TERREMOTO INTERNACIONAL

Jornada caliente: Turquía sacude al mundo y golpea fuerte a la Argentina

El derrumbe de la lira turca en medio de una profunda crisis económica puso al país al borde de la quiebra y desató un efecto dominó que recorrió Europa, Asia y llegó hasta la Argentina, que sintió fuerte el coletazo y el peso perdió 90 centavos de un tirón. "Cuanto más profunda sea la crisis en Turquía, más costará estabilizar la economía argentina", remarcan los expertos.

La semana pasada la lira turca se hundió 14% (su mayor caída desde 2001) y provocó una sacudida mundial, que afectó a los mercados, en particular a los emergentes que sintieron la aversión al riesgo que detonó la situación de ese país.
 
El Gobierno turco elaboró un plan de acción y sus instituciones comenzarán a tomar las medidas necesarias desde esta mañana para aliviar las preocupaciones de los mercados financieros, según explicó el ministro de Finanzas, Berat Albayrak, tras el desplome histórico de la lira.
 
En efecto, el Banco Central de Turquía anunció este lunes la inyección de US$ 6.000 millones en el sistema financiero del país para garantizar la liquidez de los bancos y detener el desplome de la lira turca frente al dólar.
 
En el comunicado de la institución, se indicó que reduce los límites de reservas de divisas permitidas a los bancos para así retirar liras del mercado, brindar liquidez al sistema y estabilizar el valor de la moneda.
 
"Con esta revisión, se inyectarán al sistema financiero aproximadamente 10.000 millones de liras (US$ 6.000 millones) y 3.000 millones de dólares estadounidenses en liquidez equivalente al oro", señaló la entidad en la nota, publicada en su página web.
 
El Banco Central espera que la liquidez de los bancos aumente en 3.800 millones de liras turcas (US$ 564 millones), al brindar más flexibilidad en la gestión de garantías bancarias en transacciones con la divisa turca. Además, se anunciaron límites para las transacciones de los bancos turcos con inversionistas extranjeros.
 
En cuanto al plan de acción, Albayrak explicó a los medios que había preparado un plan que engloba desde los bancos hasta "el sector de la economía real" que incluye a las pymes, que son las más afectadas por las fluctuaciones de las divisas.
 
Sin mucho detalle, dejó entrever un paquete de medidas fiscales para fortalecer la independencia de la política monetaria, que se prolongará, en principio, por 100 días y que serán explicadas por las correspondientes instituciones financieras.
 
"La idea es aplicarlo durante 3 meses y 10 días y tenemos intención de hacerlo dentro del marco de la disciplina presupuestaria", explicó.
 
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, coincidió con su ministro, que denunció un "claro ataque iniciado por el judador más importante en el sistema financiero global" y dijo que las fluctuaciones que tuvo la lira este domingo no tuvieron lógica y habló de un complot contra Turquía.
 
La acusación al republicano Donald Trump como uno de los responsables del derrumbe de la lira turca se desató tras su tuit: "Acabo de autorizar una duplicación de aranceles sobre acero y aluminio con respecto a Turquía ya que su moneda, la lira turca, se desliza rápidamente contra nuestro fuerte dólar. El aluminio ahora estará en el 20% y el acero en el 50%", anunció Trump en un tuit. "¡Nuestras relaciones con Turquía no son buenas en este momento!", afirmó.
 
El desplome de la lira desató un efecto dominó que recorrió Europa, Asia y llegó hasta la Argentina, donde la suba del dólar y el riesgo país y el desplome de las acciones selló la peor semana para el país tras la efímera calma financiera que aportó el blindaje del Fondo Monetario Internacional (FMI).
 
Ocurre que la Argentina, como ahora está dentro del mundo, sintió el coletazo de la brusca devaluación turca y el peso perdió 90 centavos de un tirón en la City porteña. 
 
"Turquía impacta en Argentina, pero no es problema de Turquía sino de Argentina, porque se van los capitales de estos países hacia activos más seguros", remarcan.
 
Fue "una jornada durísima para los mercados, se derrumbó la economía turca. Esa caída se está llevando puestos a todos los mercados emergentes. Está habiendo una tormenta internacional, están cayendo todas las monedas emergentes del mundo. Argentina está sufriendo la situación de riesgo general que se está generando por la caída de Turquía", detalló el economista Martín Tetaz.
 
Ante esta situación, el economista Aldo Abram afirmó que el Banco Central "debe dar muestras urgentes de que la estabilidad monetaria se va a mantener, mucho más después de dos jornadas de nuevas subas del dólar". "Cuanto más profunda sea la crisis en Turquía, más costará estabilizar la economía argentina", indicó el especialista en declaraciones a 'El Cronista'.
 
Ambas monedas han sufrido, este año, la mayor depreciación entre las naciones emergentes afectadas por las turbulencias financieras. Y Turquía, al igual que la Argentina, tiene un abultado déficit externo, que financió con deuda. La Argentina ya buscó resguardo en el Fondo Monetario Internacional (FMI), un escenario que muchos creen le llegará a Turquía. Aunque el Fondo dijo esta semana que no ha recibido ningún pedido de Ankara.
 
"Los activos argentinos experimentaron una caída especialmente severa, ya que los problemas de Turquía provocaron temores de contagio en los mercados emergentes", indicó Alejo Czerwonko, estratega del Chief Investment Office del banco de inversión UBS. 
 
El azote puede continuar: "A pesar de los vínculos económicos y financieros limitados entre ambos países, el destino de sus activos está entrelazado. Una crisis cada vez más profunda en Turquía podría llevar a un deterioro adicional del apetito de los inversores hacia países emergentes vulnerables y más riesgosos, como la Argentina", cerró Czerwonko.
 
 
Cómo afecta a la Argentina 
 
Ocurre que los inversores se van de los países emergentes. Se desprenden de los bonos, acciones y monedas de esas economías y se refugian en dólares. Así crecen las demandas de billetes estadounidenses y los bancos centrales tienen que devaluar para cumplir con las erogaciones.
 
Mientras tanto, Erdogan busca resistir los embates de occidente: "Sabemos muy bien que aquellos que nos sugieren un negocio con el FMI en realidad nos proponen renunciar a la independencia política de nuestro país", dijo el presidente turco, quien rechazó también subir las tasas de interés.
 
Erdogan pidió a los ciudadanos que se desprendan de los dólares y el oro para salvar al país de una crisis monetaria total. Crisis que pegará de rebote en Argentina y hará incluso que aumenten la harina, el aceite y la nafta cuyos precios están dolarizados y liberados. 
 
¿Cómo llegó Turquía a esta situación?
 
Turquía ha crecido en los últimos años a tasas chinas, pero basando el modelo en el endeudamiento con el exterior, golpeando el déficit por cuenta corriente. En un entorno de tasas de interés bajas la jugada no suponía mayores costos, ya que el dinero fluía y la inversión extranjera llegaba al país.
 
Todo ello ha provocado que se dependa del consumo interno, ahora lastrado por la inflación; que se tenga un alto déficit comercial, ya que se crece con deuda y no con exportaciones; y que se necesite de inversiones extranjeras para crecer.
 
Pero las subas de las tasas en Estados Unidos encarecen su endeudamiento en dólares, y se cierran las puertas de los mercados si la lira sigue depreciándose. Ante esta situación el gobierno de Ankara no emite deuda en dólares desde abril. Un panorama que hace temblar a los inversores por las implicaciones que puede tener.
 
Según los economistas una de las soluciones pasa por subir las tasas de interés para limitar la inflación y estabilizar la moneda, pero Erdogan es reacio, ya que quiere mantener las tasas estables para que el dinero se mueva en la economía local, algo que le critican todos los analistas.
 
En una solución mucho menos técnica, la semana pasada Erdogan hizo el mencionado llamamiento a los ciudadanos para cambiar sus divisas y oro en liras para apuntalar la moneda.
 
Además, pedir ayuda al FMI obligaría a cambios en el modelo económico, con fuerte impronta de Erdogan. En ese sentido, el ministro de Finanzas, yerno de Erdogan, presentó el plan para dar vuelta la economía. El país, con todo, espera crecer entre un 3% y un 4% en el año, si bien la previsión está por debajo del más del 5% previo. El déficit por cuenta corriente, que preocupa a los expertos, seguirá alto y en el 4%.
 
 

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