¿DÓNDE ESTÁ EL ESTADO?

Tartagal, ciudad apocalíptica: Bebés decapitados, fugitivos y narcos

Narcotráfico, negligencias y fugas de reclusos, son algunos hechos suscitados en la localidad salteña, llamada Tartagal, donde conviven siete etnias aborígenes, en una población de muchos matices culturales, pero llena de penurias a la cual no parece llegar la mano del Estado. Solo en el mes de diciembre tres insólitos sucesos empañaron las fiestas de fin de año a varias familias, por no decir a toda la comunidad.

Tartagal es una de esas ciudades en las que parece suceder de todo pero ninguna autoridad se hace cargo. Esta pequeña localidad al noreste de la Argentina, perteneciente a la provincia de Salta, pareciera no tener ley frente a los terribles acontecimientos que allí se generan.

Narcotráfico, negligencias y fugas de reclusos, son algunos hechos suscitados en esta localidad, donde conviven siete etnias aborígenes, en una población de muchos matices culturales.

Hoy el norte salteño parece ser un territorio en disputa, donde la gente vive a diario calamidades y penurias, y la mano del Estado parece no llegar nunca. Tal es el caso de Reina Natalia Valazquez y su familia que vivieron un terrorífico momento en vísperas de Navidad.

Una triste historia para Navidad

Todo ocurrió en vísperas de Navidad cuando "por accidente" uno grupo de obstetras del Hospital Juan Domingo Perón pusieron fin a la mayor ilusión de una mujer, la espera de un hijo.

Según informaron algunos medios, incluidos varios internacionales, un grupo de galenos que atendían el parto prematuro de Reina Natalia Valazquez arrancaron el cuerpo de un bebé en pleno proceso de parto, dejando la cabeza de la criatura dentro de la madre.

Como se trataba de un bebé pequeño, los médicos que atendían la emergencia decidieron que la mujer diera a luz de forma natural, desechando la posibilidad de una cesárea pese a las escasas 22 semanas y la posición podálica en la que se encontraba la criatura.

El día de ayer Reina Natalia y su esposo dieron a conocer los detalles de la tragedia después de presentar un reclamo de negligencia grave contra el centro de salud.

Reina detalló que tras romper fuente fue llevada de emergencia al hospital, cuando entró en sala de parto su esposo salió a comprar pañales, para proveer al menor ante la acelerada llegada, cuando regresó encontró a uno de los médicos con el cuerpo sin cabeza.

"Sabía que el bebé estaba vivo porque me hicieron una prueba de eco antes de llegar y el corazón me latía con fuerza. Y cuando llegamos al hospital hicieron otra prueba de eco y mi esposo escuchó el latido del corazón del bebé. Cuando se rompieron mis aguas, el médico me llevó a la sala de partos y comenzó a empujar mi estómago y estirar al bebé a pesar de que no sentía dolor prenatal", explicó la afectada madre.

Reina recuerda haber pedido una cesárea pero la respuesta de los médicos fue negativa, ya que "no había nadie alrededor que pudiera hacerlo". Sin embargo, cuando el mal ya estaba hecho "rápidamente encontraron a alguien que podría" haberla asistido en un nacimiento no natural.

"Estaba estirando y girando el cuerpo del bebé, lo sentí. Lo hacían muy duro, fue muy doloroso. No sabemos si fue un médico o una partera quien tiró del bebé para que su cabeza se separara del cuerpo", acotó.

Por su parte, los galenos en su defensa señalaron que Reina Natalia tenía 11 centímetros de dilatación cuando llegó al centro hospitalario, por lo que no se realizó una cesárea.

José Fernández, el director del hospital, dijo que la dificultad ocurrió luego que el cuerpo del bebé saliera, "cuando llegó a la cabeza, hubo un espasmo en el cuello uterino que comprimió el cuello del niño".

"El obstetra llamó a otro médico que intentó liberarlo con una maniobra, se produjo una rotura y se produjo un desprendimiento, se decapitó y se dejó la cabeza adentro", añadió.

Además, informó que los médicos habían planeado realizar una cesárea para extirpar la cabeza, pero que antes de que el procedimiento pudiera comenzar, la mujer lo expulsó de forma natural, junto con la placenta".

Posteriormente, el bebé fue entregado en una caja blanca, junto con la placenta, a la pareja devastada, que supuestamente tomó un taxi con los restos de su bebé de regreso a la casa de su familia.

Fugitivos de fiesta en Fin de Año

En otro hecho insólito, acaecido en el Tartagal, 14 presos se fugaron en la madrugada de este jueves de la Comisaría Número 42, sin que las autoridades policiales sospecharan o se dieran cuenta.

Tras un importante despliegue de seguridad las autoridades a logrado capturar a solo 3 de los 14 fugitivos, situación que mantiene en vilo a la comunidad que espera, con temor, sean apresado de nuevo antes de las festividades de Fin de Año.

La mayoría de los fugitivos se encontraban bajo arresto por los delitos de robo y robo con uso de armas. Las investigaciones iniciales dejaron ver que los convictos aprovecharon el corte de suministro eléctrico en la ciudad, violentaron barrotes de una celda y huyeron saltando una tapia que da a calle España.

Por otra parte, la oficina de Asuntos Internos dependiente de la Secretaria de Seguridad, iniciará las actuaciones tendientes a determinar la responsabilidad que le cabe a los efectivos que prestaban servicio en la dependencia cuando ocurrió el hecho.
Al momento de la fuga, solo dos efectivos se encontraban a cargo de la custodia y el cuidado de 42 detenidos alojados en la Comisaría 42.

Narcos no descansan ni en las fiestas

En la guerra por ganar terreno, los ataques no son solo entre bandas delictivas, dedicadas al narcotrávico, sino con la comunidad. En el norte salteño, los habitantes y periodistas son los nuevos objetivos de los delincuentes, quienes en los últimos días quemaron un auto a dos reporteros y un grupo de 'dealers' impidió una movilización de vecinos a hondazos y palos, en la parte oeste de Tartagal.

Los vecinos dicen que la Policía está desbordada, que con escasos recursos realiza operativos contra la venta de estupefacientes, pero que ese esfuerzo resulta insuficiente.

El lunes a la madrugada, desconocidos ingresaron al garaje de la casa de los periodistas Víctor Hugo y Raúl Cortez. Sacaron el auto de ambos, un Fiat Palio, y lo incendiaron frente a la residencia, que está a pocos metros de la del jefe de la Unidad Regional 4 de la Policía, Fernando Camacho.

Víctor y Raúl trabajan en un canal de cable de Tartagal y desde allí hicieron varios informes sobre la venta de drogas. Ambos habían recibido amenazas hace una semana, hechos que denunciaron en la policía y no descartan hayan sido motivados por sus recientes informes periodísticos.

En otro hecho, en el barrio 9 de Julio se había reunido la comisión de seguridad vecinal, que también integran delegados del barrio Belgrano (dos sectores potencialmente afectados por la venta de drogas), Tras dialogar, decidieron hacer una marcha para llamar a los ciudadanos a hacer un pedido masivo por seguridad, al salir a la calle, un grupo de jóvenes, que los vecinos relacionaron con la venta de sustancias ilícitas, comenzaron a tirarles piedras y palos, lo que impidió la movilización.

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