ATENTO LOS CAPUTO: TRASPIÉS GEMELOS EN USA

Comodoro Py, última parada del trade carry, pero Wall Street mira los números

El ministro de Finanzas, Luis Caputo, es primo de Nicolás Caputo, el mejor amigo y ex socio del presidente Mauricio Macri, junto a Angelo Calcaterra, en negocios de obra pública (Iecsa) y subsidios fueguinos (Mirgor), entre otros. “Nicky”, avenido a vicepresidente del Merval, se acaba de dar el primer palo en Wall Street con el lanzamiento de Central Puerto, del grupo italiano al que también pertenece Edesur. Casi lo sufrieron en tándem con Corporation América Airports de Eduardo Eurnekian, apenas unos días después de la que se comunicó como exitosa presencia de Mauricio Macri en el foro económico mundial de Davos, en el que Argentina estrenó su presidencia temporaria del G-20. No ayuda a la argumentación de los analistas que vinculan el traspié a la política de tasas de EE.UU. que las calificadoras de riesgo hayan decidido no exhumar al país, en enero, de la categoría de fronterizo para pasarlo al mundo normal de los emergentes, pese a que el electorado aventó la posibilidad de un rebrote populista y que el gobierno llevó al Congreso las reformas económicas comprometidas y postergadas por la campaña. De todos modos, el trade carry con Lebacs y eventuales sucedáneos del dólar que practica el Banco Central cada semana suele no reparar en dudas macroeconómicas, tentados como están los fondos de inversión participantes con las suculentas rentas. En los tribunales siguen atentamente la evolución de estos negocios, con las presuntas vinculaciones de allegados a prominentes funcionarios, lo cual ha despertado inquietud en la autoridad monetaria, ávida ahora en deslindar responsabilidades.

"El carry es el retorno (beneficio) que produce un activo mientras lo mantenemos en nuestra posesión (si es positivo) o el costo de mantener un activo (si es negativo). La idea es sencilla. La inversión en divisas supone comprar una divisa para simultáneamente vender otra, o lo que es lo mismo, nos financiamos en una divisa e invertimos ese dinero en otra. El inversor de esta forma apuesta a que una de las divisas se va a apreciar (divisa de inversión) respecto a la otra (divisa de financiación). No hay que confundir el carry trade con el arbitraje. Con el arbitraje se gana siempre una utilidad, con el carry trade sólo si nada cambia."
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Transcurrió enero, 1er. mes de 2018, sin incertidumbres electorales a la vista ni fantasmas populistas acechando, y la calificación argentina de las consultoras internacionales no pasó de fronteriza a emergente, como habían presagiado algunos gurúes de la comunidad financiera que sucedería en el inicio de enero. La condición era que el oficialismo ganara los comicios de medio término de octubre y llevara al Congreso las reformas económicas prometidas.

Tampoco surtió efecto concreto en el ánimo de los inversores la presencia del presidente Mauricio Macri en el foro económico mundial de Davos, estrenándose como líder temporario del G-20, y hasta Wall Street, que había tratado muy bien a las acciones de empresas argentinas, aun durante la gestión antimercados de CFK, acaba de propinarle un sosegate a sendas emisiones de Corporation América Airports y Central Puerto. No convalidó precio ni volumen.

Y eso que Martín Eurnekian tocó la campana, con la concesión exclusiva de 52 aeropuertos en 7 países asegurada y una ganancia sin contar impuestos de US$357 millones. Y que, casi enseguida, hizo la prueba en la Gran Manzana un caballo del comisario, Nicolás Caputo, con resultado peor al esperado en el lanzamiento de la IPO de Central Puerto, la principal generadora eléctrica privada del país, un rubro privilegiado por la política tarifaria que aplica el gobierno nacional.  

Es cierto que la oportunidad para el debut no era la más propicia, porque el índice Dow Jones venía para atrás, pero no lo es menos que dos perlas de una gestión macrista, que no tiene demasiadas para lucirse, no se salvaran del traspié general.

El arribo de Central Puerto a la principal plaza bursátil del mundo lleva a 21 las integrantes de la pizarra argentina: colocó la mitad de su oferta a pesar de haber resignado precio y, previamente, la Corporación América también había tenido que poner el cartelito off a sus acciones para revalidarse en el selecto club.

Si bien ambos casos podrían entrar en las generales de la ley de algún incipiente cambio en la aversión del riesgo en Wall Street como consecuencia de la política monetaria de elevación de tasas que insinúa Estados Unidos, hace sonar las alarmas en cuanto a la consideración de las magras perspectivas que asignan los analistas internacionales a la economía del país tras el recálculo que sube las metas de inflación y modera las de crecimiento.

Evidentemente tuvo que repercutir sobre los mercados que el costo del dinero haya estado aumentando en el año (de 2,405% para el T10 a fin de 2017 a 2,854% el viernes pasado), y que, en ese contexto, sea previsible el incremento a 10 días (8% frente a un promedio posMacri de 0,5%, STD 7%), pero la advertencia quedó flotando y ahora le tocaría probar suerte a la IPO de Bioceres, la compañía agrobiotecnológica que aúna las dos puntas del crecimiento productivo nacional: las ventajas agrícolas comparativas de los commodities con los brotes de talento vernáculo en la industria del conocimiento.

Quedaron ahora también expectantes en sus planes para incursionar en la bolsa neoyorquina Molinos Cañuelas, Distribuidora de Gas del Centro, el holding eléctrico DESA y hasta la productora de energía térmica y renovable, Genneia, por la que la Casa Rosada siente tan especial simpatía que fue bendecida por la visita del jefe de Estado en su primer acto de agenda del año.

Como la caridad bien entendida siempre empieza por casa, también es verdad que el proceso de internacionalización de las empresas tiene como referencia ineludible la evolución del mercado local de capitales, que en Argentina es prácticamente inexistente: no llega ni a la mitad de participación en el PBI que los más flojos del vecindario y está lleno de catenaccios que un proyecto de ley que lleva tiempo dando vueltas por los cajones del Congreso tenía el propósito de desanudar.  

Tampoco las consultoras exteriores de riesgo, que vienen siendo pródigas en palmadas en la espalda y elogios a la administración macrista, ascienden al país de la calificación B ni le conceden la categoría de emergente.

Mucho parece no preocuparles a los fondos internacionales de inversión, que nada más que en enero destinaron u$s 30.000 millones a estos mercados, de los cuales América Latina recibió US$ 7.300 millones contra US$ 19.000 millones de los asiáticos en el mismo periodo. Sería el mejor comienzo de año desde 2015, señaló el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas inglés).

Bicicletas

El trade carry argentino siguió atrayendo capitales a estas playas (no se difundió cuántos el mes pasado), si bien, eso sí, no creen capaz a Macri de trapisonda alguna, como el default u otras artimañas que vinculan más a las prácticas peronistas. La zanahoria es un manjar, porque el beneficio con las rentas es único.

Además, el contexto internacional, todavía favorable, estuvo ayudando a que, pese a la paulatina pero constante suba de la tasa de los bonos del Tesoro estadounidense, los inversores extranjeros dejaran en la Argentina US$ 40.0000 millones en 2017.

Datos parciales del IIF afirman que los flujos a naciones emergentes alcanzaron en 2017 los US$ 180.000 millones y que economías como la de India recibieron entradas netas de US$ 80.000 millones, más del doble que el año anterior.

Pero la inyección exprés de capitales drena, asimismo, hacia afuera de las fronteras, donde los argentinos juntaban, al 3er. trimestre del año pasado, según INdEC, US$ 262.343 millones, o 44% del PIB.

No contribuye mucho que digamos esta inclinación off shore que cultivan los propios gobernantes, antes que nadie, con la necesidad de atraer sangre nueva o, por lo menos, paciente en el tiempo. Tampoco que se haya dado por levantado el default y no cesen las demandas judiciales por la deuda que había sido repudiada, ni se cumpla con los pagos comprometidos. Ni mucho menos que los resultados macroeconómicos continúen sin enderezarse transcurridos ya más de dos años de gestión, sino todo lo contrario, que las perspectivas del año hayan ido para peor.

Es sugestivo que el titular de Bolsas y Mercados Argentinos (ByMA), Ernesto Allaria, haya afirmado que "en junio seguramente entremos en el índice de mercados emergentes del MSCI, ya que el mercado se anticipa y los fondos extranjeros siguen viniendo", siendo que, en el "2017 Market Classification Review, el índice más popular de mercados emergentes, nos había bochado.

Amigo del mejor amigo del Presidente, Allaria aseguró que "es el momento de apostar por la Argentina", y agregó que, en ese contexto, la plaza espera, al menos, la llegada de unas 10 nuevas cotizantes a la plaza bursátil local para 2018.

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