LUNES NEGRO

El mercado recibió a Jerome Powell con la mayor caída diaria en puntos de su historia

El mercado teme ahora que la economía se esté sobrecalentando y la Fed tenga que subir los tipos demasiado deprisa. Por ahora, da por hecho que habrá un alza del 'precio del dinero' en marzo. El pánico final es el que ha dejado el titular de la peor sesión en seis años, en medio de la temporada de resultados, vital para los analistas ante el temor que producen las valoraciones, que están muy por encima de su media histórica, después de los continuos récords del año pasado y de inicios de 2018.

El índice del miedo de Wall Street (VIX) alcanzó máximos de 2015, mientras que indicador que marca la volatilidad del mercado escaló hasta 31,8 puntos, registrando un alza del 85%, el mayor repunte en una sola sesión de toda su historia.

El desplome bursátil se produce en el 1er. día en el que Jerome Powell es presidente de la Reserva Federal (Fed). El banco central estadounidense está detrás del incremento de la tensión por parte de los inversores, después de que en la última cita que presidió Janet Yellen hubiera un marcado endurecimiento del discurso al reflejar expectativas de que la inflación se irá al 2% interanual este año, un cambio de discurso poco habitual en reuniones en las que no hay comparecencia posterior del máximo mandatario ni actualización de las previsiones.

El desplome en Wall Street está secundado por las mayores compañías del mundo. Las ventas se han extendido a todos los sectores. No se han librado ni petroleras como Exxon Mobile o Chevron ni gigantes del consumo como Macdonnals o Coca-cola, farmacéuticas (Pfizer o Johnson &Johnson) o industriales como Boeing. Y hasta los grandes bancos, entre los que se encuentran Goldman Sachs o JP Morgan. Todas ellas han cedido cerca del 5%. Tan solo se pueden contentar algo las tecnológicas, que pese a caer lo hacen menos que el resto.

La excusa que está sirviendo de corrección en las últimas sesiones es el repunte de las rentabilidades de la deuda que tienen su mejor reflejo en los bonos de USA y Alemania. Después de años en los que la deflación llevó a los bancos centrales a desplegar todas sus armas para combatirla, ahora los precios empiezan a dar síntomas de recuperación.

Ahora, la mejora de los salarios en la economía Nº1 del mundo, por 1ra. vez desde el estallido de la crisis, sumado al impacto de la reforma fiscal de Donald Trump llevan a los inversores a descontar una subida de los tipos de interés más agresiva.

La sesión fue marcada en los primeros compases por el desplome del 9,2% de Wells Fargo, después de que la Fed decidiera prohibir al banco su expansión por su "mala conducta" reciente ante el escándalo de las cuentas falsas, al menos hasta que "mejore" su gestión. Esto ha sido suficiente para provocar un 'efecto arrastre' sobre el resto de valores, en un día en el que el crudo también corrigió con fuerza, un 2%, y golpea al sector petrolero.

De momento, Jerome Powell, que juró su cargo al frente de la Reserva Federal (FED) no se ha pronunciado y el mercado solo está poniendo en precio tres subidas de tipos este año, en línea con las previsiones de la institución. Pero el simple rumor de una posible aceleración en el proceso de subida de las tasas es suficiente para desatar los nervios entre los inversores.

Los inversores, no obstante, pusieron freno a los ascensos. Aún así la rentabilidad del bonos de USA a 10 años está en máximos de enero de 2014 (2,84%) y la del bund, en niveles de septiembre de 2015 (0,74%). El ascenso en la deuda alemana ha favorecido a la prima de riesgo española que permanece al filo de los 70 puntos básicos.

Sin embargo, el repentino crac en Wall Street se extendió también al mercado de deuda. El bono a 10 años pasó en unos minutos de ese 2,84% al 2,72% para después repuntar.

Las firmas de análisis ya lo advertían en sus perspectivas para 2018, y aunque elegían a la renta variable como el principal activo, afirmaban como riesgo la corrección en la Bolsa estadounidense.

Por ese motivo, Goldman Sachs apuntó que la corrección era inevitable pues el S&P 500 estaba inmerso en su periodo más largo sin corrección de más del 5% desde la Gran Crisis (1929).

El desplome, según los analistas, se produjo porque los computadores de Wall Street estaban programados para vender cuando el Dow Jones bajara de ciertos niveles, lo que provocó que el principal indicador neoyorquino llegara a bajar incluso de los 24.000 puntos.

Aunque con el transcurso de los minutos logró recuperar parte del terreno perdido, el Dow Jones acabó perdiendo un 4,6%, hasta 24.345 puntos, borrando todas las ganancias que había acumulado en el arranque de año y ahora el saldo de 2018 pasa a ser negativo.

Los otros dos índices de referencia de la Bolsa de Nueva York también sufrieron un castigo severo. El S&P 500 retrocedió un 4,1%, hasta 2.648 puntos, firmando su peor sesión desde agosto de 2011. El Nasdaq Composite recortó un 3,78%, hasta 6.967 puntos.

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