FIN DE CICLO EN SANTA FE

Imperdible (2): Reutemann, el hombre del "Pude pero no quise"

Carlos Alberto Reutemann pudo ser el candidato presidencial de unidad del peronismo en 1999 y en 2003 pero no quiso. ¿Y en 2011? Todo indica que él ha renunciado a la historia pero en Santa Fe el tema es mucho más complicado que en el resto del país. Así lo explica Raúl Acosta, 'el Bigote'.

por RAÚL ACOSTA

ROSARIO (La Capital). “Desde 1991 el peronismo ganó con Reutemann o no ganó. Por eso valen tanto los votos que, en soledad, consiguió Diego Giuliano en Rosario, el peor sitio para Reutemann y Obeid”. Este texto, publicado hace tiempo en esta página, ubica las verdaderas dudas electorales: ¿se puede ganar sin Reutemann? ¿Contra Reutemann? Hasta hoy no.

Binner mas Giustiniani, el primero presentando al segundo, estuvieron cerca de conseguirlo. Sucedió en 2009. No pudieron. Reutemann fue senador nacional. Por decisión personal de Reutemann la segunda senadora nacional es Roxana Itatí Latorre.

Giustiniani fue electo por la minoría. Al FPCyS lo traicionó la ciudad de Santa Fe. No fue rotundo el triunfo en Rosario. Reutemann, Latorre y Giustiniani representan a la provincia en el Senado de la Nación hasta 2015.

Binner le había ganado en 2007 al peronismo de Obeid, Kirchner, Bielsa y Rossi, los gremios y referentes locales. Gran triunfo. El sector K estaba en alza en 2007, antes de la 125. Todos los peronistas juntos no frenaron a Hermes Juan. Hay una batalla sin fecha. Binner contra Reutemann, mano a mano.

Desde 1991 Carlos Reutemann es dueño de los votos peronistas en las elecciones en que los pide. No ha fallado. Veinte años son pocos, casi nada, sostiene Alfredo Lepera. Para Santa Fe son todos los años de Reutemann en la política. Queda una sola baza por jugar. Este año.

En el tiempo que va desde su primera elección a la fecha Reutemann ha consolidado un liderazgo parco, silencioso. Sorprendente.

Con él comenzó el derrape de los dirigentes del peronismo que actuaron en la provincia. No ha quedado ni uno solo en pie. Desde el mejor estratega, Eduardo Cevallo, al mejor discurso de barricada, Raúl Carignano, pasando por la tozudez de Víctor Reviglio, la creatividad de Vernet, el sigilo de Gualberto Venesia, el desparpajo de Cardozo, Aranda y Rubeo, y las figuras sin remplazo: Vanrell y Aurelio Martínez. Todos fueron yéndose. Modos diferentes pero se fueron.

Reutemann eligió, personalmente, a Robles, Massat, Muniagurria, María Alarcón, Latorre. Cerró el partido, clausuró la discusión, frenó todo menos su palabra, siempre escasa. Los votos convalidaron su actitud. Hasta hoy.

La ley de lemas convirtió a la militancia partidaria en estupidez despreciable, para la burla. El peronismo provincial se jibarizó. Quedó resumido en Reutemann, sus silencios y sus votos.

Que quede claro: si Reutemann hubiese perdido una, una sola de las elecciones en las que se presentó, estos fantasmas y otros, de menor jerarquía, saldrían a cobrar su modo de manejar un partido, una relación popular, una herencia. Saldrían a cobrarle su absolutismo. No pueden. Los votos fueron siempre suyos.

La provincia, conviene reparar en esto, ha tenido sólo cuatro gobernadores antes que Binner. Con los dedos de una mano se cuentan los titulares de la Casa Gris, desde el advenimiento de la democracia de mil años hasta hoy. Vernet, Reviglio, Reutemann y Reutemann bancando a Obeid. Ahora Binner. Cuatro por el peronismo y uno, socialista, en funciones. Poquísimos.

Es en esta elección del 24 de julio de 2011 cuando la provincia puede tener un final distinto. En realidad, el comienzo de otro ciclo.

> Si Reutemann es candidato a gobernador de la provincia, como sueña el establishment de la ciudad patricia, puede enfrentar al hombre de Binner con ventaja. Se repite: siendo candidato. A Barletta, Bonfatti y Giustiniani les ganaría. Juntos, aún con Binner de sostén. Eso dicen. Habría que verlo.

> Si Reutemann es candidato de una coalición peronista para la Nación, en oktubre de este mismo año, el candidato a gobernador podría ser cualquiera. Ganaría con decir que es de su escudería. El único contratiempo está en el almanaque, se nomina y se vota primero en la provincia. Santa Fe en julio, Argentina en oktubre. El que se calla pierde.

El 2011 es un año de quiebre. No basta con una sonrisa o un silencio. Reutemann debería actuar. Mostrarse. Participar. Algunos suponen que Reutemann esperaría las encuestas de marzo para aceptar una postulación nacional. Muchos dicen que no sucederá. CFK seguirá fuerte, con más de 30% de intención. Fin de la película.

> Si Reutemann no es candidato el peronismo se pelea. En la Nación un fiasco. En la provincia se acelera el recambio dirigencial. Reutemann marcha hacia el retiro. El FPCyS aparece triunfante, pese a todos sus “enjuagues” proselitistas. Binner es el padrino. Los novios saludan en el atrio.

> Si Reutemann no es candidato la ciudad de Santa Fe está en problemas. La burocracia patricia pide pista. Se alborota. Barletta. Obeid. Mercier. Algo. Alguien, por favor. Uno de los tres. Los tres. Si el sur manda ocho años seguidos sobre la nómina la burocracia tiembla. Tiemblan los dirigentes políticos disfrazados de empleados de planta (permanente o transitoria). Algunos pedirían el retiro. Una catástrofe.

> Si Reutemann no se presenta en 2011 en alguna de las dos instancias mencionadas, Provincia o Nación, su mandato, su callada conducción, comenzará una declinación biológica, certificada por los años y una declinación política, producto de la inacción. Cambió el relato político. En 1990 hubo una oferta, en el 2010 apareció otra. Es tiempo de dirigentes. Cualquiera sea el resultado que obtenga el peronismo en el 2011 hay algo seguro: será el inicio de su independencia de la impronta del senador.

Reutemann en la provincia detendría el crecimiento de Rossi, volvería (otra vez) dependiente a Rosario, aplacaría la furia patricia (furia e histeria).

Reutemann en la Nación indicaría que CFK tiene menos del 25% de intención de voto y todo se está yendo por el resumidero (“Lole”, sálvanos).

Reutemann fuera de las grandes batallas es, casi, casi, el comienzo de una biografía autorizada: “Pude, pero no quise”.

En las grandes orquestas, hay pasajes del concierto que se corresponden con un solo instrumento. Que sólo puede tocarlas ese instrumento. Sin escape. Obligadas.

Trompa. Corno. Violín. Nadie, excepto el instrumento designado, puede tocar en ese tramo del concierto. Si no toca su parte el concierto entero se va al diablo. Y se nota su fallo.

El peronismo santafesino, acaso buena parte del peronismo nacional, por razones parecidas (y diferentes) apareció y aparece dependiente de su decisión. Una vez más. La última. En el 2011 hay una sola partitura. Peronismo. Suena la música. Es un solo de violín.

Si Reutemann sonríe pero no hace nada, si sólo es una foto de compromiso y una declaración de utilería no habrá muerte súbita de nadie, ni candidatos, ni partido. Será riguroso decir, si sucede, que habrá comenzado el pos reutemismo.

Chau Lole. Habrá que resignarse. Imaginamos el dolor que causará la realidad a quienes han dependido de su teléfono, política, económica, administrativa y periodísticamente. Habrá que mirar a los jóvenes peronistas. Y a Cristina, claro. Se consolidará una Argentina de la segunda década del siglo XXI. Lejos de los fulgores del siglo que se marchó. Sin violín obligado. Sin concierto.

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