'Reflexiones de un Gobierno vacío'

A continuación, U24 le acerca una interesante reflexión de Carlos Berro Madero en el sitio Respublica.org.ar, sobre el gobierno de Néstor K:

Los pilares del desarrollo humano están basados en la reflexión, la búsqueda de la excelencia y el sostenimiento de principios morales y jurídicos sólidos, que aseguren continuidad y estabilidad a cualquier proceso de cambio.

Si nos detenemos a analizar los años vividos bajo la presidencia de Néstor Kirchner, es fácil deducir que muy pocos o ninguno de los supuestos anteriores ha sido cumplido, siquiera medianamente.

Analizaremos inmediatamente en forma breve, las razones que nos asisten para pensar de este modo.

1. La personalidad del señor Presidente lo presenta como un sujeto pasible de sus impulsos, sobre los cuales construye pasos cortos, atento únicamente a los distintos vaivenes de la realidad de cada día. En esos términos, la reflexión queda definitivamente opacada por un avance que se produce siempre detrás de los acontecimientos , nunca antes.

2. No existe un mensaje claro respecto a la búsqueda de excelencia alguna. Al presentarse la situación general como "la salida del infierno", se persigue la inclusión a través de una gigantesca transferencia de los ingresos entre distintas clases sociales, sin haber analizado convenientemente qué vamos a hacer, por ejemplo, cuando los favorecidos con las dádivas pecuniarias del gobierno (léase planes sociales sin contraprestaciones), comprendan que hay algo mucho más importante que tener dinero en el bolsillo: es la capacidad que permite acceder a trabajos hoy día cada vez más exigentes y sofisticados.

3. No existen principios morales ni jurídicos cuando se compran voluntades con desparpajo y se modifican en forma sibilina -con palabras técnicamente preparadas por viejos emergentes de la izquierda perimida- los funcionamientos de organismos estatales, legislaturas, municipios y casas de estudio, para obtener mayor control sobre los otros poderes del Estado.

4. Es imposible consolidar una estabilidad por todo lo antedicho, y aún porque no se comprenda cabalmente que muchos indicadores del cambio experimentado en el campo económico, se deben a variaciones del mercado mundial –hoy muy favorable en uno de sus típicos ciclos expansivos-, y la salida de un abismo al que nos precipitó una pesificación asimétrica de características técnicas absolutamente inéditas en el mundo entero.

Los permanentes discursos dobles como una forma de "adaptación a las circunstancias" y las diatribas constantes a las eventuales oposiciones –ayer violentas, hoy sarcásticas-, no construyen más que el renacer de viejas antinomias y resentimientos que deberíamos desterrar definitivamente de nuestro país.

Cuando observamos jugar fútbol al seleccionado argentino y comparamos el toque intrascendente de pelota de sus integrantes, hacia los laterales y casi siempre hacia atrás, nos detenemos a pensar que es posible que esa pasión nuestra por el "fulbito" sea en realidad la base del aparente sustento que ha ganado hoy el señor Kirchner entre buena parte de la ciudadanía: sigamos al "toque y toque" mientras no nos metan un gol adentro. ¿Después? Después, siempre habrá tiempo para decir "yo no fuí".

No creemos que estas realidades postergadas le auguren ningún buen futuro a una Argentina que comienza a repetir viejos errores, y parece gozar otra vez por un encandelamiento pasajero: el que nos hayan repuesto en forma amañada unos pesos en el bolsillo.

Una de las frases más interesantes que dejó Alan Touraine en medio de sus inesperadas loas al Presidente, fue una que creemos el señor Kirchner no entiende: "no se debe hablar más (dijo) de "reconstrucción": la Argentina debe ser construida". Aún quienes pueden no pensar como nosotros pero provienen del mundo cultural desarrollado, nos dejan siempre alguna enseñanza. Sería una verdadera lástima que no sepamos reflexionar adecuadamente sobre ella.

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