IMPUTABILIDAD DE JÓVENES DELINCUENTES

Hipócritas en el poder (2): El caso de Cristina Fernández

Las diferencias son irreconciliables en casi todos los temas: el peronismo todavía en el cristinismo, que lidera Daniel Scioli, opina muy diferente al cristinismo transversal o no peronista. El debate por la Ley Penal Juvenil es apenas un ejemplo, y por eso Cristina Fernández decidió intentar bajar el tono de la controversia.

por EDGAR MAINHARD
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hace años que los Barones del Conurbano callan sus diferencias acerca de muchas de las opiniones de sus compañeros de ruta no peronistas.
 
La amalgama de peronismo kirchnerista y transversales kirchneristas (hoy cristinistas) fue un invento de Néstor Kirchner en 2005 para ganarle los comicios de renovación legislativa a Eduardo Duhalde en provincia de Buenos Aires.
 
Considerando que Duhalde no enunció en ese momento un proyecto de poder ni tenía recursos para distribuir (las boletas electorales las terminó pagando Francisco de Narváez...), los utilitarios Barones del Conurbano se marcharon con Néstor Kirchner aún cuando aborrecieran o despreciaran muchas de las iniciativas que Kirchner incorporaba desde los transversales.
 
La 1ra. rebelión ocurrió en los comicios de 2009, cuando Néstor Kirchner perdió pero la mayoría de los Barones del Conurbano ganaron esas elecciones.
 
La 2da. rebelión había comenzado poco antes de la muerte de Kirchner, cuando muchos de los Barones del Conurbano deslizaron sus preferencias por la candidatura de Daniel Scioli para la presidencial 2011.
 
Cristina Fernández intenta que se interrumpa el motin, aunque a veces es difícil cuando ocurren temas que dejan en evidencia que la transversalidad nada tiene que ver con el peronismo que acompañó hasta aqui al kirchnerismo.
 
El debate sobre la imputabilidad de menores delincuentes es uno de esos temas: es imposible que Hugo Curto coincida con Horacio Verbitsky, pero Cristina Fernández los necesita a ambos con sus pies en el mismo plato.
 
La mayoría de los Barones del Conurbano coinciden con Daniel Scioli por una razón fundamental: conocen que en el universo del delito hay un abuso de la legislación vigente y, en definitiva, se pretende un texto que apunte al menor que delinque, no al que no delinque.
 
El choque de opiniones desestabiliza al Frente para la Victoria y por eso Cristina Fernández intentó apaciguar el debate culpando a los medios de comunicación por la tensa situación vigente en el oficialismo.
 
Una nueva tontería de Cristina Fernández: cualquiera conoce la realidad y la profundidad de las diferencias, y que el punto de vista de la Presidente no representa al grueso del peronismo bonaerense en temas tan concretos.
 
Ella prefirió la hipocresía: "Se instala desde los medios, con algún oportunismo electoral, y son debates que no nos deben enfrentar, debates que no nos deben dividir en falsas antinomias y en diferencias que realmente ya fueron superadas por el tiempo", dijo la Presidenta durante la apertura de una nueva sede de la flamante Universidad Arturo Jauretche, en Florencio Varela.
 
También sostuvo que "lo importante es que sepamos que esto (el debate sobre la imputabilidad) no es una política de seguridad, en todo caso es un instrumento o adecuación a los tiempos que corren".
 
Nadie dijo que fuese una política de seguridad sino solamente la revisión de una cuestión legislativa sobre una cuestión judicial.
 
Pero sería interesante que Cristina Fernández explique cuál es su política de seguridad porque hasta la fecha eso es desconocido.
 
En especial cuando la gestión de Aníbal Fernández/Julio Alak al frente del ex Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, resultó de concepciones muy diferentes a la de Nilda Garré, y entre uno y otro período -ambos con Cristina Presidente- faltó alguna autocrítica y la explicación del rumbo elegido.
 
Cristina lidera el ladriprogresismo y eso es inocultable. Es difícil conocer si es mejor el universo del peronismo bonaerense en lo que hace a la eficiencia en la gestión del Estado, pero es ridículo, de parte de Cristina, apelar a fundamentar su posición en el caso de Brasil.
 
Cristina puso como ejemplo el índice referido a menores en Brasil, donde la imputabilidad es a partir de los 12 años, cuya tasa de homicidios es de 32 cada 100.000 habitantes, mientras que en la Argentina, hay 6 homicidios cada 100.000 habitantes, con la imputabilidad a partir de los 16 años.
 
Todavía en la Argentina no existen situaciones como las vigentes en las favelas ni el narcotráfico controla abiertamente espacios geográficos y sociales. Lo dramático es que no hay que esperar a igualar a Brasil, y sin embargo las diferencias disminuyen demasiado velozmente.
 
Cristina promete lo que no cumple:
 
> buenas instituciones policiales pero resulta que Garré depuró a gran parte de la jerarquía superior de la Federal porque consideró que no cumplía con su deber;
 
> buenos jueces pero resulta que hay muchísimas vacantes en el Poder Judicial que no se completan por culpa del Ejecutivo Nacional y cuando algún magistrado demuestra autonomía resulta que desde la Casa Rosada lo cuestionan.
 
> Ni hablar de las políticas indirectas como la educación pública, que son enormes fracasos, tal como lo demuestran las estadísticas comparativas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) difundidas por la OCDE.
 
Sin embargo, para Cristina Fernández, todo es exitoso. La irresponsabilidad en el uso del micrófono lleva a la hipocresía.
 
Cristina dijo: "Discutir si 14 o 16 es desviar el problema. Es algo que va a resolver el Parlamento: será 14, o será 16... Lo importante es que la edad no es una política de seguridad, sino una adecuación de los tiempos". Eso equivale a ignorar qué está ocurriendo en la calle y es darle la espalda a la sociedad que reclama que cese la impunidad: un muerto es un muerto, un robo es un robo, una violación es una violación.
 
Pero es cierto que ese no es el tema. Porque el tema es el desbarajuste doméstico que tiene el Frente para la Victoria.

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