HACIA EL 2020

Sexo, olvidos y memorias

¿Fin de año o final de época? 'Bigote' Acosta se lo plantea. El tema género, violencia, violaciones, posicionamiento de la mujer y sexo viene a paso redoblado. ¿Y al periodismo qué le ocurre con todo esto? "Los más divertidos exigen confesiones sin abrir el propio placar", recuerda Acosta. Aquí el contenido completo:

ROSARIO. Soy periodista. Un actor político de segundo grado. Los actores políticos de primer grado gestionan. Nosotros inficcionamos en mucho poquito y nada. Soy escéptico y como corresponde al oficio: cruel y miedoso. Escondedor y jactancioso. De manual. Como dice Celedonio (“porque tengo odios que nunca los digo…”). Me asumo. Asumámonos, che.

Deshojamos una margarita de informaciones y opiniones más explícitas (todas son opiniones) en las que el olvido y la memoria juegan activamente. Actuamos sobre la sociedad. Algunos con el placar abierto, otros no. Otros preguntan con cara de “yo no fui”, tal como si el placar no existiese y todos sabemos que somos la suma de todas nuestras partes y al mejor estilo gestáltico… y un poquito más. Conozco más de uno que, en lo personal, han deseado públicamente mi muerte y otros que no perdonan un bofetón público en actuaciones de malevo prepotente - en las que también anduve y anduvieron varios- porque somos casi como los demás, pero podemos vacunar contra el sarampión y el paroxismo… o inocularlo. Advertencia. Todo el periodismo es un desarrollo de individualidades (vanidades) y pactos con los dueños, que desarrollan procesos colectivos donde nos metemos, sumando o esquivando. Já. En todos los casos los dueños son vanidosos, está en sus genes.

El tema género, violencia, violaciones, posicionamiento de la mujer y sexo viene a paso redoblado. Asombra que muchos cronistas dominicales, conductores de programas diarios y jefes de programas con paneles caros o baratos, no mencionen el tema en un punto específico. Actores políticos y el futuro de la Sociedad 2020. Más asombro provoca que no lo exijan en las entrevistas... en fin: pactos son pactos. Los más divertidos exigen confesiones sin abrir el propio placar. Unas joyitas de la hipocresía jactanciosa. Arrodillaos hermanos… todos somos hijos de Dios, de algún Dios. O varios.

Pongamos las cosas en este punto. La neo Revolución Industrial, la división del trabajo, la sociedad del ocio y el abandono de grandes sectores (corren juntas) la profundización del conocimiento mundial de los hechos definen la segunda década del Siglo XXI. Sabemos un poquito de muchísimas cosas y en pocos lugares se resuelven las grandes líneas de la economía y la sociedad mundial. Hacerse los tontos es parte de la condición humana.

El mundo 2020 está acá. El género y el sexo…¿están en la ruta, la brújula, la agenda…? ¿De qué modo? ¿Es la lucha de género superior a la del hambre…? ¿Van de la mano? No conteste, un corte y una quebrada, y después de las propagandas volvemos.

Las caderas, las gordas y las blondas. El Centro o Instituto de Antropología Forense identifica muertos en el mundo. Tiene en este año un lío sobre quien paga las investigaciones. Macri no quiere pagar para saber quien es el muerto, de qué época y quién el asesino. Listo. Terminado.

Hay un punto clarísimo. Por la posición de las caderas, de los huesos, se sabe si es varon o mujer y si tuvo partos o no, si era flaco, desnutrido o gordito retacón.

Todo el pasado en unos pocos huesos. No hay modo que en el padrón diga Eugenio y sea Eugenio si las caderas fueron diseñadas para que se llamase María. La viceversa existe mi amor.

La próstata está allí con sus antígenos de control cuatrimestral. “Hacete el papanicolau, muchacha” … Los ovarios tienen un número específico de óvulos juegues con ellos a la carambola, a la donación o al olvido. Solo el 1% de los cánceres de mama lo tienen los hombres. Es poco. Existe. Todos tenemos que toquetearnos las tetas. Se necesita mucha investigación científica para que un hombre se ponga a parir y una mujer a desagotar vesículas seminales. Investigaciones que no han concluido. A no desesperar. Suscribirse a National Geographic.

Las caderas van por su lado y los deseos por otro. Donde el adelanto es protocolar pero firme es en el impedimento de decirles gordas a las que tienen un físico diferente al que impone “el criterio estético de la clase dominante ”, como aclaraba Lúkacs. Es un insulto. En cuanto a las rubias me declaro en rebeldía. Hay sitios del mundo donde las rubias valen un céntimo en afectos y miradas y otros donde su costo es infinito. Vivo soñando seducir a las que habitan el infinito. Me gustan las rubias. Está dicho.

Digámoslo con todas las letras. El amor, la atracción, el sexo admiten todas las variantes y ninguna, debería ser considerada pecado o peor, ninguna debería ser delito y juzgar las costumbres por tiempos que fueron o sociedades que ya no están. Muy cierto. Cambian las sociedades, los tiempos y las costumbres. Más cierto todavía.

Todos los modos, usos y costumbres mutan y peor de los peores y re-peores. Al mismo tiempo y en diferentes sitios las rubias son una cosa, las gorditas otras, el alcohol y el rostro descubierto, las labores en la cocina, el clítoris para quitar orgasmo externo o el prepucio erradicado, para facilitar limpieza y cambiar nivel de excitación en el glande son mandatos crueles o necesarios. Según. Todo cambia dice la canción. El castigo también.

Lo que se discute no es, por lo profundo de las dudas, estas cuestiones rituales, emprendimientos de sociedades diferentes sino qué hacer con el comportamiento de hombre y mujer y, además, quien es hombre y de qué forma y quien mujer y lo mismo: desde dónde y hasta cuándo y una sustancia que se escapa y que nadie la quiere ver. Nadie quiere enfrentar. ¿Juzgamos por las minorías, para salvar las minorías, para que triunfen las minorías o, además y en sustancia, para que el paroxismo lleve a que las minorías, además de liberadas de castigos y olvidos impongan sus criterios? Y en este punto: ¿cual es el criterio por el que las costumbres se convierten en leyes y en que punto las leyes protegen a los débiles y esto, la protección, la igualdad, qué quita y qué pone del ayer y del porvenir en ejecución? Ufff. Otro corte y otra quebrada. Publicidad seductora de perfumes y automóviles con bellas mujeres y espléndidos hombres y volvemos.

Aprendizajes particulares y generales. La carga familiar y la social dan resultantes particulares. Lawrence Durrel en el ”Cuarteto de Alejandría” cuenta los rituales chiitas del bautismo a las mujeres y esa extirpación del clítoris. Aconsejo lectura. Nabokov relata, con bastante minuciosidad, la relación de un adulto bien adulto con una adolescente bien adolescente. Desde entonces las llaman ”lolitas” en relación con dicho libro: "Lolita".

Los Montescos y los Capuletos andan a los bayonetazos limpios y todos bancamos que Romeo y Julieta se jueguen al amor, quieran fifar ya mismo y que las familias, aquellas familias, determinaban sin consultar al interesado. Su pregunta sí molesta. Usted se casa con el anciano y chau. Está en el contexto de la historia. Y tienen 14/15 años. Milan Kundera dice ”la novela no tiene moral, no tiene pecado”, no se puede condenar a la literatura y bien: qué es lo condenable en estos asuntos…

El contexto marca la culpa social, la transgresión. Está claro que Tinelli cortándole a las bailarinas las polleritas con una tijera, en cámara, con primer plano de los glúteos, era una cosa. Florencia de la Vega entregando un manual oral de las libertades otra y Cecilia Roth diciendo que algo que le pasó en España fue horrible, también es otra. Tal como el ominoso silencio de 'Lilita' y Cristina, también es otra cosa. Todos somos, hacia el 2020, otra cosa en sexos, olvidos y memorias.

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