Canje y encaje: el plan de la Rosada para hacer llover dólares

Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos se han esmerado por encontrar un método para hacer llover ideando pócimas, danzas y súplicas invocatorias para conseguirlo. Sin embargo pocos se han arriesgado a predecir la forma para hacer llover... dólares.

CIUDAD DE BUENOS AIRES ( Cronista).- Alguna vez lo ensayó el gran Milton Friedman cuando propuso, como remedio a la deflación, salir de la crisis arrojando billetes desde un helicóptero, un método al que ha adherido la Reserva Federal en los últimos años. Claro, la cuestión se torna difícil si se tiene en cuenta que EE.UU. tiene la máquina de imprimir dólares y la Argentina, bueno, tiene una que sólo imprime... pesos... (aunque muchos).
Ahora el Gobierno está buscando una fórmula para asegurarse una buena cantidad de dólares sin rarezas dialécticas como "default" o "devaluación". Y podría conseguirlo si enhebrara, además del cierre exitoso del canje de deuda, un acuerdo con el Club de Paris y el levantamiento del encaje a los capitales.
Como se dijo, por un lado, la Casa Rosada ha obtenido un galardón inesperado: después de cosechado el 66% de aceptación en la reestructuración de la deuda, buscará ahora la forma para cerrar los saldos pendientes con el Club de París, una gestión que luce mucho más sencilla. Así sólo quedarían u$s 6.300 millones restantes que quedaron del canje continuarían en condición de litigio. De todas formas, la pata financiera sigue constituyendo el costado más débil del programa económico: en los últimos años, los dólares han ingresado por superávit comercial (que hoy resulta mucho más difícil de conseguir) mientras que, en el plano financiero, la fuga de divisas se ha reeditado a un promedio de u$s 1.000 millones mensuales.
Por eso las condiciones para la provisión de dólares en el mercado local –algo que el Gobierno no ha descuidado– resultan claves. Los precios de los commodities, entre ellos la soja, han perdido valor y los productores han decidido que es mejor guardar parte de la cosecha en silobolsa para tiempos mejores. Esto ha deparado una menor cantidad de ventas al exterior, y en consecuencia, una menor cantidad de dólares "liquidados" en el mercado local, con el agravante de una segunda parte del año donde se adivina un estrangulamiento estacional de la oferta. A eso se agrega un dato no menor: si bien hasta 2006 la demanda de billetes fue cubierta en no menos del 75% por la oferta de particulares y empresas, a partir de 2007 este porcentual tendió a debilitarse. Hoy, sólo 1 de cada 2 dólares que se oferta en el mercado pertenece al sector privado.
La avanzada de Cristina se concentra ahora en dejar sin efecto el encaje del 30% a los capitales. Esa disposición (circa 2005) obliga a los inversores a inmovilizar por un año el 30% de las divisas que quieran entrar en el país.
La propuesta, que podría ser anunciada en la celebración del próximo aniversario de la Bolsa a mediados de julio, involucra exceptuar de la aplicación del encaje a los papeles de empresas argentinas que tengan cotización sólo en el mercado local. Esto implica que los inversores deberán vender sus dólares alimentando el mercado de divisas, y comprar pesos argentinos para posicionarse en estos activos. A la vez, deja de lado activos que cotizan aquí y en el exterior, sospechados de servir de puente para eludir los controles cambiarios. Según los cálculos de la Bolsa de Comercio, las inversiones orientadas a los mercados emergentes latinoamericanos alcanzan los u$s 120.000 millones anuales. De levantarse las restricciones, dicen en la entidad, el mercado local podría recibir unos u$s 10.000 millones que ingresarían al circuito local.
También se especula en ámbitos oficiales con que, una vez saneada la relación con el mercado financiero, habrá quienes vean en los activos locales mayor atractivo, que podría activar lo que hasta hoy luce como una improbable ventanilla de fondeo: los mercados externos. Bonos como el Global 2017 o el Boden 2015 podrían despertar el interés de los inversores con tasas superiores al 12% anual. Claro que una alta demanda lograría reducir el spread que hoy debe pagar la Argentina en comparación con otros países. Podrían financiarse entonces por debajo del 10%, hoy, toda una quimera propia de los hacedores de lluvia.
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* Subeditor de Finanzas.

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