China, el Vaticano y la estampa del cardenal Zen

El purpurado espera poder contribuir al establecimiento de relaciones diplomáticas entre Pekín y la Santa Sede. Pero el Gobierno chino lanzó hoy un aviso al cardenal de Hong Kong Joseph Zen -que será nombrado oficialmente en el Consistorio del 24 de marzo- y le advirtió de que no interfiera en cuestiones políticas.

"Hemos tomado nota del nombramiento de Zen. Pensamos que las personalidades religiosas no deben interferir en la política", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Liu Jianchao, en rueda de prensa en Pekín.

Zen no es otro que un firme defensor de los católicos chinos que profesan su fe en la clandestinidad, y un promotor de la democracia en Hong Kong, región semiautónoma china -desde que fue devuelta por Londres en 1997- donde algunos cargos son de elección directa.

Aún no está claro si Zen permanecerá en Hong Kong o si recibirá un puesto en el Vaticano, ya que había pedido a la Santa Sede retirarse como obispo a los 75 -pero como cardenal puede ser elector hasta los 80-. Cuando se haga oficial su nombramiento, será el primer cardenal de la República Popular China. Hay otro cardenal de etnia china, pero en Taiwan, el cardenal Shan Kuo Hsi.

Zen, no obstante, en rueda de prensa en Hong Kong, afirmó que no cree que China le considere un enemigo y espera poder contribuir al establecimiento de relaciones entre el Gobierno chino y la Santa Sede.

"Las iglesias chinas han vivido en una situación muy especial desde hace mucho tiempo. El Estado controla las iglesias estrechamente, así que normalizar la situación, permitir libertad religiosa total como en otros países no es un asunto simple", argumentó. Sin embargo, se mostró convencido de que "hay voluntad en las dos partes".

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