Tras el 'bombardeo' alemán, volverse a casa, pasó a ser lo 'primordial' para los argentinos

Al equipo de los sueños, al técnico del éxtasis futbolístico, a las figuras a las que sólo les faltaba levantar la Copa el 11 de julio para demostrar que no hay nadie mejor en el mundo, la realidad los depositó en un avión para mirar el resto de la Copa por televisión. Increíble final para muchos, aunque para otros no tanto.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Historia concluída. Ahora dependerá de todos nosotros y de nuestras posturas para construir un mejor futuro. Por supuesto, que nos referimos al futbolístico. Sólo decir algo: habrá que estar atentos a todo lo que se diga antes de sacar conclusiones. Se denota en el ambiente un 'tufillo' para que nada cambie.
Ya hemos hablado mucho del tema, de los cambios imperiosos que necesitan los estamentos del fútbol si es que se quieren hacer las cosas como se deben. Es una real pena que con el buen material que tenemos, nos estrellemos a cada paso y que desde hace mucho tiempo no podamos pasar los cuartos de final de un Mundial. ¿Le ponemos un poco de humor?. ¿Sabe como le dicen a la selección?. 'Hotel Berreta', porque cada vez llega a los cuartos, pegamos la vuelta...
Es cierto que en todos estos años hemos pasado por todos los esquemas. Rígidos, más flexibles e improvisados. Nada nos sirvió. Al fútbol le llegó un momento de profunda reflexión si pretendemos mejorar. Lo que deja este saldo es que pasan los mundiales y no mejorarmos nuestros errores.
Casi como un pase de magia, en menos de 24 horas la Selección pasó de la euforia y la excitación futbolística de Ciudad del Cabo a la silenciosa y casi desesperada necesidad de conseguir el primer vuelo que la lleve a tierras argentinas. Maradona y los suyos llegaron haciendo mucho ruido hace más de un mes, y se fueron del aeropuerto Tambo de Johannesburgo con la más insignificante de las despedidas que se podía tributar a un equipo que fue candidato, y que hoy ya no es nada.
Pero las razones futbolísticas se vieron claramente sobre la cancha el último sábado en Green Point. De un lado, un equipo sólido, que juega en conjunto, y del otro una acumulación de individualidades. Como cuando en el colegio decía el profesor de Educación Física "haga cada uno lo que sabe", tirando la pelota al medio de la cancha.
Cualquiera de los 42 millones de entrenadores que hay en nuestro país podría ser analista de un encuentro en el que nada se asemejó con la declaración del DT: "Ellos metieron las que tuvieron y nosotros no lo hicimos". No fue así, pero se puede entender en el marco de la bronca que representa una eliminación dolorosa como una piña de Muhammad Alí, que te deja atontado y sin reacción ni respuesta lógica.
¿Pero por qué la salida de otros entrenadores de esta Copa fue distinta a la de nuestro entrenador?. ¿Repasamos?Javier Aguirre, entrenador de México, ante la primera pregunta que se relacionaba con un fracaso para el fútbol del país azteca, respondió a un colega que nunca había visto: "Estimado Hugo (era su nombre), es lamentable no sentir que fracasamos en nuestro intento por tratar que México haga las cosas mejor, y me hago responsable de ello."
Marcelo Bielsa ante la insistencia de los colegas chilenos sobre su continuidad luego del 3 a 0 en contra frente a Brasil. "Permítame excusarme, pero es una pregunta que no puedo contestarle, y pido disculpas por ello, porque no me siento capacitado de cumplir con su requisitoria. Nuevamente le pido perdón."
Dunga, tras la eliminación de Brasil, máximo candidato a ganar la Copa. "Antes que nada quiero decirles que están ante el ex técnico del seleccionado, porque acabo de renunciar a mi cargo luego de tantos meses sin derrotas, tantas victorias consecutivas, primer lugar en Copa Federaciones y primer puesto en las Eliminatorias. Ahora responderé a todas las preguntas que me quieran formular".
Y así se podría repasar cada uno de los entrenadores que tuvieron que enfrentar a los micrófonos tras la salida del Mundial.Pero Maradona hasta en eso es distinto. El mismo Maradona que en la jornada anterior castigó a Baldassi sin que nadie se lo pregunte, mientras la FIFA tiene al cordobés como el árbitro mejor calificado de la competencia con chances de estar en los partidos definitorios.
Diego, que cuando ganaba pedía extender las conferencias, y que jugueteaba con algunos cronistas de su entorno como si las consultas realizadas fueran una especie de cábala, ante la derrota se ofuscó. Pidió a un colega que se presente en la AFA para dirigir la Selección, se quejó por una doble pregunta de otro periodista y, sin interpretar consultas, dijo "me estás cargando, cómo va a haber alguien contento con la derrota".
Ahora cada consulta era incómoda, esta vez tuvo que enfrentarse a una sala de periodistas en la que los medios "top" del país se ocultaron por temor a una respuesta desubicada, como el "la tenés adentro" de Uruguay o "que la sigan chupando".
Terminó una etapa que si por la AFA, y su cabeza depende, no tendría continuidad, ni con Maradona, Mancuso, Enrique y un desperdiciado Bilardo que dejó que hagan de su figura una decoración del campus de la Universidad de Pretoria. Pero no hay nadie más responsable que el "Narigón" por el triste papel que le tocó desempeñar.
Esta historia podía terminar con la Copa en alto el 11 de julio en el Soccer City, pero terminó con un aterrizaje de un avión en la fría tarde del 4 de julio en la ciudad de Buenos Aires.
La carrera loca por irse de Sudáfrica
Como si un alerta hubiese anunciado la probable llegada de un huracán, como ocurre en Centroamérica, un tsunami de las islas asiáticas o una epidemia que no tiene cura, los hinchas argentinos aceleraron su ritmo y acudieron alocadamente a los aeropuertos principales de este Sudáfrica.
Un único objetivo en común para todos: conseguir un pasaje que los deposite en casa, en el país de residencia o que al menos los saque del continente.
Escenas cinematográficas se vieron en los mostradores de las aerolíneas. Codo a codo, fanáticos albicelestes que discutían por ese lugar que quedaba vacante en el vuelo que saldría en unas horas. Discusiones con los empleados de la línea aérea ante la mala noticia de que no tenía regreso disponible hasta después de la final. Y hasta argentinos que cambiaron de destino con la sola intención de no seguir en Sudáfrica.
Un grupo de cinco chicos que viajaron de Ciudad del Cabo a Johannesburgo, ante la imposibilidad de poder conseguir pasajes con destino a Ezeiza, pagaron la penalidad y se fueron para Madrid. Y hasta el couffeiur Roberto Giordano y su hijo, que iban a seguir en el país un par de días más, adelantaron su salida con destino a París.
Y como estos otros tantos casos. El de un argentino que vive en Suiza, que paseó por el aeropuerto de Ciudad del Cabo ofreciendo a alemanes tickets para las semifinales, porque quería volver a Europa, o los amigos que aprovechando de su billetera, tomaron un vuelo doméstico para irse a otro país del continente y retornar el 14 a Sudáfrica para el regreso a Ezeiza.
Así fue todo el día, dirigentes, periodistas, hinchas que sintieron como un mazazo la goleada germana, y que pasaron la jornada entera en el aeropuerto como si se tratase de la película la Terminal, con Tom Hanks. En cuestión de horas ya no se verán camisetas argentinas, en un par de días ya todo se apagará fugazmente, como se apagó la ilusión argentina de mejorar lo que ocurrió cuatro años atrás.

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