La justicia de Brasil intentó ser contundente: existen pruebas de corrupción cometida por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien deberá cumplir 12 años y un mes de prisión, según un tribunal federal de apelaciones, impugnado ahora por abogados de Lula ante la Organización de Naciones Unidas.
Sin embargo, el expresidente mantiene un nivel de popularidad asombroso. De hecho, las encuestas sugieren que el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) ha ganado apoyo en los últimos meses y encabeza de la carrera para las elecciones presidenciales de octubre.
4 motivos de la popularidad ascendente de Lula:
> Movilidad social
Durante la presidencia de Lula, entre 2003 y 2010, 30 millones de brasileños se elevaron por encima del umbral de la pobreza y se sumaron a la economía de mercado. Y también hubo una mejora del sistema educativo y se crearon becas para asegurar que los estudiantes más pobres tuvieran acceso a la educación superior.
> Crecimiento económico
Cuando Lula concluyó su mandato, en medio del boom del precio internacional de la soja, había una economía en auge, una tasa de desempleo inferior a la de USA o Alemania y un impresionante optimismo sobre el futuro de Brasil. La nueva clase media alimentaba el consumo. Además, Brasil también descubrió enormes reservas de petróleo en aguas profundas. Brasil fue uno de los últimos países en entrar en recesión en 2008 y uno de los primeros en salir en 2009, y sin que un solo banco se hundiera. El problema lo recibió Dilma Rousseff, quien no supo/no pudo maniobrar velozmente ante el cambio de escenario global.
--------
--------
> Liderazgo
Lula pasó de vivir en extrema pobreza rural en el norte de Brasil (se dice que ni siquiera probó el pan hasta los 7 años) a presidir la mayor economía de América Latina: su historia personal proyectó una imagen que coincidía con la idea de "orden y progreso" en Brasil, tal como se lee en su bandera. Barack Obama lo llamó "el político más popular del planeta". El haber conseguido que Brasil fuese elegido sede de la Copa Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 fueron parte de ese fenómeno de orgullo brasilero.
> Desencanto general
Lula está lejos de ser el único político de Brasil condenado por corrupción: el esquema de sobornos financiaba a todos los partidos. Varios de los más encarnizados enemigos de Lula se encuentran ya condenados con más pruebas que las reunidas contra Lula. Hasta el actual presidente de Brasil, Michel Temer, fue imputado por corrupción y obstrucción de la justicia por la fiscalía de su país, pero el Congreso evitó que pudiera ser juzgado y separado del cargo, en una de las negociaciones más onerosas de la historia de Brasil. Según la encuesta Latinobarómetro 2017, Brasil es el país de la región donde el gobierno tiene la aprobación más baja y la democracia reúne el menor nivel de satisfacción popular.
En ese escenario encuentra una coyuntura favorable el hombre que de niño abandonó su empobrecido Pernambuco, con 12 años fue lustrabotas en São Paulo, y luego fue obrero metalúrgico en el cinturón industrial del ABC. A fines de los años '70, él organizó la central sindical CUT (Central Única de Trabajadores) y el Partido de los Trabajadores (PT).
El cuestionado juez Sergio Moro lo acusó de corrupción pasiva y lavado de dinero por la supuesta compra de un departamento en el balneario de Guarujá, estado de São Paulo, a cambio de favorecer a la constructora OAS, aunque no existe ningún documento a su nombre, ninguna prueba concreta sino las inferencias del magistrado y la fiscalía.
Sin embargo, al rescate de Moro, el analista brasileño Murillo de Aragão, profesor de la Universidad de Columbia, le dijo a la revista colombiana Semana desde Nueva York que “fue una decisión judicial con bases, no un juicio político sino técnico, pero que lamentablemente tendrá una repercusión muy importante. (...) la estrategia del PT es forzar una situación en la cual él sea el candidato” y esperar a que la justicia defina.
Todavía existen varias instancias judiciales. En últimas, el Tribunal Superior Electoral (TSE) definirá si Lula puede registrar su candidatura.
Entre los enormes casos de corrupción juzgados en Brasil, el de Lula parece una pequeñez: en septiembre de 2017 el exgobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, del PMDB, el partido del presidente Temer, fue condenado a 45 años y 2 meses de cárcel por los delitos de corrupción pasiva, lavado de dinero y asociación ilícita por un escándalo que envuelve más de 50 millones de reales (US$ 16 millones).
Enviá tu comentario
IMPORTANTE: Este es un espacio de participación de usuarios.
Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los usuarios y no reflejan la opinión de Urgente24
El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusion de comentarios no apropiados o insultos. Enviar un comentario implica la aceptación del Reglamento