LA BALANZA COMERCIAL Y EL MERCOSUR MIRAN AL PLANALTO

Del Coco a Macri sobre por quién hinchar: “Silencio stampa”

El domingo Brasil elige Presidente, y según quién resulte (aunque casi seguro se defina en 2da vuelta) y cuán creíble sea para el empresariado vernáculo el programa que se anuncie, dependerá cuánto derramará su PBI sobre la urgida economía argentina, expresado en el fiel de la balanza de intercambio. Como aperitivo al comicio, la de setiembre dio por primera vez en 4 años a favor nuestro, aunque con volúmenes transados inferiores casi 40% a los de mejores épocas. Lo que suceda desde el año próximo, en primer lugar, con la industria automotriz tanto en la exportación (la mayor, que duplica a los vegetales) cuanto en importación (representó la mitad del total) marcará tendencia. Aunque sería probable que las propias compañías revisen el acuerdo de integración compensada de vehículos y partes, que la práctica volcó fuertemente para el lado brasileño. Más allá de que gane Jair Bolsonaro o Fernando Haddad, la etapa inicial estará signada por la prioridad de restablecer el poder político, muy deteriorado por el interinato de Temer y la incidencia de la purga judicial contra la corrupción. El futuro del Mercosur, que cuenta y mucho en los planes de efectiva inserción en el mundo que imagina el macrismo, va a la cola. Casi ignorado en las campañas, requeriría de una compleja revisión arancelaria previa a cualquier movida para poder acercarlo al subbloque de los vecinos del Pacífico y a la Unión Europea, así como a situarse a tiro del Tratado Trans-Pacífico (TTP), pese a que Japón tiene entre sus objetivos pivotear con la unión aduanera sudamericana del Atlántico en los diversos bloques que integra. Para tal fin negocia un acuerdo de libre comercio con Argentina para que sea firmado en el marco de la cumbre del G20 y sea llevado de la mano por Macri a quien sea elegido como par brasileño. Después del sapo hecho jugando para Hillary contra Trump, la prudencia aconseja con una frase del Coco Basile a los periodistas que se hizo famosa: Silencio Stampa.

Las encuestas indican que el primer chico de los comicios presidenciales que se llevarán a cabo el domingo próximo en Brasil tendrá al tope de los 13 candidatos que se someten a la decisión de 147 millones de votantes al derechista ex capitán del Ejército y diputado desde hace 17 años por el Estado de Río de Janeiro, Jair Bolsonaro.

Los números no le dan, sin embargo, para mudarse de una al despacho mayor del Planalto, ya que el contrincante de la izquierda moderada que representa al PT de Lula y Dilma, Fernando Haddad, no le ha perdido pisada, al menos en las recientes compulsas, y todo parece indicar que habrá una 2da vuelta electoral entre ambos, de incierto resultado.

Ninguno de ellos ha hecho referencias explícitas o contundentes en la campaña acerca de la relación con Argentina ni tampoco sobre el bloque subregional que lidera, el Mercosur, pero eso no significa que el presidente Mauricio Macri no palpite la contienda con suma fruición aunque sin emitir señales: parece haber aprendido la lección de la fallida toma de posición que su gobierno había hecho pública en favor de Hillary Clinton en la elección en USA que consagró ganador a Donald Trump.

De ser por él, quizá hubiera preferido que emergiera G. Alkmin como par brasileño, ya que se ha mostrado más partidario de posturas de apertura internacional que podrían redundar en un Mercosur más abierto y flexible, como el aspira, que se integrase con la Alianza del Pacífico y con la Unión Europea..

Pero las encuestas dan muy lejos al candidato del mercado y la Administración Macri, en todo caso, se contentaría con que el ganador logre despertar confianza entre los actores económicos brasileños y le compren el plan de gobierno, lo cual, en ese caso, podría repercutir favorablemente en las inversiones, la producción y el consumo y derramaría, en primer término, sus efectos benéficos sobre la alicaída economía argentina.

Más allá de las carambolas internacionales a varias bandas con las que sueña la Casa Rosada a través del Mercosur para contactarse a los otros bloques una vez recompuesto y en marcha el poder en Brasil, el mandatario argentino es consciente que lo primero es lo primero, y un crecimiento del PBI vecino se volcará directamente en el platillo exportador del intercambio bilateral.

No sólo en cuanto al saldo positivo en dólares que saciaría necesidades de la cuenta corriente de la balanza de pagos, intervenida por el Fondo Monetario Internacional, sino porque en la composición de las ventas a Brasil el mayor rubro lo constituyen los productos industrializados, o sea, los que tienen involucrada más mano de obra y por ende empleos.   

Los bienes manufacturados asoman como los grandes beneficiarios de la recuperación de la demanda en Brasil, cuya magnitud arranca de la proyección del PBI que hizo el Banco Central del 1,5% de alza, pero que la credibilidad del nuevo gobierno podría llegar a multiplicar.

En este caso, medidos en dólares estadounidenses, los grandes crecimientos de las exportaciones a Brasil apuntan a:

-material de transporte terrestre (automotores),

-caucho,

-máquinas y aparatos eléctricos y mecánicos,

-plásticos,

-textiles,

-carnes,

-pescados,

-lácteos.

El antecedente bilateral inmediato de esta crucial elección en el coloso sudamericano es que, después de 4 años, por primera vez hubo superávit comercial para Argentina en setiembre último.

La noticia la dio el Ministerio de Industria brasileño: US$ 6 millones a favor, que no dicen demasiado cuantitativamente, pero pueden significar un nuevo punto de partida para el intercambio que vendrá, debido a la asimétrica evolución que tuvieron las monedas de ambos, en virtud de que el peso se devaluó 6 veces más que el real desde que se desató la tormenta cambiaria.  

Abeceb, la consultora del ministro de la Producción, Dante Sica, le prendió una vela a este parcial equilibrio: “Hacia adelante, en un contexto de retracción de la actividad en el país, una marcada alteración de la paridad cambiaria y buenas perspectivas para los principales rubros de exportación bilateral generan espacio para que el déficit bilateral se recorte a la mitad respecto de los US$ 8.000 millones del año pasado”.

Previene, no obstante, que a medida que se empiecen a jugar bases de comparación más exigentes, “veremos que las exportaciones a Brasil irán convergiendo a expansiones menos sobresalientes”.

El presidente del capítulo argentino de Intenational Society for Performace Improvement, profesor e investigador del ITBA y director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo, subraya que buena parte de las exportaciones argentinas dependerá de la recuperación económica de Brasil después de 3 malos años.

Tomando el salto cambiario de este año, la mano que va hacia Brasil facturó 23% interanual más, mientras la que viene para acá bajó -3,7%, con la particularidad de que el 67% del total vendido “se compone de bienes de origen industrial, algo que no ocurre con ningún otro mercado relevante en el mundo”, apunta el experto.

De todos modos, la relación comercial bilateral necesitaría de una inyección que le suministre un eventual crecimiento del nivel de actividad vecino. La referencia de máxima sería el récord de 2013, cuando ingresaron US$17.000 millones a las arcas nacionales por esa vía, muy lejos de los US$10.750 millones calculados para este año.

Brasil llegó a representar 21% de las exportaciones argentinas y hoy sólo están cerca del 16%”, aclara Elizondo.

Pero también el comercio entre Argentina y Brasil fue mucho mayor en 2011, 2012 y 2013 que hoy, y hasta agrega el 2014.

En ese marco y con las actuales circunstancias, recuerda los potenciales que encierra nuestra contraparte:

-9va mayor economía del mundo por su PBI medido en dólares;

-5to país más poblado del planeta;

-26vo principal exportador mundial;

-29vo principal importador mundial;

-entre los 10 mayores receptores de inversión extranjera en el mundo y el más relevante emisor en la región;

-es sede de 33 de las principales 100 multinacionales latinoamericanas (multilatinas).

En cuanto al vínculo directo, rescata que para Argentina es el gran socio comercial. Como ocurre desde hace décadas, en 2017 había sido para Argentina el principal comprador, contabilizando US$9.316 millones.

La mala praxis expuesta

Contrario sensu, la indiscriminada apertura importadora de la gestión macrista había beneficiado principalmente a Brasil, que ha sido en consecuencia nuestro mayor proveedor mundial en 2017, lo cual convirtió el déficit bilateral de ese mismo año en el más alto en décadas, al llegar a US$8.555 millones.

No fue el único. Con China, el saldo dio negativo -US$7.987 millones; con USA -3153 millones; con Alemania -2063 millones; con México -1435 millones y con Francia -1047 millones, siendo el común denominador el atraso cambiario que formó parte de la sideral ganancia ofrecida por el gobierno a los inversionistas de corto plazo con el carry trade (diferencia entre tasas positivas y cambio planchado).

Ahora, el descenso interanual del rojo en el intercambio en el acumulado enero-setiembre del -27,8%, que lo sitúa en US$ 4.252 millones, preanuncia un alivio por ese lado en la caja de divisas.

Abeceb atribuye estos últimos datos en torno de reversión del saldo, en primer lugar, al proceso de ajuste externo, por la devaluación y menor actividad doméstica. Se le lleva comprado -3,1% menos en estos 9 meses.

Enumera que se trata principalmente de automóviles y autopiezas, vehículos de carga y tractores, además de máquinas de explanación, laminados planos, maquinaria para uso agrícola, semi manufacturados de hierro y acero, óxidos/hidróxidos de aluminio, motores para vehículos y partes, colectivos, chasis con motor, calzados, polímeros plásticos, neumáticos, aparatos para interrupción de energía, bombas y compresoras.

En el análisis, la consultora señala que en lo que va del año las ventas a Brasil subieron 17,6% interanual (US$8.213 millones), que pudieron haber sido mayores si el complejo triguero no hubiese estado pendiente del errático tipo de cambio de las corridas y hubiera liquidado las operaciones que cerró.

De todos modos, “la canasta exportadora a Brasil es más MOI-intensiva (principalmente por el comercio automotor) y, por ende menos, expuesta al fenómeno sequía”, explica.

En todo caso, el dinamismo de las exportaciones viene de la mano de las mayores ventas a Brasil de vehículos de carga, trigo en grano, automóviles de pasajeros, aceite de soja en bruto, aluminio en bruto, maíz en grano, malta no torrada y aceleraciones catalíticos, precisa.

Cerrazón comercial

Las definiciones sobre qué será del Mercosur, “la alianza de mayor arancel externo en el planeta, un mercado común cerrado y no muy vinculado con el resto del mundo, sin una buena actualidad y necesitado de reformas”, según Elizondo, deberán esperar a lo que suceda una vez que Brasil tenga presidente, defina su programa económico y se vea si empatiza con las expectativas empresariales. 

En tal sentido, puntualiza que un candidato proclive a liberalizar la economía como Bolsonaro haya ignorado al Mercosur en la campaña electoral y lo califica como un típico líder impredecible, quizá aludiendo a las reminiscencias que pretende instalar de la experiencia y modales de Trump en USA.  

Es de esperar que sus posturas sean menos orgánicas en relación al bloque y más individualistas y brasilcéntricas”, ensaya.

En cambio, opina que su contrincante Haddad, si bien no definió en profundidad su posición, propondrá una integración "más radical" del Mercosur si vence en los comicios, ya que “la política histórica del PT (con Lula y Dilma) ha sido afianzar y profundizar la política externa de integración latinoamericana y de cooperación Sur-Sur".

Para las oraciones de Macri lo que suceda con el Mercosur tampoco es un tema menor. Elizondo refresca la memoria sobre que desde que existe se convirtió en el principal socio argentino, y en el mercado al que muchas empresas argentinas comenzaron a exportar en esa época: las grandes y también para numerosas pymes.

No sólo genera más del doble de dólares comerciales que los que aportan los 2dos mercados para Argentina en el mundo (Estados Unidos y China), sino que la proporción de los bienes que exporta intrarregión es inversa a la que se dirige al resto: más manufacturas de origen industrial y menos productos primarios.

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