Cómo sonrojar a Bernardino Rivadavia

Opinorama es un blog muy activo, en el que Enrique Serra propone que "la opinión es lo que cuenta". En este caso, una nota sobre una fecha que se nos había pasado por alto, y que él la abordó bajo el título 'Las causales están presentes'.: POR ENRIQUE SERRA

Todavía está fresco el recuerdo de aquella velada o a veces indisimulada reprimenda de la cual era objeto, en mi época de estudiante primario y secundario, cuando debía pasar "al frente", a dar mi lección de historia, fundamentalmente, al tocar temas en que las figuras de ciertos prohombres -Rosas, en el caso que hoy recordaré-, y dando muestra de una rebeldía que hoy día me sigue acompañando, comenzaba diciendo: "según dice" refiriéndome al Manual de Estrada, o los textos de historia recomendados en la secundaria sobre mediados del sesenta, pero seguidamente dejando en claro que no coincidía con esos autores. Ello implicaba el camino directo a la mesa examinadora de diciembre.

En dichos instrumentos bibliográficos se exponía de manera escueta la más rancia concepción liberal historiográfica, no abundando en otra cosa que no fueran fechas, o sitios, obviando la profundización o desarrollo de los acontecimientos y sus posibles causas fin u origen. Afortunadamente contaba con el auxilio de ciertos escritos provistos por mi estudiosa madre, que llevados al "Colegio Normal, Domingo Faustino Sarmiento, de Ayacucho", eran considerados poco menos que herejes.

Luego vinieron otros tiempos y salieron a la luz los textos del revisionismo, y fundamentalmente de historiadores con una concepción académica libre y desprovista de las ataduras de un liberalismo que para la "historia oficial", el presente no incitaba a renovar las preguntas sobre el pasado.

Finalmente la Universidad me ha brindado la posibilidad de estudiar la historia, libre de preconceptos, con toda la amplitud que podemos reunir alumnos y profesores.

Entre ese pasado sobre el que en mi época de estudiante secundario no había que preguntar mucho, estaba la figura del dos veces Gobernador de Buenos Aires, Comandante de la primer campaña del desierto, cultor de nuestra soberanía frente a las dos mas grandes potencias de entonces-Inglaterra y Francia-, de aquel aguerrido argentino que había comenzado a defender su ciudad natal- Buenos Aires- en 1806, cuando con sólo 13 años se presentó ante Santiago de Liniers y se unió como servidor de un cañón en una compañía de "Migueletes".

Corta es la historia de la Argentina pero larga la lista de protagonistas que con sus acciones determinaron momentos de la vida nacional y dejaron una huella indeleble a su paso.

Sería totalmente inapropiado que en esta pequeña reseña, expusiera sobre la historia de este prohombre de nuestra patria, el cual solamente puede ser visualizado con algún equilibrio conceptual, si descontextualizamos los hechos, si los descargamos-medianamente ya que mas sería imposible- de las lógicas subjetividades, en las cuales por ser hombres vamos quedando atrapados con el correr de la vida. Molestaré apenas la atención de los posibles lectores, con un pequeño relato que nos proveen los muchos documentos históricos disponibles.

La Vuelta de Obligado

Obra de CampodónicoCorría el año 1833, estaba finalizando el gobierno de Balcarce, y dicha administración había prohibido a los hacendados de la provincia que vendan ganado para su uso o consumo al ejercito, buscando con esa medida menguar los esfuerzos de Rosas en su Campaña del desierto.

Los soldados deben comer yeguas escuálidas. A pesar de ello 400 efectivos andan por la cordillera descalabrando salvajes. Otras fuerzas se mueven 80 leguas al sur del Río Negro, mientras los ranqueles son corridos por distintos rumbos de la pampa. Fuerzas de Pacheco avanzan hacia la confluencia del Neuquén con el Limay, persiguiendo a las tribus que se retiran hacia Chile.

En la madrugada del 14 de marzo de 1877, a los ochenta y cuatro años de edad, afectado por una neumonía, fallecía don Juan Manuel de Rosas
Hoy se conmemoran 129 años de su muerte acaecida lejos de su patria, en Southampton, Inglaterra, lugar al que arribó en abril de 1852 junto a su hija Manuelita

Debemos destacar la acción reparadora del gobierno nacional, presidido entonces por el Dr. Carlos Menem, que permitió la repatriación de los restos mortales de Juan Manuel de Rosas, hecho concretado el 30 de septiembre de 1989, un tema que llevó una buena parte de la vida del Doctor Manuel de Anchorena.

Desde 1851, Urquiza venía conspirando contra Rosas, para finalmente derrotarlo en Caseros el 3 de febrero de 1852, hubo de necesitar el auxilio de ejércitos uruguayos y brasileros, que unieron sus fuerzas a las del entrerriano. Lo que se disputaba en ese entonces era el poder, como lo fue siempre y como lo es hoy.

Batalla de Caseros

Es por ello que las causales existen todavía. Hoy día, comparado con hace más de un siglo, las muestras de intervencionismo indirecto en las provincias, vía coacción financiera harían sonrojar al mismísimo Rivadavia.

Aquellos hombres luchaban por un estilo federal de conducción del país, en contra del unitarismo liberal, el cual finalmente triunfó en 1862 de la mano de Mitre.

Aquella naciente nación orgullosa que defendió Rosas y que por tal acto tuvo el reconocimiento del padre de la patria, parece estar adormilada, aletargada y a veces con extraño rumbo por estos tiempos.

Por tal razón y por estar convencido que Juan Manuel de Rosas es uno de los tantos héroes olvidados por algunos de nuestros dirigentes, es que hoy trato brevemente de rescatarlo de ese injusto ostracismo, brindando este humilde recordatorio.

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