Masiva manifestación en USA contra la discriminación a inmigrantes

Una multitud calculada por los organizadores en 300.000 personas y por la policía en unos 150.000 inundó las calles de Chicago en una marcha pacífica para enviar al Congreso un mensaje de rechazo a la propuesta de ley migratoria HR4437 del republicano James Sensenbrenner, que de ser aprobada criminalizará la inmigración indocumentada. De barrios y suburbios vinieron jóvenes, familias enteras, ancianos en sillas de ruedas y personas discapacitadas, atendiendo al llamado de la organización Centro Sin Fronteras, la Coalición de Illinois por los Derechos de los Inmigrantes, y el conocido conductor radiofónico Rafael "El Pistolero" Pulido, junto con un total de 150 organizaciones sociales y étnicas, así como grupos sindicales e iglesias. El alcalde de la ciudad, Richard Daley, y el gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, y el senador federal Richard Durbin participaron en la protesta.

Por estos días, la política en Washington gira alrededor de la guerra en Iraq, de la situación de Oriente Próximo y de la probable compra de seis puertos norteamericanos por parte de una empresa árabe.

Pero también de los inmigrantes sin papeles, dentro de los cuales se cuentan miles de colombianos.

Y es que un proyecto de ley aprobado en la Cámara en diciembre, que convierte en delito la inmigración ilegal, ha abierto un debate que ha dividido incluso al Partido Republicano del presidente George W. Bush a sólo ocho meses de las elecciones legislativas.

El alboroto empezó el 6 de diciembre del año pasado cuando James Sensenbrenner, representante republicano de Wisconsin que preside el Comité Judicial de la Cámara, puso sobre la mesa el proyecto de una ley que se llamaría Acta de Protección Fronteriza, Antiterrorismo y Control de Inmigración Ilegal.

La idea de Sensenbrenner es impedir que a USA sigan entrando tantos indocumentados. Por eso es que entre las disposiciones de su pretendida ley están la expansión de los controles militares en las fronteras, la construcción de rejas en zonas limítrofes, el incremento de las deportaciones rápidas y la reducción de las prerrogativas que un inmigrante tiene por el simple derecho al debido proceso.

Pero el asunto va más allá.

El proyecto de Sensenbrenner exige que a partir del 1º de octubre de este año sean arrestados, hasta su posterior deportación, los extranjeros que traten de entrar ilegalmente en el territorio estadounidense.

Además, contempla sanciones muy serias para los empresarios que contraten personal extranjero sin verificar el número de seguridad social de cada uno de los inmigrantes y deroga la revisión por parte de un juez de las revocatorias de visa.

US$ 40.000 millones

Sin embargo, la peor parte del proyecto de Sensenbrenner tiene que ver con que castiga severamente a quienes ayuden a los inmigrantes sin papeles, lo que implica a entidades como las iglesias o las ONG y con que considera delito la inmigración ilegal.

En la Cámara, el proyecto de Sensenbrenner tuvo un éxito impresionante. El 16 de diciembre fue aprobado por una mayoría de 239 votos contra 182.

La aplanadora del Partido Republicano funcionó perfectamente. Y sólo 24 horas después, el texto se fue al Senado para seguir su curso. Poco después, en el discurso del Estado de la Nación, Bush se refirió al tema con no poca favorabilidad.

El proyecto de Sensenbrenner sembró de inquietud varias cancillerías de América Latina. Tanto, que el 13 de febrero la ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Carolina Barco, se reunió con sus colegas de 10 países en Cartagena para estudiar las implicaciones de una eventual ley tan severa con la inmigración ilegal en USA.

Entre tanto, en las calles de USA la cosa está bien caliente.

"No vamos a aceptar una ley como la que propone Sensenbrenner", ha dicho Juan Carlos Ruiz, que coordina una manifestación de inmigrantes en Washington para el martes de esta semana.

"En las iglesias hay mucha preocupación. Pueden ser duramente castigadas".

Grupos de apoyo a los extranjeros, como el Consejo Nacional de la Raza y entidades como la Cámara de Comercio, también han mostrado su rechazo a la iniciativa.

La pregunta ahora es si el proyecto del representante de Wisconsin tiene posibilidades de convertirse en ley. Lo más probable es que no. En el Senado todo es a otro precio y algunos republicanos no están dispuestos a irse lanza en ristre contra 11 millones de inmigrantes indocumentados en un año de elecciones legislativas .

De ese total, una décima parte puede estar integrada por colombianos. Lo que no es poco.

Varios miembros del Senado, como Arlen Specter, han redactado textos alternativos e incluso más suaves. Otro proyecto lleva la firma de un republicano, John McCain, y un demócrata, Edward Kennedy.

El propio Kennedy ha dicho que la disparidad de criterios entre los republicanos garantizará una victoria de los suyos.

"Huelo el triunfo", señaló la semana pasada.

Por su parte, The Washington Post dijo que "la inmigración ha separado a los republicanos como nunca antes".

¿Qué viene ahora?

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Bill Frist, ha pedido que haya un proyecto en la plenaria el 27 de este mes.

No parece esperar un texto tan duro como el de Sensenbrenner. Entre otras porque la deportación de los 11 millones de sin papeles le costaría al erario la bicoca de US$ 40.000 millones, y causaría una crisis económica y casi humanitaria en los países de origen de los deportados.

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