LA REALIDAD QUE NO VE EL PRO

Shopping de Pobres en GBA: ¿Por qué no timbrean ahí?

La burguesía porteña afirma que su agenda comienza por el Gloriagate, la cauda de los cuadernos. Pero múltiples encuestas de opinión pública afirman que la agenda de la sociedad argentina en su conjunto es bien diferente, y la lideran los problemas de la economía. El Presidente de la Nación que cometió combatir la pobreza, la esta promoviendo con una tasa de inflación ya se dispara al 35% anual. En este marco, el “Shopping de los Pobres”, en José C. Paz, es una realidad donde la grieta sigue vigente y donde hay otras prioridades que no entiende el votante típico del PRO porteño. Allí donde no importa la causa de los cuadernos ni los empresarios y políticos arrepentidos. Es donde la grieta sigue teniendo nombre y apellido: Macri vs Cristina. Se trata del conurbano profundo donde funcionan desde hace tiempo los conocidos “shopping de los pobres”. Sitios donde se compra y se vende lo que se puede sin muchos miramientos. El objetivo es el mismo. Tratar de subsistir ante una situación que está cada vez más compleja expresada por los propios protagonistas.

Es sábado a la tarde en el barrio Sol y Verde, de José C. Paz. A la vera de la estación del Ferrocarril San Martín se agrupan los puestos informales donde se vende y compra todo. A ello se ha sumado en los últimos tiempos el trueque. Pero no es la actividad principal sino la compra y venta de cualquier cosa que se pueda reutilizar. La mayoría de los productos llegan luego de una semana de “cartonear” en distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires y en zonas más acomodadas del conurbano. Por ello, allí puede verse una manta donde se ofrece desde un inodoro usado a una remera y hasta un juguete para los más pequeños.

Como todo “centro comercial” de los más conocidos, hay puestos de comida. El relato es siempre el mismo. “Hacemos esto para poder juntar un mango, aunque en los últimos meses también nos bajó el consumo”, cuenta quien ofrece choripanes por $40 y una parrillada completa por $500, de la que pueden comer más de 4 personas.

También existe el famoso combo de hamburguesa y papas fritas por el precio de $50. “Éste es el shopping de los pobres, porque se convierte en la salida de los fines de semana”, nos cuenta una de las vecinas del barrio que milita en una de las tantas organizaciones sociales que observan la situación al límite.

“Hace dos días que salí de la cárcel después de 4 años y no quiero volver a robar”, nos cuenta Jorge, un joven que vende lo que puede. “Traigo lo que junto en la semana y además le agrego rollos de papel higiénico para sumar algo más”. Y nos agrega: “al final del fin de semana junto cerca de $600, es poco pero no quiero volver a la cárcel”. Como él hay otros casos similares con puestos muy cerca suyo.

Más adelante en el camino, se mezclan vendedores polirubro. La ropa se acumula de a montones. Es toda ropa usada que se recolecta, se lava y se vende. Una remera se consigue por $5 y una corbata se puede comprar por $10. En las últimas semanas, con la cercanía del Día del Niño hubo más ofertas de juguetes. Todos ellos usados y a bajo costo. Un oso panda de peluche por $5. Realidad pura a menos de 40 kilómetros de la Casa Rosada.

Y en ello, la política no está ausente. Mientras se transcurre por la feria, se multiplican las quejas y los enojos con el presidente Mauricio Macri. Y por allí, de fondo, alguien nos grita “Aguante Cristina”. Es lógico. Es en esa zona donde más se asienta el apoyo a la ex Presidente. Nadie toma en cuenta que las revelaciones de la corrupción en tiempos K en definitiva le ha quitado gran parte de su futuro.

La resignación y la esperanza de hacer un buen fin de semana se mezclan por igual. Por momentos, caminar se hace imposible por la cantidad de gente y la necesidad de esquivar los puestos improvisados con mantas. Son ellos los “locales” más precarios donde se ofrecen canillas viejas, repuestos de celulares y hasta libros. Todo sirve para transitar el momento. La informalidad es la mayor característica del lugar. Pero el Estado poco puede hacer. Removerlos de allí sería un inconveniente aún mayor. La situación social está en el límite y muchos de lo que se rebuscan el día no tendrían otra cosa para hacer.

Los testimonios se acumulan. Desde quienes hace años juntan de la basura para vender y están aquellos que se quedaron sin trabajo hace poco y buscan este sitio para “zafar” por momentos. Todos conviven, aunque no están exentas las tensiones por lograr la mejor ubicación. Reina el hermetismo y la desconfianza para brindar información de quien o quienes manejan todo ello.

Es el conurbano profundo. Allí donde no llegan las encuestas ni los focus group. Pero existen. Piensan y votan. Y lo más llamativo que la grieta instalada en la Argentina se observa con claridad magistral. No existen otros político que no sean Macri y Cristina. Segundo afuera. El “Shopping de los Pobres” en el barrio Sol y Verde, de José C. Paz, no es el único. Se replican en otros distritos. Radiografía de una situación que lejos de aminorar, ha tomado carrera veloz en los últimos tiempos.

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