LA MATERNIDAD

"Lo que nos hace mujeres, es lo que más desiguales nos hace"

Un informe publicado este jueves por el Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA), señaló que uno de los principales factores que afecta la igualdad de género en la actualidad es la maternidad, hecho que acarrea, además, discriminación social en empresas y hasta en casa. Las decisiones privadas ligadas a la llegada de los hijos y su crianza, como dejar el trabajo o dedicarse a los pequeños, se reflejan fuertemente en la Argentina por temas culturales y políticos. Por ejemplo: 1 de cada 2 mujeres no participa en el mercado laboral luego de la llegada de los hijos, mientras que esto no ocurre en los hombres.

Un informe publicado este jueves por el Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA), señaló que uno de los principales factores que afecta la igualdad de género en la actualidad es la maternidad, hecho que acarrea, además, discriminación social en empresas y hasta en casa.

En este sentido, IDESA sostuvo que los altos índices de discriminación laboral contra la mujer radican en la desproporción que existe en la asignación de las tareas domésticas, que de paso no son remuneradas.

La tradición cultural de colocar a la mujer a cargo de las tareas domésticas, hace crecer cada vez más la brecha salarial existente. Es por eso, la equidad de género no se logrará sólo con nuevas regulaciones laborales.

Lo que asoma la necesidad de un cambio en la cultura argentina que distribuya con equidad los roles dentro del hogar.

Sin embargo, todo esto se agrava cuando llega un hijo.

Según los datos de la Institución, con la llegada de los hijos los hombres tienden a trabajar mientras las mujeres disminuyen las cargas profesionales.

Un estudio realizado a hombres y mujeres, entre 20 y 50 años, arroja que tras ser padres, en las mujeres se registra un descenso de 15% en la participación laboral, mientras que en los hombres se observa un aumento de 7%.

El mismo patrón ocurre sobre los índices en la carga laboral: Las mujeres sin hijos dedican 34 horas a la semana a sus trabajos y luego de la llegada de los hijos, estas reducen a 30.

Para los hombres ocurre el caso contrario y aumentan a 44 horas su ocupación semanal profesional.

Todo esto viene, como decíamos anteriormente, antecedido por una desproporción de las tareas que cada quien lleva en casa, es decir los quehaceres domésticos.

IDESA sostiene que los hombres dedican solo 3,4 horas al día a las labores del hogar, mientras que el género femenino casi lo duplica con 6,4 horas.

Todo esto tiene un impacto en las remuneraciones salariales. Con la maternidad las mujeres pierden 16% de su ingreso mensual.

Esta desigualdad se acentúa más para mujeres con un bajo nivel educativo: Por cada $100 que ganó un hombre con hijos, la mujer ganó solo la mitad.

Las decisiones privadas ligadas a la llegada de los hijos y su crianza se reflejan fuertemente en la Argentina por temas culturales y políticos.

Es común que ante el desafío de la maternidad las mujeres se retiren del mercado laboral, reflejado en la caída de la tasa de actividad. Por ejemplo: 1 de cada 2 mujeres no participa en el mercado laboral luego de la llegada de los hijos.

Mientras que las que se mantienen activas eligen trabajos más flexibles y que impliquen menos horas, lo que se traduce en menores ingresos.

¿Soluciones a la desigualdad?

Entre las posibles soluciones contra la desigualdad de género, el Instituto de Desarrollo Argentino propone la implementación de planes, más allá de políticas de discriminación positiva, que promuevan y faciliten las condiciones para la reinserción laboral luego de la maternidad.

Sistemas de guarderías de tiempo completo y alta calidad, educación de doble jornada, flexibilidad de la jornada laboral, facilidad para el trabajo part-time, trabajo vía Internet desde el hogar, redefinición de las reglas previsionales compensando la falta de aportes causadas por la maternidad, entre otras, son algunas de las alternativas contempladas por el instituto que hoy no tienen cabida.

Además de acortar la brecha entre la licencia por maternidad y por paternidad, para impactar en el cambio cultural y fomentar un mayor equilibrio en las tareas domésticas.

 

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