JAQUE AL MINISTRO

Entre la verdad y la posverdad: el caso “Toto” Caputo

Luis Caputo no sólo deberá cargar con las cuestiones privadas que le imputan como hombre público sino también, durante los próximos años, cada vez que se hable de la elevada deuda pública, se lo mencionará, además de Mauricio Macri. ¿Tendría que haberse marchado con Alfonso Prat-Gay, cuando éste fue despedido por Macri antes que renunciara? ¿Eligió quedarse como una apuesta profesional? ¿Fue un negocio privado? ¿Quería satisfacer el pedido de su primo, Nicolás Caputo? ¿Tenía alguna simpatía por Macri? En cualquier caso, sus problemas no concluyen en su visita al Legislativo. De paso, una reflexión:

La palabra “verdad” tiene varias acepciones pero para esta nota partiremos de la siguiente: “Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente”.

Por el contrario la palabra “posverdad” tiene esta sola acepción: “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad.”

Pues bien el ministro de Finanzas, Luis Toto Caputo, concurre al Congreso de la Nación para responder sobre presuntas anomalías y ocultaciones en sus declaraciones sobre su participación en algunas sociedades “offshore” y por el endeudamiento contraído por el gobierno y el destino de los préstamos recibidos.

La duda que nos queda es si el ministro irá para defender “la verdad” o la “posverdad”, ya que, según contó Roberto Garcia en su editorial del programa “La Mirada” del lunes 02/04, el ministro habría sido sometido a cruentas sesiones de “coaching”, para poder salir airoso frente a la Bicameral de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda que lo interpela.

Parecería que la cosa es simple y más que entrenamiento, lo que necesitará el ministro es un poco de memoria, ya que sobre su actuación en las “offshore” las respuestas deberán ser simples, muchas por sí o por no y, probablemente, deberá fundamentar cada “sí” y cada “no” pero para eso no creo se necesite “coaching” salvo que la intención del gobierno sea la de convertir a una o más “posverdades” en “verdades”, en una palabra convencerse que las propias mentiras son verdades.

Quizás el ministro deberá juntar “papeles” o “papers” para estar más a nivel, porque nadie está obligado a recordar horas, días, meses, montos seguramente importantes, yo por ejemplo no lo podría hacer, ya que mi memoria es mínima, no fui dotado de ese bien natural, pero para esto mas que “coaching” lo que necesitaría el ministro son buenos archivos que documenten sus respuestas y declaraciones, los que seguramente podrían copiarse en uno o varios pendrives, con lo que se simplificaría sus respuestas.

Si el ministro tuvo que entrenarse, uno que es humano y tiene su dosis de maldad, se comienza a formar un prejuicio: ¿qué se busca por parte del gobierno? ¿“La verdad” o “la posverdad”?

¿Dónde ocurría que algo no olía bien…?

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