CRÓNICAS DE 2019

28/02: El nuevo divorcio de Macri

Mauricio Macri contrajo 3 veces matrimonio y se divorció 2. Se casó y divorció con Ivonne Bordeu, se casó y divorció con Isabel Menditeguy, y se casó con Juliana Awada. Pero hay otro divorcio del que no se habla y es importante.

La agenda de la sociedad argentina alcanza una velocidad vertiginosa, incesante e implacable. Resulta muy complicado mantener la iniciativa en forma permanente, en especial cuando se trata de u ocultar o remontar escenarios adversos.

La economía que no se resuelve + la repercusión de los silbidos al presidente Mauricio Macri en lugares públicos debían ser controlados con el falso debate sobre el aborto (ya que el Ejecutivo no impulsa un proyecto sino que habilita las propuestas presentadas): en la 2da. quincena de febrero 2018 fue el nudo de la estrategia gubernamental para recuperación del control de la agenda de opinión pública.

Sin embargo, el asesinato de la niña Candela, un concejal del Frente para la Victoria en Pinamar acusado de abusar de su cuñada y el año lectivo que no arranca, se devoraron el intento. El contraataque ocurrió con la atención hospitalaria gratuita en la Provincia de Jujuy para residentes bolivianos que cruzan la frontera, otro falso conflicto ya que la dependencia argentina del gas boliviano relativiza todo, y viceversa.

De todos modos, resulta imprescindible regresar al origen de las inquietudes del Presidente, la macroeconomía argentina, que no le concede alivio.

En algún momento del pasado, los partidos políticos Compromiso para el Cambio y Recrear, luego fusionados en PRO (Propuesta Republicana), resultaron la representación de la centroderecha, herederos de la UCeDe (Unión del Centro Democrático) y el Partido Demócrata. Macri simpatizó socialmente con la UCeDe en sus años juveniles previos al secuestro extorsivo que sufrió a manos de 'la banda de los comisarios'.

Ya lanzado a crear su propio partido político -Compromiso para el Cambio-, luego de rechazar las ofertas de Carlos Menem y de Eduardo Duhalde para participar del peronismo tal como lo hizo su por entonces amigo Daniel Scioli, quien también simpatizaba con la UCeDe, y de romper con Francisco de Narváez, su 1er. socio político, Macri buscó coincidencias programáticas con José María Aznar, ex líder del Partido Popular español.

La Fundación Pensar, eje del macrismo, organizó diversas actividades junto a la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), la organización no gubernamental de Aznar.

Fueron los tiempos de Macri como ambicioso líder de la centroderecha argentina, hasta que llegó a la conclusión que así el PRO no llegaría al poder a escala nacional, tal como nunca lo consiguió Álvaro Alsogaray, asumiendo la necesidad de deslizarse para presentarse como un 'nuevo centro' diferente del 'viejo centro' (UCR y PJ).

Influyó en ese giro el marketing preparado por Jaime Durán Barba, para quien los 2 obstáculos principales que enfrentaba Macri eran

> las limitaciones ideológicas que imponía un ejercicio de centroderecha en una sociedad argentina mayoritariamente de radicales y peronistas, y

> la historia de Mauricio, hijo del millonario Franco Macri y la aristócrata Alicia Blanco Villegas, que había desembarcado en Boca Juniors buscando un horizonte propio luego de cobrar por anticipado su porción de la herencia familiar, y ahora decidía imitar al también millonario Silvio Berlusconi creando su propio partido político.

El análisis fue sencillo: "el electorado de centroderecha ya está asegurado, y ahora hay que ir por lo que falta para ganar".

Es cierto que la alianza Cambiemos nunca se habría organizado con Macri aferrado a la centroderecha. La alianza Cambiemos sólo fue posible con Macri y su PRO corridos al centro, abandonando al menos la enunciación de ciertas consignas y enfoques de los días con Aznar.

Pero también es necesario señalar que en la rotación, Macri perdió contacto con puntos de vista de la ortodoxia económia, tan cercana a esa centroderecha. El 'gradualismo' que con fervor abrazó Macri en diciembre de 2015, descartando de plano el 'shock' propuesto por Carlos Melconián, su contacto más cercano con la ortodoxia económica y la centroderecha, es explicable en el marco de ese giro del Presidente que le permitió una coincidencia con su nueva zona de confort social: casamiento con Juliana Awada, paternidad de Antonia y su adhesión al 'Arte de Vivir'.

Mientras tanto, Macri descontaba seguir contando con la adhesión casi forzosa o cautiva del electorado de centroderecha, que va desde los familiares de militares retirados -pese a que Macri siempre tomó distancia de cualquier indulto o amnistía u otro beneficio a los uniformados presos por supuestos delitos de lesa humanidad- a los simpatizantes de la libertad económica, la baja de impuestos y el emprendedorismo -pese a que durante sus años en el Gobierno porteño, Macri incrementó la carga del Fisco, la deuda pública, la planta de personal y el tamaño del Estado-.

¿Subestimó Macri el costo del desdén a la centroderecha? Resulta muy interesante observar que en esa migración, Macri perdió identidad. Ese electorado le aportaba un valor determinado, aún cuando Macri no lo reivindicara. Y nadie evaluó que la identidad no es posible construir solamente desde el marketing, que es un abanico de formas. También precisa de contenido. Un líder sin identidad, pierde liderazgo.

No debería ocultarse otra contradicción: el dinero de los Macri se hizo en un marco de proteccionismo, regulación del Estado y contratos y concesiones de obra pública que siempre acumulan sospechas en cuanto al precio final.

Para Macri Presidente fue inicialmente inadmisible, y más tarde una decepción, que las críticas más consistentes le comenzaran a llegar desde la centroderecha.

Fueron 'influyentes' de la centroderecha quienes comenzaron a cuestionar a Macri, por carecer de un plan económico, por acumular deuda pública, por enamorarse de un dólar barato, por renunciar a un ministro de Economía, por sodomizar al Banco Central, por aumentar el gasto público, por dinamitar el optimismo que el Presidente de la Nación se empeñaba en consolidar.

Macri estaba preparado para recibir quejas, críticas e insultos del kirchnerismo y de la izquierda 'trotskysta'. Es más: él confiaba en que ocurrieran, convencido de que en ese contexto él se fortalecía. Pero lo que ocurrió lo sorprendió y, desde entonces, no le ha encontrado un reenfoque.

Macri no sabe cómo reconciliarse con la centroderecha porque si bien sigue teniendo a ese público cautivo, hay muchos 'vergonzantes' entre ellos, han perdido optimismo y militancia, y han abandonado la calle.

Una cuestión central hoy día es cómo Macri consigue volver a seducir a su base electoral. En ese galimatías se ha perdido el Presidente.

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