COMENZÓ EL AÑO ELECTORAL

2018 no es 2017 ni 2015 (¿se les mojó la pólvora a Jaime y Marcos?)

Terminó el Mundial de Fútbol y, tal como se había prometido, el Gobierno de Mauricio Macri lanzó la campaña para la reelección, pese a que la crisis de confianza está lejos de haberse despejado, en medio de un escándalo que pone en duda las fuentes de financiación del macrismo en las elecciones de 2015 y 2017, cuando no también las anteriores; y en la creencia que tres semanas de “pax cambiaria” impuesta por Luis Caputo implican el fin de un proceso que drenó más de US$ 20.000 millones de las Reservas del Banco Central y nos obligó a volver al Fondo Monetario Internacional.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). La insípida conferencia de prensa que se ofreció en la Quinta de Olivos, las preguntas que respondió el Presidente de la Nación en Instagram, y la insólita “entrevista” que el titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabi, le hizo a Mauricio Macri, como parte del acto de celebración de un nuevo aniversario de la entidad; fueron los primeros pasos de una larga campaña electoral que, por estos primeros ejemplos, tiene la marca indeleble de Jaime Durán Barba.

Sin embargo, aunque es temprano para hacer un análisis del estilo y forma de la campaña elegida, los tres primeros ejemplos que hemos visto confirman que el equipo del asesor ecuatoriano espera repetir el mismo estilo que en 2015 y 2017, cuando estamos lejos de esas dos elecciones, dado de las encuestas, las condiciones socioeconómicas y las expectativas de la sociedad son totalmente diferentes.

El típico mensaje vacío, voluntarista, esperanzador y repleto de latiguillos que repitió el Presidente de la Nación en la Quinta de Olivos, la Bolsa de Comercio y en Instagram; le quitan substancia al discurso presidencial, dado que Mauricio Macri ya no es un candidato, sino que es un Mandatario que debe rendir cuentas sobre sus primeros 4 años de gestión, para ver si la sociedad le otorga otros 4 años más en el cargo.

Fue un valioso acto democrático dar una conferencia de prensa con preguntas libres, sorteo de medios que realizaran consultas y sin que hubiera medios opositores limitados o impedidos de participar. Sin embargo, eso no evitó que durante 25 minutos, Mauricio Macri estuviera incómodo. ¿La causa? Por arriba de los periodistas, en un pequeño “balcón interno”, estaban camarógrafos y sonidistas con carteles reclamando contra los despidos en Télam, la TV Pública y el achicamiento de los medios de comunicación públicos.

Sin anuncio ni definiciones contundente, la conferencia de prensa tuvo un aporte de información casi intrascendente, lo que en un escenario de crisis, puede generar más dudas que certezas y, en cierto sentido, el mercado le respondió con una nueva suba del dólar y un aumento en la salida de divisas, lo que confirma que la crisis de confianza se mantiene, pese a tasas de 50% anual y bonos de deuda con tasas de retorno muy elevadas.

En momentos de crisis se necesitan certidumbres, no expresiones de buena voluntad y tanto en la Quinta de Olivos como en la Bolsa de Comercio, hubo de parte del Presidente de la Nación muchas dudas y datos erróneos, sobraron las expresiones voluntarista y la minimización de los problemas (por ejemplo, se insiste en calificar la crisis como una “tormenta” que ya pasó, cuando de los primeros US$ 15.000 millones recibidos del FMI, por medio de licitaciones y ventas, el mercado ya tomó la mitad).

La falta de certeza en los mensajes de Mauricio Macri y/o de sus principales espadas tiene impacto diferente en los decisores económicos y políticos opositores que en los simples ciudadanos. Por eso es más confuso el mensaje presidencial, dado que en la Quinta de Olivos se habló con igual tono y liviandad que en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Si Jaime Durán Barba y Marcos Peña no tienen en cuenta esta diferencia, puede ser que se ganan algunos votos, pero se perderá la confianza de los decisores económicos, quienes muy en el fondo, serán los responsables de que lleguemos a las elecciones del año que viene en medio de un clima de reactivación.

En este marco, genera confusión que Mauricio Macri decida quedarse en Sudáfrica en vez de participar de la inauguración oficial de la Exposición Rural. Es cierto que el Mandatario irá el miércoles 25/07 a Palermo para intentar desalentar los rumores de freno a la baja de retenciones (algo que no pudo lograr en su presentación en la Quinta de Olivos por la escasa claridad de sus expresiones), pero no es lo mismo, ni tendrá el mismo efecto político, en especial si tenemos en cuenta que el campo fue el gran financista de las campañas 2015 y 2017 y que aportó un diferencial de voto en ambas elecciones.

Ocurre que en un marco puramente electoral, un candidato intenta conseguir los votos que lo lleven o lo retengan en el poder; mientras que en un escenario de crisis, el imperante es la gestión de las expectativas de los decisores económicos y de los consumidores; son dos discursos diferentes para dos públicos distintos. En los próximos meses, lo que se necesita es salir de la crisis y evitar el estallido social, no “pescar” votos.

Si algo va a tener de característico la campaña electoral por venir será la necesidad de explicar lo que se hizo, lo que no se hizo y el por qué estamos en medio de una crisis de confianza. Para eso se necesitan datos duros, frases fuerte y contundentes y expresiones que no dejen duda del sentido de la respuesta; todo lo contario de lo que vimos en la Quinta de Olivos y, luego, en el viejo recinto de la Bolsa de Comercio.

En la conferencia de prensa, Mauricio Macri no pudo dar una respuesta concreta y firme sobre la denuncia de aportes “truchos” en la campaña 2017 de “Cambiemos” en la Provincia de Buenos Aires. Tampoco si era verdad, tal como dijo Elisa Carrió, que la decisión de habilitar la discusión de la despenalización del aborto en el Congreso fue tomada porque Jaime Durán Barba y Marcos Peña le dijeron que el tema “no pasaba”.

Es extraño el comportamiento de Mauricio Macri:

> no defiende a capa y espada a María Eugenia Vidal, el blanco real de las renuncias sobre aportantes “truchos” y su mayor pilar de apoyo para las próximas elecciones,

> no responde la pregunta sobre despenalización del aborto para no enfrentar a Elisa Carrió, al tiempo que protege de un inmenso error político a Jaime Durán Barba y Marcos Peña.

El resultado es que el Presidente de la Nación es quién paga todo el costo político por todos estos problemas.

Y es hora de decirlo: Ya son demasiadas las decisiones erróneas que tomó Mauricio Macri por hacer caso a los recomendaciones del asesor ecuatoriano y al Jefe de Gabinete. En este sentido, queda claro que Mauricio Macri está preso de las personas a las que les entrega su confianza, en vez de tenerlos como poderosos colaboradores, pero colaboradores al fin, que no deben tener ni el monopolio del acceso y opinión al Presidente de la Nación, ni la obediencia ciega del Mandatario.

A lo largo de estos casi 32 meses, ya son demasiados los errores cometidos por la dupla Jaime Durán Barba – Marcos Peña. Es cierto, quizás, le hicieron ganar dos importantes elecciones a Mauricio Macri, pero si siguen errando, como hasta ahora, pueden llegar a perder la próximas elecciones y sacarlo del poder. ¿Es eso lo que quiere “Cambiemos”?

No es casual que las internas dentro de la alianza gobernante y dentro del PRO se acrecienten en tiempos de crisis. Cuando el clima es de fiesta, el triunfo tiene mil padres, pero las situaciones de decadencia son huérfanas, como dice, con otras palabras, un viejo refrán.

Todos se aferran al poder y no temen alejarse de quienes pueden evitar retener el espacio de poder que se posee. Esto es lo que ocurre con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta respecto de Marcos Peña, dado que la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires y el Jefe de Gobierno porteño observan que si se sigue aplicando las fórmulas que impone el Jefe de Gabinete, las elecciones bonaerenses y la Casa Rosada se pueden perder el año que viene, pese a la atomización manifiesta que tiene hoy la oposición.

En medio de estas especulaciones nace el rumor que los datos de la denuncia de aportantes “truchos” en la Provincia de Buenos Aires surgen de una interna en el macrismo, en donde la preeminencia en el poder de Marcos Peña está en juego si se confirma que la candidatura presidencial de María Eugenia Vidal es el “Plan B” de “Cambiemos” en caso de que las condiciones socioeconómicas y las encuestas empeoren.

¿Es posible un “carpetazo” entre macristas? Pese a que se mantuvieron en silencio, ya hubo encarnizadas internas dentro del PRO en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Incluso, alguna, terminó con una infausta muerta por mano propia. Estando mucho en juego (y en ese momento lo era el manejo de la pauta oficial), las maniobras políticas pueden ser impensablemente salvajes, incluso, con daño propio.

Parece difícil pensar que La Alameda, de Gustavo Vera, pudiera analizar la lista de aportantes de la campaña bonaerense de “Cambiemos” de 2017 y la cruzara con el padrón de personas que reciben planes sociales. Y en especial que la noticia se supiera por un medio kirchnerista pero ganara posiciones a través de algunos periodistas cercanos al macrismo y en medios de comunicación que reciben una cuantiosa pauta publicitaria oficial. En política, las casualidades, no existen.

Pocos dudan que los datos que llevaron al “descubrimiento” de La Alameda salieran de las entrañas del macrismo. Desde el comienzo, se apuntó a responsabilizar a María Eugenia Vidal por la maniobra (algo que le corresponde como presidenta del PRO bonaerense, según el artículo 63 de la Ley 26.215/07 de Financiamiento de los Partidos Político) pero, quizás, abrió la puerta para que se analicen todos los aportes de las campaña de “Cambiemos” a nivel nacional y provincial en 2015 y 2017, que podría generar un escándalo mayor, dado que ya se detectaron problemas en Santa Fe (por eso fue inhabilitado a ser candidato Miguel del Sel) y despierta dudas la propia campaña presidencial de Mauricio Macri, que controlaron el ex funcionario porteño Edgardo Cenzón y el mismísimo Nicolás “Nicky” Caputo.

El hecho es grave. No llega a $40 millones, como insiste el kirchnerismo, hasta ahora La Alameda descubrió aportes “truchos” por algo menos de $1,5 millón y el uso apócrifo de una 300 personas, dos tercios de ellas beneficiarios de planes sociales. En dimensión, se parece a los aportes de los laboratorios importadores de efedrina a la campaña del Frente para la Victoria 2007 que se detectó durante el Gobierno de CFK, que sumaron algo más de $1 millón, realizados con 10 cheques. Pero una cosa es un aporte de una fuente sospechosa y, otra muy diferente, falsificar el nombre de cientos de personas.

Minimizar el tema o decir que se lanzó una auditoria para verificar lo ocurrido demuestra buena voluntad, pero no limpia la mancha ética, sobre todo por el discurso de transparencia y combate a la corrupción que hicieron el macrismo y “Cambiemos” desde que tomó forma y, sus partes, desde mucho antes. Justamente este contraste entre el relato y el hecho es lo que resulte más doloroso para el votante oficialista, a diferencia del votante kirchnerista, que no tenía la honestidad y la transparencia como una de las banderas por la cual sufragaba a favor de CFK.

Y en tren de sospechas: ¿No es curiosa la multa inmensa que se le fijó a “Camioneros” por violar una conciliación obligatoria hace menos de seis meses? En el Ministerio de Trabajo “duermen la paz de los justos” algunas decenas de sumarios similares. Sin embargo, éste en particular, tuvo trámite “exprés”. ¿Acaso se buscó la reacción destemplada de Hugo y Pablo Moyano (y quizás un paro o movilización) para romper el pertinaz y punzante silencio de CFK?

Por lo poco visto hasta ahora, la campaña que Jaime Durán Barba y Marcos Peña han diseñado, parte de la base que Cristina Fernández de Kirchner va a ser candidata a Presidente de la Nación o que va a ser el pilar e impulsora de algún candidato. De esta forma, sin CFK, la campaña pierde sentido y obliga a la Casa Rosada a rendir cuenta por lo poco bueno y mucho malo que hizo esta gestión.

En ese sentido, el kirchnerismo recitaba una serie de “logros”, muchos de los cuales eran falaces, mentirosos o crasos errores disfrazados de épica; mientras que hoy, los principales funcionarios macristas no son capaces de decir 5 cosas buenas que haya hecho el Gobierno de Mauricio Macri. Y mejor no preguntemos a radicales y lilitos, no llegan a tres.

El Gobierno parece apurado en asegurar que seguirá 4 años más en el poder. Sin embargo, pensar en clave de “elección” en vez de en clave de “crisis” sea la mejor forma de perder la próxima elección. Ya el Gobierno de Mauricio Macri ingresó en esta inmensa crisis que transitamos por creer en sus propios pronósticos positivos. Y pueden volver a cometer este error.

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