UNA INTERPRETACIÓN

¿Qué hará Cristina?

La gran pregunta del año electoral consiste en conocer si Cristina Fernández de Kirchner será o no candidata presidencial. Todas las encuestas dicen que cualquier otro candidato panperonista puede derrotar a Mauricio Macri pero también que Unidad Ciudadana reclama la presencia de su líder: todos saben que sus votos no son transferibles, tal como habrían sido los de Juan Perón en 1958 y en 1973.

Así como Juan Carlos De Pablo está logrando conversar semanalmente con economistas ya fallecidos, tal como lo muestra todos los domingos en el diario La Nación, yo intentaré en esta columna meterme en la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner.

La tarea no obstante, creo que es mucho más difícil que la de De Pablo, pero lo intentaré.

Ella sabe que está en el centro de la política no solo argentina sino que, además es observada negativamente desde el exterior.

Sabe que es la única política en este momento que dispone de un caudal propio de votos que la mayoría de las encuestas conocidas ubica entre 30% y 35% y una rechazo importante que podría superar el 55%.

Supongo que piensa que si bien su techo es bajo, puede arrastrar a una parte de quienes rechazan a Mauricio Macri y su gobierno. Pensemos que Cristina y Macri tienen un rechazo similar: 50% a 60%, pero en el momento de elegir es probable que pese más el descontento y que el objeto de la elección fuera "Macri tiene que perder", tal como ya lo dijo 'el chino' Fernando Navarro, sin importar mucho la figura del eventual ganador que, paradójicamente, sería el menos peor, lo que no augura un buen futuro.

El peronismo alternativo, federal, residual o mostrenco parecería que no llega a un 15%. Un viejo dirigente peronista, me decía, en verdad estamos como la UCR cuando sacó menos del 20% en las elecciones de mayo de 1995 con Horacio Masacessi como candidato, creo que hoy, solos, no llegaríamos el 10%.

Esto significa que Cristina tiene un poder de negociación formidable para la primera vuelta en la que se elegirán diputados nacionales y gobernador e intendentes en la provincia de Buenos Aires. Además tendría asegurada su participación en un balotaje, aunque con mínimas posibilidades de ganar, lo que para mí no es tan seguro.

Hay otro elemento, que se debe tener en cuenta, es temida, lo que no sabemos es si el miedo que genera le jugará a favor o en contra en la soledad del cuarto oscuro.

La ecuación política seria privará el rechazo a Macri por su mal gobierno (chino Navarro, Hugo Moyano, Sergio Massa, etc) o el miedo a Cristina, miedo compartido por peronistas y no peronistas.

Cuando digo poder de negociación no lo digo solo con el peronismo sino también con el oficialismo dado que su bancada de diputados y posiblemente su bloque de senadores será imprescindible para negociar consensos sin los cuales no será posible gobernar.

Dicho en otras palabras, el próximo gobierno, más que gobernar deberá apuntar a afianzar la gobernanza, dado que de lo contrario se caería en una suerte de distopía.

Según la información que dispongo su principal preocupación son los procesos en los que está involucrada su hija Florencia y en un segundo escalón ella misma.

Lo que creo que Cristina tiene en su cabeza y a la vez es su dilema, es el modo de cómo usar su capital político.

Ella sabe que podría ganar en una 1ra. vuelta.

Eso le garantizaría, tener un buen bloque en diputados nacionales, mantener su bloque de senadores y la dudosa lealtad de los intendentes de la provincia de Buenos Aires que, gracias a ella, lograran mantener o acceder a sus cargos.

Es probable que, cumplido ese objetivo expondría argumentos políticos para renunciar a su participación en el balotaje, reiterando el papel de “víctima política” -que lo sabe hacer muy bien- para mantener a su tropa bajo su control. Digo que renunciará, ya que no tendría una certeza sobre su eventual triunfo.

Sería un modo de mantener vigencia política a pesar de los juicios en los que está procesada al tiempo que tendría la fuerza suficiente para en el peor de los casos negociar el indulto de su hija Florencia si al fin de cuentas resultara condenada, reitero algo muy improbable.

Personalmente no creo que resulte una tarea sencilla responsabilizar penalmente a Florencia ya que todas las maniobras investigadas habrían pasado por otros personajes y no hay trascendidos en el sentido que algún “arrepentido” la hubiera involucrado en algún ilícito. No parece que hubiera hechos para imputarla como, autora, partícipe y menos como partícipe necesario.

La capacidad para gobernar, o para lograr la “gobernanza” pasará a partir de 2019 por el congreso de la nación, y pienso que Cristina ya advirtió que la elección de diputados nacionales será tanto o más importante que la del propio presidente.

Para terminar este viaje imaginario por la mente de CFK, es muy posible que se presente como candidata a Presidente para consolidar en el Congreso su poder político. Asimismo diría que se bajaría del eventual balotaje.

Ella sabe que sus votos no son transferibles, tal como habrían sido los de Juan Perón en 1958 y en 1973.

Sólo su candidatura sería reconocida en un 100%; si ella no se presentara su caudal se derretiría y eso le podría resultar muy perjudicial políticamente, para ella y su familia.

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