A 16 AÑOS

500 kilos de dinamita y material nuclear: El poderoso coche bomba de la FARC

La FARC ya pidió perdón por haber matado a 36 personas y herido a más de 200, pero la historia de Colombia quedó marcada por la pólvora y material nuclear que hizo explotar lo que fue el prestigioso club El Nogal, al que asistían políticos, empresarios y personas de gran poder adquisitivo. En 2003, su exclusividad terminó y pasó a ser un lugar horrible de ruinas y muertes. A 16 años del atentado terrorista te recordamos como Colombia ha estado marcada por la violencia a lo largo de los años y que parece que no tiene fin. Una de sus modalidades: los coches bomba.

Eran las 8:11 de la noche en Bogotá cuando un estruendo dejó en silencio a la ciudad. 7 de febrero de 2003, el día en que la guerrilla de las Farc cometió uno de los actos más crueles en la historia del conflicto armado: explotar un carro bomba que mató a 36 personas y dejó heridas a 198 que estaban en el club El Nogal. 
 
500 kilos de dinamita y material nuclear hizo estallar lo que era en ese momento un prestigioso club al que asistían políticos, empresarios y personas con un poder adquisitivo bastante alto, era muy exclusivo, pero para las Farc “era un centro de operaciones contrainsurgentes” y “se reunían agentes del Estado y paramilitares” para planear las acciones contra la guerrilla.
 
Hoy, 16 años después, aún quedan muchas preguntas sin resolver sobre los hechos que antecedieron a dicho atentado y sobre los responsables intelectuales del hecho terrorista.
 
El terrorismo nuclear forma parte del panorama mundial desde hace décadas. Según Daniel Estulin, muchos atentados que fueron presentados como resultado de bombas convencionales se perpetraron en realidad con ayuda de minibombas nucleares.
 
"Ha habido muchos ataques nucleares a lo largo de los años disfrazados de coches bomba y de terrorismo islámico... El término ‘minibomba nuclear’ es un término no oficial que se refiere de forma general a una carga nuclear portátil diseñada para explotar con diferentes potencias, desde algunas tan bajas como 0.01 kilotones, hasta 1 kilotón y a veces varios kilotones", explica en el programa Dimitry Jálizov, un antiguo oficial de la Unidad Militar Nuclear de la Unión Soviética.
 
Jálizov en su teoría, asegura el coche bomba del club El Nogal en Bogotá, Colombia en 2003 se trató de un mini ataque nuclear.
 
 
Sobre el atentado de El Nogal, y para el año 2018, hubo un pronunciamiento del Consejo de Estado y determinó como responsable al Estado colombiano. Y exigía al mismo, que pidieran perdón a las víctimas y adelantara un acto de reparación simbólica. Hasta la fecha, eso no ha sucedido.
 
Por estos hechos, más de una veintena de personas fueron condenadas. Entre ellos, los miembros del entonces Secretariado de las Farc; el cerebro de la operación Hernán Darío Velásquez, conocido como el Paisa; y dos miembros de la familia Arellán Barajas, que lograron infiltrarse en El Nogal. 
 
16 años después del atentado de El Nogal, pese a que la justicia investigó y sancionó a los autores materiales del hecho, existen dudas sobre otras responsabilidades, negligencias y omisiones en este caso. Y al menos 40 de las familias afectadas por el carro bomba piden que se esclarezcan estos hechos. 
 
 
¿Por qué no se previno el atentado si las autoridades tenían información previa?
 
Jaime Quiñones, oriundo de Meta, alertó a las autoridades primero a finales de 2002 y luego 16 días antes del atentado al club El Nogal que la guerrilla realizaría este acto terrorista en Bogotá. Por estos hechos, Helena Zorrilla, la investigadora que recibió la información y luego la trasladó al extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), se exilió por amenazas a su vida, según cuentan las víctimas.
 
Quiñones, el informante de las acciones de las Farc, entregó también datos sobre Herminsúl Arellán, el encargado de construir el carro bomba; los números telefónicos de los dos celulares con los que se comunicaba con su hermano Fernando, el profesor de squash que compró la acción del club y logró infiltrarse; e información sobre el comandante guerrillero el Paisa.
 
Por eso un grupo de víctimas, en cabeza de Bertha Fríes, le exigen al Estado y las Farc la verdad de lo sucedido. Asimismo, claman para que el Tribunal Superior de Cundinamarca atienda a sus llamados y reclamos, pues para ellos existe una clara responsabilidad por parte del Estado.
 
¿Había reuniones con paramilitares en el club El Nogal?
 
“Quisiéramos oír la verdad desde el Estado (...) Para la época se hablaba de que aquí en el club entraban los paramilitares”, dijo Vargas. Fríes agregó: “Le he dicho a Fredy Rendón, conocido como el Alemán, que me diga si realmente (Salvatore) Mancuso dormía en el club. Dicen que se estaba negociando su desmovilización”. Una duda que pueden resolver tanto las directivas del club de aquel momento, el Estado, los comandantes de las autodefensas y las Farc.
 
 
¿Por qué un club se convirtió en objetivo militar?
 
“En este atentado no está claro cuál fue el objetivo. Creo que tampoco las Farc han pedido perdón como tal. Creo que merecemos más explicaciones. Es difícil ver cómo este grupo, que antes era terrorista, hoy se está convirtiendo en un grupo político que va a tener voz”, manifestó Catalina Peláez, quien fue víctima de El Nogal cuando tenía 11 años y hoy es la principal representante del squash femenino en Colombia.
 
Carlos Antonio Lozada, excomandante militar de las milicias urbanas de las Farc, hoy delegado para adelantar el proceso de reconciliación con las víctimas de El Nogal, sostuvo en entrevista con Colombia2020 que “este acto terrorista fue la mayor equivocación que tuvieron las Farc en sus 53 años de vida” y que no lograron su objetivo. Sin embargo, no esclareció contra quién iba dirigido y por qué un club social se convirtió en un objetivo de guerra.
 
Algunas víctimas de las Farc y El Nogal se han encontrado en dos oportunidades luego de la firma del Acuerdo de Paz. La última vez fue el 1° de octubre de 2017. En uno de esos encuentros la exguerrilla firmó un compromiso de siete puntos cuyo eje principal es contar la verdad y reparar a las víctimas. Se espera que lo hagan ante la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz.

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