JOAN GARRIGA

Claves de la felicidad: Ir con fuerza tras aquello que nos mueve y escuchar a la vida

Fragmentos de sabiduría del piscólogo humanista Joan Garriga. Sobre el dolor, el amor, la pérdida, la confianza en uno mismo, y cómo el cuerpo nos puede ayudar a tomar decisiones clave: "¡Cuántas personas se han casado con quien no querían, por ejemplo! Parecía lo correcto, pero el otro no le hacía vibrar su cuerpo ni su corazón. (...) ¡Es tan necesario escuchar el cuerpo!" Y también, una invitación a ir tras aquello que deseamos, ya sea el amor, tener hijos, escribir poesía, cocinar, ser carpintero o contemplar el mar. "Luego la vida dirá. Y la vida tiene la última palabra. Y cuando la vida habla, entonces nosotros escuchamos. Y cuando logramos escucharla, entonces estamos también en una mayor sintonía con nuestra felicidad."

Joan Garriga es un psicólogo humanista, terapeuta Gestalt y uno de los precursores de las Constelaciones familiares en el mundo Iberoamericano. Es autor de varios libros, entre ellos 'La llave de la buena vida' y 'Vivir en el alma'. Ha publicado varios artículos en revistas y ha sido entrevistado por algunos de los principales medios hispanoparlantes. Como todo lo que tiene para decir es tan interesante e importante de escuchar, aquí recolectamos 5 pequeños fragmentos de su sabiduría.

1. Aceptar el dolor, un pariente cercano del amor

"Yo creo que todo sufrimiento se fundamenta en el rechazo a algo que la vida impuso o trajo o quiso. La vida es soberana, a pesar de nuestros deseos de que sea de una cierta manera", dijo Garriga en entrevista con el portal chileno Mundo Nuevo. "(...) Los padres, para el hijo, representan y simbolizan la vida. En esta dialéctica entre los padres y el hijo, el rechazo a los padres, aunque hubiera habido heridas o dificultades o costos muy difíciles, conlleva sufrimiento y hace sufrir a los demás, porque a menudo pretende compensaciones por lo ocurrido mucho tiempo después y con personas que no tienen nada que ver. (...) A veces, hay heridas complejas con los padres. Como el dolor es tan duro de sentir y de aceptar, lo rodeamos de otras emociones que pareciera que nos protegen del dolor, pero nos acaban envolviendo también en una especie de cárcel. En tal caso, hay personas enojadas, personas culposas, personas obsesivas, personas histriónicas, etcétera. Son personas que difícilmente permiten o aceptan que el dolor se haga presente en sus vidas y que haya que hacerle espacio cuando los visita. Si hubo cosas y escenas con los padres que dolieron, pues que duelan. Y cuando podemos estar en el dolor, el dolor es un pariente muy cercano del amor."

2. Para confiar en uno mismo, asumir todas nuestras cualidades

"A veces creemos que no somos tan buenos, inteligentes y dotados para llegar a lograr nuestras metas. (...) Una de las causas profundas de esta desconfianza es el concepto, muy arraigado en nuestra cultura, de que las cosas están bien o están mal, de que somos buenos o malos. Es decir, dividimos el mundo entre lo correcto y lo incorrecto, y nos enjuiciamos y condenamos a nosotros mismos. No nos dejamos ser lo que somos, con todas nuestras partes y no confiamos en que nuestra manera de hacer las cosas puede ser tan válida como cualquier otra. (...) Desde la terapia Gestalt creemos que estamos formados por conjuntos de polaridades, es decir de actitudes y capacidades que aun pareciendo opuestas, conviven dentro de nosotros y cumplen funciones útiles. Yo soy agresivo y a la vez soy pasivo, yo soy amable y a la vez desagradable, yo soy tierno y a la vez frío. Cuando no queremos asumir alguna de estas cualidades y la negamos, entonces empezamos a desconfiar de nosotros mismos." (Fragmento del artículo 'Confiar en uno mismo', Joan Garriga, 2007).

3. La verdad la reconocemos con el cuerpo, no solo con el pensamiento

"Por la calle cada día nos cruzamos con personas que llevan los dolores de su biografía, de su familia, de su historia con dignidad, como hechos que fueron procesados, incorporados y amados. Pero es cierto que también hay personas que están gravemente afectadas por posiciones anti-vida como el victimismo, la queja o la hiperdependencia, etcétera. En ellas se ha detenido la integración emocional de hechos que fueron difíciles. (...) ¡Cuántas personas se han casado con quien no querían, por ejemplo! Parecía lo correcto, pero el otro no le hacía vibrar su cuerpo ni su corazón. Y no se dieron ni el espacio ni el tiempo para descubrir su propio movimiento profundo. ¡Es tan necesario escuchar el cuerpo! (...) La verdad la reconocemos en las sensaciones corporales no sólo en nuestros pensamientos. Si sentimos algo en el pecho o en el estómago ante una determinada persona o situación no hay que ignorarlo. Es una señal de que ese es el camino o de que no lo es." (Entrevista de Paloma Rosado a Garriga)

4. La depresión es síntoma de una oposición a la pérdida

"La pérdida nos desnuda y con suerte nos desestructura. Decía Rumi que cuando la casa se ha destruido y ya no quedan paredes ni decorados encontramos que en el subsuelo está el mayor de los tesoros, el latido común o la sustancia plural que es la sangre de la Vida y que es compartida por todos", dijo Garriga entrevistado por Paloma Rosado. "La depresión como sintomatología psiquiátrica es una oposición a la pérdida. En lugar de hacer el viaje heroico -que a veces conlleva momentos de mucho dolor pero culmina en la alegría reencontrada-, la persona deprimida clama y permanece en 'esto no debería haber ocurrido', sin asentir y sin integrar."

5. Vayamos tras aquello que nos mueve y luego la vida decidirá

"El Yo tiene que arriesgarse con todas sus fuerzas en la dirección de lo que desea. No nos quedemos en casa. No disminuyamos nuestros sueños. No dejemos de querer aquello que anhelamos profundamente. Invirtámonos. Arriesguémonos en la dirección de lo que nos mueva: me mueve el amor, una pareja, me mueve tener hijos, me mueve escribir poesía, me mueve cocinar para los demás, me mueve ser carpintero, me mueve contemplar el mar. Entonces nos arriesgamos en la dirección de lo que se anhela en profundidad y esto nos acerca un poquito hacia la felicidad; y estamos en paz con nosotros porque damos los pasos adecuados para ir al lugar al que queremos ir. Luego la vida dirá. Y la vida tiene la última palabra. Y cuando la vida habla, entonces nosotros escuchamos. Y cuando logramos escucharla, entonces estamos también en una mayor sintonía con nuestra felicidad." (Fragmento  del libro de Garriga, 'La llave de la buena vida').

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