ADIÓS A NICANOR PARRA

Un embutido de ángel y bestia

A los 103 años ha fallecido en la localidad costera chilena Las Cruces, el poeta, matemático, físico y académico chileno Nicanor Segundo Parra Sandoval, informó el ministro de Cultura del Gobierno de Chile, Ernesto Ottone. Hermano mayor de 9 Parra, incluyendo la cantautora y artista Violeta Parra, el autor de 'Poemas y Antipoemas' era una de los mayores leyendas de la literatura hispanoamericana del siglo XX.

Patriarca de una de las familias artísticas más importantes de Chile (hermano mayor de Violeta Parra, y de los folcloristas Lautaro, Roberto, Hilda y Lalo; tío de de los también cantautores Ángel e Isabel Parra; y padre de la cantante Colombina y de la artista Catalina), Nicanor había nacido en 1914 en San Fabián de Alico (Región del Biobío).

Profesor de Matemáticas en el Liceo de Chillán y en la Universidad de Chile vivió durante su juventud en USA y el Reino Unido, y más adelante viajó por Suecia, España y la Unión Soviética. Su obra literaria arrancó en los años '30, con incursiones en el cuento y el ensayo. En 1937 editó su 1er. libro de poemas, Cancionero sin nombre. Pero en 1954 llegó con la "antipoesía", una rebelión contra el canon poético reinante en Chile, que se materializó en libros como 'Poemas y Antipoemas'.

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Sensaciones
I. Ensueño

Los ojos rebosan de plumas cansadas
y yo voy dilatándome
cual la niebla olorosa se dilata en la sombra.
Los caminos se están diluyendo en los parques
y una acequia está quieta.
Yo no sé si es que parto o que llego
si es que hablo o que callo.
En las puertas distantes y opacas
los amigos de antaño
se están envolviendo en la tenue penumbra
de las plumas que llueven.
Hay paisajes de bronce en los charcos
y en los acantilados
suenan rondas de niños de palo
y de niñas de mármol.
Caminando por las avenidas y llanos
yo dejé mis recuerdos guardados
en los charcos de bronce.
Me quedé con la risa brincando
en la lágrima helada
mientras cruzan la tenue penumbra
los amigos de antaño.
Entretanto le busco el manubrio
a mi bicicleta
que da volteretas de cien pejerreyes
sobre un cometa torcido.
He llegado cargado de plumas risueñas
al portón de mi casa.
Y no sé si volver o quedarme
si quedarme o seguir.
Yo me siento bajo un eucaliptus
mientras pasa a mi lado
equilibrando un remolino en la cabeza
una gallina de cristal.
Mi madre me trae en tres ampolletas de plumas
un puñado de pepas menudas.
Yo me vuelvo hacia atrás.

(De Revista Nueva, (1935-1936)

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Nicanor Segundo Parra Sandoval, el mayor de 9 hermanos, nació en San Fabián de Alico, el 05/09/1914, hijo de un profesor primario y músico, y de una modista. Él llegó con sus mejores credenciales a estudiar al Internado Nacional Barros Arana, en Santiago de Chile, donde ingresó financiado por una beca de la Liga de Estudiantes Pobres.

Después pasó a estudiar Matemáticas y Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.

Más de dos décadas llevaba retirado en su hogar en calle Lincoln 113, Las Cruces, junto al mar, donde llegaron a visitarlo escritores, políticos, académicos y estudiantes.

Parra fue el 1er. gran poeta chileno que no usó seudónimo. Que firmaba sus libros de poemas con el mismo nombre con el que pagaba las cuentas. Distinto a Ricardo Neftalí Reyes (Pablo Neruda), Lucila Godoy Alcayaga (Gabriela Mistral) o Carlos Díaz Loyola (Pablo de Rokha).

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Remolino Interior

Me gusta que no me entiendan
y que tampoco me entiendan,
camisa de seda tengo,
pero también tengo espuelas.

Si digo que yo te quiero
no es cierto lo que dijera,
y acaso no te saludo
no es cierto que te aborrezca.

Cuando recorro la plaza
me gusta que no me entiendan,
pastillas de menta compro
para corretear la pena.

Voy a sentarme a la plaza
de pena, de pena, pena,
y acaso a la plaza llego
la plaza, plaza me alegra.

Si digo que por las piedras
circula una voz de seda,
quiero decir que en el río
me bebo la luna llena.

Y como quiero que nadie
sepa lo que me interesa
me pongo a amansar potrancas
celestes sobre la arena.

Y como Chile es mi fundo
me gusta seguir la cueca,
con una chaqueta corta
y un pañuelito de menta.

Al viento lo voy siguiendo
con un chicote de abejas,
el viento, viento se esconde
detrás, detrás de las puertas.

Si vendo a mi negra vendo
todo lo que a mí me queda,
pero la vendo y la vendo
para que nadie me entienda.

Y acaso quiero que nadie
me pida mi yegua yegua,
le digo que si es de noche
se asusta de las estrellas.

Y acaso es de día claro
se asusta de las espuelas,
yo quiero que nadie entonces
me entienda ni que me entienda.

Cuando me subo a los árboles
es luna mi calavera,
me gusta, me gusta, gusta,
me gusta que no me entiendan.

Pero hablando en serio serio
que nadie me niega niega
que cuando subo a caballo
me pongo mis dos espuelas.

(De Cancionero Sin Nombre, 1937)

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Con 23 años, en 1937, Parra debutó en la literatura con el poemario "Cancionero sin nombre", influido por Federico García Lorca,que ganó el premio Municipal de Santiago y le valió que Gabriela Mistral lo señalara como “el futuro poeta de Chile”. Pero Parra guardó silencio por varios años y solo entregó algunos poemas sueltos.

Él se concentró en profundizar su interés por la literatura anglosajona, lejos de los grupos que replicaban el surrealismo nacido en París (Francia). A inicio de los '40, Parra viajó a USA para un posgrado en Mecánica Avanzada en la Universidad Brown. A su regreso asumió como director interino de la Escuela de Ingeniería de la U. de Chile.

En 1949 se embarcó a Inglaterra, becado por el Consejo Británico para estudiar en Oxford un Doctorado en Cosmología, y dejó en Santiago a su mujer, Anita Troncoso, y sus 3 hijos: Catalina, Francisca y Alberto “Payuyo”. Leyó a Shakespeare, y preparó el libro que cambiaría el rumbo de la poesía hispanoamericana: "Poemas y antipoemas".

Su desafío y obsesión fue "Hamlet", de William Shakespeare. Parra dijo: “Soy el fantasma de Hamlet”.

“El poeta es un hombre como todos / un albañil que construye su muro: / un constructor de puertas y ventanas”, apuntó Parra en su "Manifiesto", en 1963, donde señaló: “Los poetas bajaron del Olimpo”.

Su obra antipoética, basada en el habla cotidiana, le valió detractores y elogios. El argentino Ricardo Piglia lo consideraba su “maestro” y “el mayor poeta de la lengua después de Vallejo”.

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Autorretrato

Considerad, muchachos,
Esta lengua roída por el cáncer:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales.)
¿Qué os parece mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué decís de esta nariz podrida
Por la cal de la tiza degradante.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -Nada.
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo para qué,
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con sabor y con olor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan,
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales,
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.

(De Poemas y Antipoemas, 1954).

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"Nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire", le dijo en 2011 al diario español El País.

Al hijo ilustre de Chillán, los reconocimientos le llegaron recién en la década de los '90, acompañado de admiradoras siempre más jóvenes que él. Su vida sentimental fue intensa. Tuvo 6 hijos: 3 con Anita Troncoso, luego con Rosa Muñoz tuvo a Ricardo “Chamaco”; y con Nury Tuca a Colombina y Juan de Dios.

Antes, a los 50 años llegó con escasa producción aunque abundante en propuestas y desafíos, como aquel poema "La montaña rusa" que dice así: “Durante medio siglo / La poesía fue / el paraíso del tonto solemne. / Hasta que vine yo / y me instalé con mi montaña rusa. / Suban, si les parece. / Claro que yo no respondo si bajan / echando sangre por boca y narices”.

En los '60, Parra fue traducido al inglés en las versiones de Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, William Carlos Williams y Thomas Merton.

Pero sus 2 libros esenciales fueron en los '70: "Artefactos" (1972) y "Sermones y prédicas del Cristo de Elqui" (1977).

Pero hacía tiempo él había escrito su final.

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Epitafio

De estatura mediana,
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de un profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y de aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!

(De Poemas y Antipoemas, 1954).

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