EXPORTACIONES CONCENTRADAS EN 3 PROVINCIAS Y AGROINDUSTRIAS

Las matemáticas, más que las críticas, son la peor conspiración

La lógica del prestamista es escuchar primero la argumentación del deudor sobre su capacidad de repago, hacer sus propias mediciones, definir riesgos, fijar metas de cobranza y límites a la refinanciación. La evolución de la cuenta corriente del balance de pagos, con un déficit récord de 5 puntos del PBI, le viene indicando que la economía argentina depende cada vez más del endeudamiento para generar divisas, que su capacidad exportadora se encuentra estancada sin reacción favorable a la vista, mientras que el leve crecimiento económico y el plan de inversiones públicas presionan sobre la cuenta de importaciones. Los flujos de capitales atienden razones numéricas por sobre las palabras, creen en brotes verdes, inflación descendente o equilibrio fiscal recién cuando aparecen en los balances. Y tampoco se dejan asustar nada más que con mensajes apocalípticos de la oposición ni supuestas frivolidades en los análisis mediáticos. La consultora DNI, que dirige Marcelo Elizondo, vuelve a advertir en el último reporte sobre las limitaciones en la competitividad para generar divisas, ya que 65% son de origen agropecuario, 70% se concentra en 3 provincias: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, y solo Brasil absorbe el 16% de la exportación total de Argentina.

Sólo 3 de las 24 provincias concentran desde hace 25 años el 70% de las exportaciones nacionales: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, lo cual ratifica que ninguno de los distintos signos de los gobiernos de turno se ocupó fuera de las retóricas de encarar una transformación en las economías regionales.

Se las identifica con la denominada zona núcleo y con la generación de divisas que generan los commodities y los alimentos industrializados, que se movilizan principalmente por el Mercosur, en especial Brasil, con lo cual quedaron atados a la crisis institucional y la recesión del país vecino.

La evolución de la suma de las exportaciones de las 3 grandes provincias es demostrativa del estancamiento que caracteriza a la estructura exportadora: en el advenimiento de la convertibilidad, en 1993, registraba el 72% del total, en la crisis terminal del 1 a 1, en 2001, explicaban el 65%, y en 2017, tras la prolongada experiencia kirchnerista y el primer medio término del mandato de Mauricio Macri, volvieron en conjunto al 70%, analiza en su último informe de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), con la firma de su director general, Marcelo Elizondo.

Datos del Banco Mundial contrastan esta foto posada de la Argentina con el dinamismo que en los últimos lustros mostró la región latinoamericana.

En los ´90 hubo un primer salto en exportaciones medidas en dólares, al que siguió otro en los albores de la década inicial del siglo XXI y, en el último decenio, los niveles están estancados: las exportaciones de 2017 no son muy diferentes a las de 10 años antes, sostiene DNI.

La dependencia importadora del aparato productivo nacional y los recurrentes déficits gemelos (fiscal y comercial) que requerían de financiamiento se hicieron sentir en la cuenta corriente del balance de pagos, que cerró el año pasado con un rojo récord de 5 puntos del PBI, que a falta de respuesta exportadora a la vista exigiría redoblar el endeudamiento, complicado por el endurecimiento externo de las condiciones y la volatilidad doméstica.

Atraso cambiario-endeudamiento-devaluación

El invariable efecto que provoca la escasez de dólares en caja es el atraso cambiario, a costa de resignar exportaciones para reemplazar por deuda, hasta que llega un punto de saturación que exige dar vuelta la ecuación.

La curva de inflexión empieza a tomar cuerpo cuando los operadores dan la orden de dolarizar los portafolios y desde entonces se inicia la cuenta regresiva que desemboca en una modificación de las variables macroeconómicas. Al ser automático el traslado a precios, la rueda comienza otra vez a girar hasta nuevo aviso.

Este circuito no hace más que acentuar la importancia del agro en el total de las exportaciones del país, al representar el 65%, entre las de origen primario y las manufacturadas.

La evolución de las agroexportaciones de los últimos lustros le ha hecho perder a la provincia de Buenos Aires relevancia relativa: aún así junto a Santa Fe son las únicas provincias que perforaron el techo de los US$10.000 millones exportados en 2017.

Excepcionalmente en 2001, 2012 y 2013, Córdoba pudo superar ese dígito, pero no logró sostenerlo aun cuando en un cuarto de siglo avanzó, al igual que Santa Fe, en más de 3 puntos de participación a expensas del retroceso bonaerense, en el mismo lapso, del 40 al 33%, debido a la dependencia de las exportaciones industriales al Brasil, cuya recesión ha impactado en ella más que en otras.

En relación con las evoluciones en la participación porcentual, Chubut, Mendoza, Neuquén y Santa Cruz han sido en estos 25 años -con pocas oscilaciones- las que siguieron a las 3 grandes provincias exportadoras.

De todos modos, salvo este terceto, ninguna llega a explicar por sí sola el 4% del total exportado por Argentina, y sólo Chubut y Santa Cruz superan los 2.000 millones; con Mendoza, Entre Ríos y Tucumán, los 1.000 millones.

La excepcionalidad regional en cuanto a la capacidad competitiva internacional no hacer hacer demasiadas ilusones de generar más divisas por parte de las economías provinciales.

Los inconvenientes son enumerados por DNI:

-Problemas de escala.

-Dimensión de las empresas.

-Pocos atributos competitivos en muchas empresas o cadenas.

-Débil vinculación externa sistémica (acceso a cadenas regionales de valor).

-Altos costos de producción.

-Dificultades en la distribución.

-Ineficientes encadenamientos productivos locales.

-Problemas en el acceso a servicios varios.

La principal exportadora de bienes industriales es Buenos Aires, que detenta el 40% del total y tiene en los automotores su bastión comercial, lo cual la tornó más dependiente de la situación de Brasil, el destinatario de los despachos de Aduana. Además, vende cereales, químicos y pellets. El socio mayor del Mercosur absorbe el 30% de sus envíos generales, China el 7% y Chile el 6%.

La 2da. gran exportadora argentina es Santa Fe. Se afirma como gran jurisdicción agroexportadora gracias a que los principales despachos son de pellets de soja (más de la mitad del total), seguidos de aceites (el complejo sojero explica casi 2/3), aunque también lo hace con cereales. Y luego -en menor medida- químicos y material de transporte.

India, con el 9% del total, es el principal destino, y detrás vienen EE. UU., Vietnam y Brasil (7% cada uno).

Córdoba también tiene por principal exportación los pellets de soja, aunque ocupan un sitio importante los cereales, oleaginosas y aceites, con China como primer comprador (12%). Le siguen  Brasil (12% y Vietnam (10%).

Del resto, las principales exportaciones de Chubut son los pescados, las de Entre Ríos los cereales, las de Mendoza las bebidas alcohólicas, las de Salta las hortalizas y legumbres, las de Santa Cruz las piedras y metales preciosos y las de Tucumán las frutas frescas.

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