BRANDING Y ELECCIONES

Cambiemos: Debaten crear una nueva marca electoral 2019

"Cambiemos" ya es una cáscara vacía, receptora de una multitud de promesas incumplidas y demandas insatisfechas. ¿Tiene sentido mantener el sello "Cambiemos" en 2019? Es una pregunta que se debate cerca de Mauricio Macri y Jaime Durán Barba. La eventual incorporación de algún sector peronista permitiría cambiar la marca registrada y reorientar el discurso. ¿Cómo lo interpretarán Elisa Carrió y lo que queda de la UCR?

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). El Gobierno ya se encuentra en campaña para 2019, pero surgen varias preguntas sobre el futuro político y electoral de “Cambiemos”, en especial, por el pesado silencio de los máximos dirigentes radicales y de Elisa Carrió ante las denuncias sobre aportantes 'truchos' en la Provincia de Buenos en 2017 y las sospechas de que un comportamiento similar hubo en 2015, tanto a nivel nacional como bonaerense.

¿Lo sabían y callaron o se acaban de enterar pero no pueden hablar dado que sin el dinero macrista, nunca hubiera habido campaña electoral en ninguno de esos dos años?

El caso de los aportantes 'truchos' pegó debajo de la línea de flotación de María Eugenia Vidal. Es su primera crisis de imagen importante y, pese a que ella ya tomó una serie de medida para separarse del escándalo, toda la oposición, sobre todo el kirchnerismo, sigue poniéndola en el centro de la escena y responsabiliza a la gobernadora de Buenos Aires, a sabiendas de que éste accionar mina la imagen de la figura política más fuerte que tiene hoy el macrismo y “Cambiemos”, a nivel país.

Las primeras encuestas serias confirman el fuerte impacto que tiene este escándalo, que promete crecer en las próximas semanas porque hay varias investigaciones en curso que confirman un 'modus operandi' del macrismo, en la imagen y la intención de voto de las figuras del PRO, algo que va a ser aprovechado por radicales y lilitos cuando llegue el momento de comenzar a armar las listas, sobre todo, las cabezas de esas listas.

Pero, más allá del escándalo, surge una pregunta que puede ser clave para evaluar las chances de reelección de Mauricio Macri, si se presenta, o de que el macrismo se mantenga en la Casa Rosada, quizás, con otra figura.

La pregunta es: ¿Qué quedó de “Cambiemos” en 2018?

Otra: ¿Cuál será el reclamo de los votantes en la próxima elección?

Desde 2013, todas las encuestas mostraban que en la sociedad predominaba la idea de “cambio”. Los trabajos dejaban en claro que cada persona pensaba en un “cambio” diferente y, en muchos casos, ni siquiera sabían definir qué tipo de “cambio” querían.

De allí la genial idea de Jaime Durán Barba de ponerle "Cambiemos" a la alianza de macristas, radicales y lilitos, atrapando la intencionalidad de una parte importante del electorado, superando la idea de “Renovación” de Sergio Massa, que proponía una forma de kirchnerismo 2.0.

En 2017, “Cambiemos” se mantuvo como marca. Sergio Massa “sacrificó” el nombre “Frente Renovador” por una alianza trunca y Cristina Fernández de Kirchner elaboró un intento de reunificar las fuerzas dispersas luego de la derrota de 2015 con el nombre “Unidad Ciudadana”, que significó la “muerte” de la marca “Frente para la Victoria”, nombre vacío luego de una contundente derrota electoral.

Hoy, la marca “Cambiemos” está vieja, desgastada y ha perdido sentido. Incluso, le juega en contra al macrismo y a la alianza gobernante dado que una de las críticas más escuchadas es que “Cambiemos no cambió nada”, esto, sobre todo en los grupos de votantes liberales, libérrimos o independientes que no son ni macrista, ni radicales, ni lilitos.

El intento de salva la marca “Cambiemos” que elaboró Durán Barba se vio en los últimos spots oficialistas, cuando las imágenes remataban con la frase “Está pasando”, para tratar de mostrar que el deseo de “cambio” se estaba llevando a cabo.

Sin embargo, lo que mostraban las imágenes (casi toda obra pública) no era el cambio reclamado; en realidad, eran otras cosas que iban desde la libertad de prensa a la salida del “corralito” cambiario, desde la eliminación de las retenciones al regreso de instituciones fuerte no controladas por el kirchnerismo y muchas más, pero no justamente nuevas rutas, nuevos puentes o nuevos vagones de trenes.

La mayor confianza en “Cambiemos” estaba en el área económica. El perfil capitalista, pseudo liberal y anticorporativo del macrismo, con un líder millonario y decenas de personas adineradas en su entorno, aseguraban que el manejo de la economía era “pan comido”, luego de 3 pesados años de recesión kirchnerista. Sin embargo, hoy, la economía es el flanco más débil que tiene el Gobierno de Mauricio Macri, luego del político, y donde la deuda con la sociedad argentina es más importante.

El otro factor donde se esperaba el “cambio” era en los temas de corrupción y transparencia, pero desde los “Panama Papers” hasta los aportantes 'truchos', el macrismo ha mostrado, siendo muy benevolente en la calificación, en extremo desprolijo y ha actuado muy lejos de las promesas que hicieron en campaña; creando todo tipo de movimientos sospechosos, hasta destrozar la imagen de la Oficina Anticorrupción, que lejos está de lo que se esperaba públicamente de su accionar.

Pero en medio de una crisis de confianza política y cambiaria, un proceso de alta inflación, una recesión creciente y una conflictividad social contenida “con alambre”, ¿es importante que la marca “Cambiemos” esté caduca o que la transparencia e institucionalidad esperada no existan?

Sin duda, sí, porque faltando 16 meses para las elecciones y 10 meses para que comience a tomar temperatura el clima electoral, el Gobierno se lanzó a una campaña antes de solucionar los problemas económicos, recrear la confianza y reactivar la economía. El apuro por asegurarse 4 años más en el poder, llevó a la Jefatura de Gabinete y a Mauricio Macri a lanzar una campaña prematura, que puede ser no sólo contraproducente, sino que le entrega una excelente herramienta de contragolpe a los opositores.

Si “Cambiemos” quiere ganar las próximas elecciones tiene tres escenarios posibles que pueden jugar a su favor:

> Encontrar un relato que recree la confianza del votante radical, macrista, lilito e independiente, que sufragó por esa fuerza en las dos últimas elecciones.

> Que CFK sea candidata a Presidente de la Nación, con un panperonismo unido y con el mismo discurso de siempre (si lo cambia, hasta puede sumar votos).

> Que las condiciones macroeconómicas den un giro de 180° y seis meses antes de la elección estemos con 1% de inflación anual, fuerte reactivación, creación de puestos de trabajo reales y aumento de poder de compra del salario de las familias.

En principio, el camino más sencillo sería recrear la marca “Cambiemos”, regenerar la confianza de los votantes de 2015 y 2017 y mostrar un cambio de rumbo, quizás, empezando por sacar a Marcos Peña y su equipo de la Jefatura de Gabinete, dado que todos los ven como los responsable de los incontables errores presidenciales dado que es más difícil que CFK sea candidata de un peronismo unificado o que la situación macroeconómica tenga un giro de 180°.

Apurarse, para “Cambiemos”, es no dar oportunidad para que el panperonismo siga debilitándose en internas y que los incipientes indicadores de que la crisis parece está llegando a su fin (algo de lo cual muchos dudan) se fortalezcan y comience un lento proceso para salir del actual proceso de recesión.

Mejor no hablemos de

> bajar la inflación,

> generar el clima para que vuelva la contratación de personal o 

> mejorar el poder adquisitivo de las familias.

Estas 3 metas, con suerte, se podrán observar luego de pasada la elección, siempre y cuando el macrismo retenga el poder y esa sea la señal que esperan muchos capitales externos para volver.

Pero en esta larga campaña electoral que viene por delante, el Gobierno de Mauricio Macri se lanza con temas temerarios, que apenas si podría conseguir aprobar contando con pleno poder político, tal como es

> la Reforma Militar,

> una nueva modificación del sistema previsional,

> trasladar en forma obligatoria a las provincias un ajuste enorme en año electoral y/o

> salir airoso de la votación de la despenalización del aborto en el Senado, dado que se vote a favor o en contra, el macrismo pagará un alto costo político.

Con el frente económico en pésimo estado, tal como está ahora y estará en las próximas semanas y meses, el Gobierno de Mauricio Macri tiene más flancos débiles que fuertes. Son las propias decisiones del Presidente de la Nación las que impiden que se fortalezca la Administración Macrista. Y esto queda claro cuando la desconfianza en la gestión oficial se centraliza en las figuras de Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, para sólo mencionar uno nombres del “entorno tóxico” del Mandatario, y este se niega a pedirles la renuncia y buscar un recambio con perfil más político y social.

Desde que comenzó la gestión macrista, se le pide a Mauricio Macri

> un Ministerio de Economía fuerte,

> un ministro de Economía aceptable y confiable para el establishment y

> un plan económico.

Pasaron 32 meses en la Casa Rosada y el Presidente de la Nación ni tiene un Ministerio de Economía fuerte, ni un Ministro de Economía aceptable y confiable para el establishment, ni tiene plan económico.

Al contrario, describe una crisis como una “tormenta externa” y considera que lo peor ya pasó, cuando las reservas del Banco Central no dejan de tener drenaje de cientos de millones de dólares diarios, pese a todas las medidas tomadas hasta ahora.

La solución de la actual crisis está en manos de Mauricio Macri, tal como la llave del triunfo en la próxima elección.

El Presidente de la Nación se parece a CFK, dado que la ex mandataria llevó a la derrota al Frente para la Victoria cuando eligió a entonces Jefe de Gobierno porteño como su enemigo, no selló una alianza con Sergio Massa, puso a Carlos Zannini como compañero de fórmula de Daniel Scioli y como candidato a Gobernador bonaerense a Aníbal Fernández.

Si Mauricio Macri no cambia, poco pueden hacer Jaime Durán Barba y Marcos Peña para crear una campaña electoral ganadora.

En todo caso, si “Cambiemos” retiene el poder el año que viene será porque el panperonismo comete todos los errores que puede cometer, dado que la negativa de cambiar del Presidente de la Nación evita que realice justamente los “cambios” que son necesarios hacer para retener el poder.

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