José, no se trataba de ganar sino de saber a qué jugamos

José Pekerman se lamentó ante el resultado 2-3 que sufrió la selección argentina ante Croacia. Pero lo grave es el rendimiento del equipo, la sensación de que no se sabe a qué se juega y, especialmente, la ignorancia táctica de Pekerman, el DT de Julio Grondona, que acumula mediocampistas como si eso fuese garantía de supremacía futbolística.

No sirvió para mucho el partido jugado ante Croacia. Porque a los jugadores que había mirar, no se los puso sobre el terreno o no estuvieron lo suficiente.

Es una estupidez afirmar "el encuentro en Suiza le sirvió al director técnico José Pekerman para definir algunos jugadores que están en duda y poder evaluar el nivel demostrado no sólo por el equipo en conjunto".

Además, antes habría que saber a qué quiere jugar Pekerman, porque no está para nada claro. Ingresar a Messi, Riquelme y Tévez, a quien luego se les sumó Aimar, es garantía de que Pekerman está confundido. Hay una superposición notable de funciones y eso atenta contra el rendimiento colectivo.

Que Crespo haya tenido que salir del área a buscar la pelota, habiendo tantos mediocampistas, es demostración de que algo no funciona en el equipo, pero básicamente es la ausencia de un esquema lógico. Pekerman da la impresión de que arma el equipo en función de qué están esperando los periodistas y los futboleros argentinos.

¿Querían Riquelme? Ahí tienen Riquelme. ¿Querían Tévez? Tienen Tévez. Pekerman (o Julio Grondona) cree que así será más popular, probablemente; pero nadie asumirá el error de imaginar esquemas inútiles; los costos los pagará quien puso a ese equipo en el campo de juego para jugar un partido indefinido, impreciso y alarmante.

Desde el arquero, que estuvo flojísimo, y siguiendo por la defensa, el equipo provoca enormes dudas.

El mediocampo que necesita un equipo que pretende tener tanta vocación ofensiva, jamás puede integrarlo Cambiasso, un jugador que más allá del marketing que tiene, resulta flojo en la marca; y no se lo necesita para la creación porque para eso están los otros.

Pero Pekerman es un fanático de Cambiasso. Lo quiere hasta en la sopa. Es más: cuando tuvo que optar entre Cambiasso y Mascherano, prefirió a Cambiasso. Entonces, Pekerman, el resultado es una anécdota, lo grave es la confusión mental, la falta de personalidad y la carencia creativa que tiene quien planifica el equipo.

El fútbol es muy sencillo: se ataca abriéndole la cancha al adversario, para dificultarle la defensa; y se defiende achicando el terreno de juego para dificultarle el ataque al rival.

La selección argentina no hizo ni lo uno ni lo otro. Pero el equipo, tal como estuvo diseñado, jamás podría haber hecho algo diferente a lo que hizo.

Pekerman llevó a Diego Milito para probarlo y lo puso 10 minutos, ¿eso es probar?

Entonces, Pekerman se lamentó por el resultado: "Desde ningún punto de vista merecimos perder el partido. Al contrario tuvimos oportunidades de ganarlo". No entendió nada.

"Lamentablemente el gol llegó sobre el final, cuando no teníamos tiempo de recuperarnos. Pero esto nos tiene que servir como experiencia para poder mejorar. Nosotros teníamos la idea de jugar de otra forma, pero no pudo ser".

Pekerman debería reflexionar porqué la selección pierde 2 partidos en el tramo final, porque no es la 1ra. vez que ocurre una situación similar.

Los periodistas exitistas, que escriben sin saber, o hablan porque les abren un micrófono, pueden continuar con su frívola tarea. Pero que luego le expliquen a los argentinos porqué ocurre otra frustración colectiva, a menos que se comience a trabajar en serio.

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