Busti-Laden y las plantas de celulosa

Latinoamérica, además de sus conocidos vínculos geográficos, históricos y culturales, muestra hoy al mundo un nuevo y nefasto vínculo que, si bien no es nuevo, alcanza en nuestros días su más marcado aspecto: la desunión. Porque es el caso que hoy por hoy América Latina es un continente desunido. Ni más ni menos. POR JORGE AZAR GÓMEZ (*)

Países tradicionalmente hermanados como Uruguay y la Argentina se debaten hoy en un pantano de discusiones, cuando no hace mucho miraban el futuro conjunto con optimismo, hasta hace poco el Río de la Plata era el río que unía hoy es el río que separa, no hace mucho ante la menor diferencia los gobernantes se unían para encontrar la solución mas justa, hoy se agravian y dejan que jerarcas se agravien y alejen a las partes.

Esta situación, como es lógico, es entonces fuente de desordenes sociales y políticos de magnitudes directamente proporcionales a la actitud irresponsable y corrupta de gobernantes que con discursos demagógicos o silencios cómplices hacen a los habitantes de su país inconscientes instrumentos de intereses foráneos que –es bien conocido- encuentran en situaciones como las actuales el mejor caldo de cultivo para sus objetivos.

La caricatura que el gobierno argentino esta dibujando de América Latina, con su silencio cómplice ante los actos de violencia promovidos por el piquetero gobernador Busti, se asemeja a la violencia desatada en el mundo islámico como reacción a las caricaturas de Mahoma publicadas en Europa.

Es que nos preguntamos: ¿Qué inversor mirará a América Latina, de ahora en adelante, como plaza de inversiones, con el antecedente que Argentina esta imponiendo, de que si al país vecino de donde se radican las inversiones, estas no son de su agrado, le detendrán cargas, sancionarán al país sede de la inversión con piquetes oficiales avalados y aceptados por un gobierno que se dice democrático cercenando el derecho al libre transito que todo ciudadano del mundo tiene?

Con este hecho, Argentina esta acabando con algo mas que la tradicional hermandad entre Uruguay y Argentina, esta acabando con algo mucho mas importante: la confianza del mundo en Latinoamérica y de Latinoamérica en sí misma, representada por sus gobernantes.

Ello conlleva a una situación altamente explosiva cuyos resultados pueden colocar a la región al borde de su ruina histórica.

Por todo esto es necesario que Uruguay y Argentina actúen ya, si es necesario, desplazando a los funcionarios más imprudentes sea Busti, sea Gargano, y de ahí en adelante un consenso racional que constituya la única posibilidad de negociación sobre bases fuertes, capaces de hacer factibles medidas excepcionales para una situación excepcional como esta, la diplomacia versallesca no tiene mas lugar.

No hay otra opción. Porque la historia sí que no concede moratorias.

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(*) Ex Representante de Uruguay ante la O.N.U.

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