casa Rosada abundaba el enojo con ella, no sólo por la suspensión de la sesión en Diputados y por el rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia. También, se dice, por el supuesto rechazo al 'capitalismo de amigos' que supondría aprobar las estaciones de servicio de Shell para Pampa Energía/Marcelo Mindlin), fue un salmo del rey David, el N°23, y también lo difundió por Facebook.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,..https://t.co/9QWcBolYmL

¿Y qué quiso decir Carrió con el Salmo 23?

El escrito del rey David es una oración de esperanza en medio de la tempestad.

Al respecto, escribió el teólogo Carlos Vargas Valdez:

"Todos estamos familiarizados con el Salmo 23. Su mensaje de consuelo es muy conocido aun entre los incrédulos. Este célebre Salmo fue escrito por el Rey David, y su pasaje más famoso está en el verso de entrada: “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”

La palabra Hebrea que David usa en este verso para “faltará” indica el significado de no tener. En otras palabras, David está diciendo, “No me falta nada.” Cuando combinamos este significado con la primera parte del verso, David está diciendo, “El Señor me dirige, me guía y me nutre, por eso, nada me falta.”

En este breve verso, David nos da otro reflejo del carácter y la naturaleza del Señor. La traducción literal en Hebreo de la primera parte del verso es Jehová Rohi (Ra’ah). Significa “El Señor mi pastor.”

Jehová Rohi no es un pastor benigno y pasivo. El no es como un asalariado –alguien que sólo provee guía y comida. El no solamente apunta hacia los pastos y las lagunas de agua y nos dice, “Ahí está lo que necesitas. Ve y come.” Ni tampoco se hace el ciego a nuestras necesidades. El no corre hacia el lado opuesto cuando escucha nuestros gritos de ayuda ni cuando ve que estamos en problemas. No. Él conoce cada dolor que soportamos, cada lágrima que derramamos, cada herida que sentimos. El conoce cuando estamos demasiado cansados para dar otro paso hacia adelante. El sabe cuánto podemos soportar. Más que nada, Él sabe cómo rescatarnos y llevarnos a un lugar para sanarnos. Una y otra vez, nuestro pastor viene a nosotros, nos trae y nos lleva a un lugar de descanso. Él continuamente nos hace descansar para tener un tiempo de sanidad y restauración.

Jehová Rohi –El Señor nuestro pastor– nos insta a que lo sigamos para ir a su descanso, para que Él pueda “shekinah” en medio de nosotros. El Señor dice en Éxodo 29:45 “Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios.” Aquí, la palabra Hebrea para “habitaré” es “Shekinah”, que significa “permanecer por”, o “asentarse junto a.” Esta palabra no significa una presencia pasajera, sino una presencia permanente –una presencia que nunca nos deja. En resumen, la gloria Shekinah de Dios no es una marca que desaparece de nuestros corazones como una tinta invisible. No, es algo que Dios implanta permanentemente en nuestra alma. Es su eterna y muy cercana presencia.

El cuadro aquí es glorioso: Nuestro pastor ofrece venir a nosotros en medio de nuestro dolor y depresión, y sentarse a nuestro lado. Él promete vendar nuestras heridas y fortalecer aquellas áreas que han quedado enfermas y malogradas.

Esa es la gloria Shekinah de Dios. La presencia del Señor que permanece y que dura para siempre, muy a menudo la experimentamos cuando estamos en apuros. Nuestro gran pastor nos dice, “Yo quiero restaurarte. Y lo voy a hacer estando presente contigo, aún en el valle y en las sombras de muerte. Mi presencia estará contigo aún en medio de todo lo que el enemigo lance contra ti. Aún si tratas de alejarte de mí, yo voy a correr tras de ti. Y cuando te alcance, te tomaré en mis brazos y te llevaré a mi descanso. Entonces vendaré tus heridas y sanaré todas tus enfermedades”.

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