CONGRESO

Aborto: Leve ventaja de los pro-vida y Monzó en riesgo de ‘no positivo’

A menos de una semana del tratamiento en el Congreso del proyecto de ley para la despenalización del aborto, los números para la votación siguen siendo muy parejos. La ventaja inicial que tenían los denominados ‘pro-vida’ se fue reduciendo con el transcurso de las audiencias públicas en el plenario de comisiones. Pero habría sido decisivo el discurso del ministro de Salud, Alejandro Rubinstein. Además, los legisladores que impulsan la legalización hicieron varios cambios, como dejar en claro que sigue existiendo delito si la interrupción del embarazo se produce desde la semana 15, una aclaración que no cayó bien entre los propios militantes de la despenalización pero que fue necesaria para sumar indecisos. La votación tendría una leve ventaja para los no-abortistas, pero es una mayoría mínima y frágil. Ante la paridad, el Presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, analiza la posibilidad de tener que desempatar y no quiere ser “el Cobos del aborto”.

“No quiero ser el Cobos del aborto”, bromeó ayer (7/6) el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, durante el brindis por el Día del Periodista. Fue ante una pregunta sobre su decisión en un escenario de empate en la votación por la despenalización del aborto. Hoy, nadie puede asegurar cómo termina la discusión en el recinto. Ambos sectores están en un empate virtual, aunque existe una leve ventaja de los autodenominados ‘pro-vida’. Pero se trata de una mayoría frágil y al límite del piso de los 129 diputados, el número que garantiza la mayoría de la Cámara pensando en que existiera asistencia perfecta.

Para los que impulsan la despenalización hay un empate. Para los que están en contra hay una ventaja de 10 votos a favor de su posición. Tomando distancia de ambos, la ventaja de este último sector sería de 2 o 3 legisladores. Serían 130. Falta que se defina una veintena de diputados, entre ellos el propio Monzó que tendrá que desempatar en caso de que se produzca la paridad.

Habrá un primer test sobre la relación de fuerzas, será el martes próximo cuando se firme el dictamen. Allí también los números están ajustados y dependen de un puñado de indecisos. Esa votación influirá en el recinto. Los que no se definen están muy sensibles a cualquier hecho como las marchas, las opiniones en sus provincias, las encuestas y las presiones de distintos sectores. Si detectan que el proyecto no logra dictamen mayoritario lo verán como una señal de debilidad y podrán argumentar falta de consenso, en especial después de que se escucharon a más de 700 expositores en extensas audiencias públicas donde participaron toda clase de invitados.

Cuando se inició el debate, los militantes de la despenalización sumaban unos 71, que son los que firmaron la presentación del proyecto. Con el correr de las audiencias fueron sumando adeptos y los ‘pro-vida’ dejaron de sumar y hasta bajaron en sus números. Recientemente fue crucial la exposición del ministro de Salud Alejandro Rubistein en las comisiones. Su discurso le dio impulso dentro de Cambiemos a los impulsores de la legalización, que luego motorizaron una foto frente al Congreso con funcionarios del Gobierno nacional.

La imagen, generó la réplica del otro sector, encabezado por Gabriela Michetti y Federico Pinedo.

La escalada dentro de Cambiemos alertó a Mauricio Macri, que días atrás tuvo que convocar a los jefes de las comisiones de Salud y Legislación, Carmen Polledo y Daniel Lipovetsky (ambos del PRO) para calmar las aguas y evitar fisuras en la bancada oficialista.

Emilio Monzó tiene otras preocupaciones con respecto al debate por el aborto. Se esperan masivas movilizaciones frente al Congreso de los dos sectores que durante las audiencias se manifestaron frente al parlamento. La seguridad deberá extremarse al máximo para evitar presiones sobre los legisladores e incidentes tanto afuera como adentro del palacio legislativo.

Otro problema de Monzó es definir su voto. La alusión al voto “no positivo” de Julio Cobos, es ambigua, en línea con su desconocida posición que se presume sería en contra de la despenalización.

Cuando Cobos votó en contra de la resolución 125 lo hizo en contra del deseo del kirchnerismo y de la presidenta Cristina Kirchner. Si Monzó hace el paralelismo significaría que votaría en contra del deseo de Macri, que ya dijo que aceptaría lo que el Congreso apruebe a pesar de que no está de acuerdo con el aborto.

La otra interpretación de la frase de Monzó, y la mas aplicable a su caso, es que no quiere terminar siendo el principal responsable de frenar el proyecto de ley, lo que le generaría un costo político difícil de cuantificar pero que seguramente le ganaría el rechazo de un sector cuyo peso en la sociedad también se desconoce.

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