ESTO SÍ ES UN ESCÁNDALO

Tarifas sin subsidios + impuestos que no bajan: Doble imposición del Estado

Se cae el argumento de la 'fiesta gratuita' porque nunca hubo una 'fiesta gratuita': las tarifas eran bajas porque los impuestos subían para solventarlas. Pero ahora hay una estafa en marcha a los ciudadanos porque se quita el subsidio a las tarifas pero se mantiene la presión tributaria elevada que antes debía financiar los subsidios. Por ese motivo lo que viene será muy duro para Mauricio Macri si no reacciona a tiempo.

De los más de 2 años de gobierno de la administración de Cambiemos, la crisis por el aumento de las tarifas de servicios publicos de la semana que pasó, fue una de las de mayor impacto y que provocó la reacción pública del Gobierno.

Hay varios motivos para entender el porqué de tal impacto.

Desde lo político, tal vez sea la primera respuesta contundente al fallido del legislador oficialista presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, cuando ante las cámaras de la TV ninguneó a los radicales como socios de la coalición gobernante y minimizo a la oposicion por la división del peronismo.

El impacto del aumento de las tarifas en la clase media, base electoral de la Unión Cívica Radical y de la Coalición Cívica, era una oportunidad única para mostrar ambos su relevancia en Cambiemos, y sus deseos de tener mayor protagonismo en el futuro.

También fue propicio para que la oposiciòn parlamentaria elaborase una respuesta mostrándole al oficialismo que, de no cumplir las promesas del Pacto Fiscal y llegado el momento y la oportunidad, se encuentran a apenas 1 voto de no acompañar las leyes que el gobierno necesita.

Estos 2 mensajes del cuerpo político-institucional fueron una advertencia al Ejecutivo Nacional sobre cuál es su verdadera fortaleza.

El gobierno, rápido de reflejos -más cuando tenía a su equipo económico en Washington DC, vendiendo su visión optimista del futuro a los inversores y a los organismos multilaterales de crédito-, convocó a una reunión urgente para consolidar su alianza de gobierno y mostrar que en Cambiemos la-casa-estaba-en-orden.

Sin embargo, superada la crisis mediática, ¿la casa está en orden?

Desde lo político podríamos aceptar que el gobierno tomó nota de sus límites, y actuó eficientemente en los medios de comunicación para circunscribir los posibles daños, lo que sorprendió a algunos opositores por su versatilidad y cualidades políticas. Sin embargo, estas virtudes empiezan a desafinar cuando analizamos la marcha de la economía. Propios y extraños que al principio criticaban el organigrama atomizado del equipo económico, empiezan a preguntarse si esta forma de organización no es funcional para evitar conflictos de intereses. Complicadísimo en términos de transparencia y ética.

Dejando lo político de lado, y cuando los medios dan por finalizado el tema, en forma subterránea el problema empieza a tomar una velocidad distinta. Investigando la evolución de los aumentos ocurridos, llama la atención esta reacción callejera cuando apenas un 30% había recibido las facturas de gas con los aumentos recientes y, en especial, aún gozando de una meteorología primaveral.

Esto lleva a pensar que sólo se trató de una previa, y que cuando lleguen las facturas de los meses de mayo y junio, con el invierno castigando a fuerza de sus temperaturas bajas, y se sume el resto de los aumentos en electricidad, agua y combustibles, la situación podría ascender de puja dirigencia a problema social, en especial cuando el INdEC informó que sólo el 20% de la población tiene ingresos superiores a $20.000.

En forma coincidente, el Juzgado N° 2 de La Plata hace lugar a un amparo de una organización no gubernamental CEPIS -la misma que provocó la intervención y suspensión de los aumentos de la Corte Suprema en 2016-, cuando resulta que un vocero del FMI , según publicó el enviado del diario El Cronista Comercial, reveló que el Gobierno adelantó en 1 año el cronograma de aumento de las tarifas públicas.

La intervención de la Justicia puede poner en discusión la razonabilidad y proporcionalidad de las tarifas e impuestos, con riesgo para el Ejecutivo ya que, a diferencia del Poder Legislativo, no puede dar volantazos exagerados a la jurisprudencia en fallos anteriores de la Corte Suprema.

La interpretación mayoritaria es que, a causa de la volatilidad internacional que dificulta obtener créditos a tasas bajas para el financiamiento necesario, el Gobierno adelantó el cronograma de aumentos ya que con las tarifas se esconde el verdadero Pacto Fiscal: las facturas en muchas provincias alcanzan a 40% de impuestos (IVA del 21% al 27% más 5% de ingresos brutos y entre 5% y 10% de tasa municipal), y sin contar con los ingresos adicionales que resultan de las publicidades que incluyen en la correspondencia tarifaria.

Lo más preocupante para el Gobierno es que el aumento tarifario resulta el corazón del programa económico y que, considerando los aumentos ocurridos, se proyectan los recursos fiscales con los cuales apalancar el crecimiento económico.

De prolongarse y profundizarse la investigación judicial, se caerá el argumento que en 10 años no se ajustaron las tarifas públicas, contradictorio argumento cuando se dice que en el interior, a diferencia de la Ciudad de Buenos Aires, nunca se subsidió el cuadro tarifario, y se pagaban los valores verdaderos.

Además, en 2 ocasiones intervino la Justicia, que elaboró fallos al respecto, incluyendo uno por la quita de subsidios a barrios como Belgrano Barrio Norte, Recoleta, Retiro y municipios del norte de la provincia. Así se cae el argumento de la 'fiesta gratuita', ya que en el mismo periodo de la Administración anterior a los contribuyentes se les duplicaron las cargas impositivas para solventar parte de los supuestos subsidios tarifarios.

Pero si se quitan los subsidios tarifarios ¿no habrá que reducir la carga tributaria? Existiría algo así como una doble imposición de parte del Estado.

Con el argumento de financiar los subsidios ahora quitados, la presión tributaria total -nacional, provincial y municipal- pasó del 22% al 44%, una fiesta que se remonta a los años '90 cuando el IVA saltó del 13% al hoy 21% a 27%, una fiesta muy cara para dejarla de lado en los análisis de los dirigentes políticos, quienes siempre acusan al opositor, mientras los ciudadanos seguimos pagando todo, no sólo los pasajes.

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