La banca española festeja más que el resto

La prensa internacional sigue publicando, por 4to. día consecutivo, comentarios sobre las pruebas de resistencia de la banca europea. Entre los análisis hay 2 reconocimientos al esfuerzo del sistema financiero español. Wolfgang Münchau, en Financial Times, pone en evidencia que lo que ha hecho la Unión Europea no es más que continuar con la misma pauta seguida desde que comenzó la crisis: poner parches. Y sólo rescata de la quema a un sistema financiero, el español. En su opinión, es el único país que ha tomado medidas serias para atajar los problemas de solvencia dentro de un compromiso político de poner la casa en orden. El diario alemán Handelsblatt es más específico al señalar la salud del sector financiero español. Pero es interesante leer un comentario en la web madrileña Cotizalia.

MADRID ( Cotizalia). A los que le han querido escuchar en las últimas semanas, McCoy les ha endosado un triple mensaje, rebosante de un optimismo probablemente más voluntarioso que real. Creo que es lo que toca toda vez que se ha producido, ¡por fin!, el reconocimiento colectivo de la coyuntura en la que estamos y las dificultades a las que nos enfrentamos para salir de ella. Hora de huir de los conversos fanáticos del apocalipsis nacional.
Uno, España no va a salir del euro ni sus sufridos impositores van a vivir un corralito a la argentina. De hecho, sólo la pertenencia a la moneda única, y la disciplina que la misma lleva aparejada, pueden ayudar a nuestro país a corregir parte de los desequilibrios estructurales que ha acumulado a lo largo de las dos últimas décadas.
Dos, el sistema financiero español está más saneado de lo que parece, gracias fundamentalmente a los dos grandes bancos y a algunas de las principales cajas regionales. Cuanto antes se reconozca el nivel de cochambre que mancha a los demás, mejor. Transparencia y realismo.
Tres, como nuestros políticos no han hecho nada racional hasta ahora para que salgamos de la crisis, el margen de mejora por ese lado es infinito, aunque sean desconsoladoras algunas de las primeras decisiones, forzadas por el entorno, como la de la Reforma Laboral, quiero y no puedo que pretende contentar a todos.
De acuerdo con el segundo de los elementos antes citados, la idea de fijar una serie de escenarios extremos que permitieran identificar la resistencia teórica de las entidades financieras ante momentos de dificultad no podía ser más idónea y oportuna. Sólo había una condición para que, del fruto de tal análisis, se extrajeran conclusiones capaces de alejar la desconfianza de una vez por todas y recuperar la credibilidad sobre la verdadera situación del sector: que las hipótesis de partida y los baremos de calibración fueran los adecuados.
Pues bien, no se da el primer requisito -aunque pudiera parecerlo en el caso español, especialmente castigado en su vertiente inmobiliaria- al haberse limitado el potencial quebranto por bolsa, deuda soberana y titulizaciones a las carteras de trading de la banca y no a los llamados "valores destinados a ser conservados hasta su vencimiento", como indican los puntos 33-41-46 y 52 a 59 de la resolución final, que son la parte del león de las posiciones en balance.
De ahí que su impacto sea residual (punto 68). Pero es que el criterio usado para calificar el aprobado o suspenso tampoco vale… al estar en vías de extinción. De este modo gran parte de la alharaca que ha acompañado la publicación el viernes de los resultados de los stress test amenace con convertirse en flor de un día que ni mucho menos va a reactivar la actividad crediticia. Pueden volver a poner el champán a enfriar. Ya lo siento.
Y es que todo el mundo parece olvidar que en la última reunión del G-20 de principios de junio se habló de Basilea III y se instó en la declaración final a que su Comité Bancario presentara, en la reunión prevista para noviembre en Seúl, una directrices que permitieran mejorar la cuantía y la calidad del capital de los bancos y desincentivar el exceso de apalancamiento y la asunción de riesgos.
Una propuesta que, en función de la evolución de la situación económica, debería quedar finalmente diseñada para mediados de 2011 e implantada para finales de 2012 a nivel global.
Hasta ahora, lo más parecido publicado por el BIS es un documento de finales de 2009 llamado "Strengthening the resilience of the banking sector" que recoge las líneas generales de por dónde tienen que ir los tiros. Y que convierte ese TIER 1 del 6% que se ha utilizado como referencia en Europa en un nivel ridículo para lo que se avecina en el futuro inmediato.
Vaya un desliz tonto por incómodo, pero consciente, como prueba el punto 27 de la publicación oficial de resultados antes citada. No en vano el BIS lo primero que hace al empezar la Sección II es, precisamente, desmontar la validez del TIER1 en su formulación actual como referencia en casos de stress por su falta de homogeneidad.
¿Cómo lo ven? Una buena muestra de que lo que interesaba era un mensaje político de tranquilidad y que se ha perdido una muy buena oportunidad para hacer las cosas bien de una vez y para siempre. ¿No hubiera sido mejor tomar una referencia cercana a lo que va a ser para estimar la verdadera situación de la industria? No interesaba.
Aunque es verdad que este documento no hace una declaración explícita del nivel de recursos propios que, como porcentaje de los activos totales en riesgo de las instituciones financieras, debe mantenerse, sí que recuerda que los mismos habrán de estar fundamentalmente compuestos de capital y reservas -que son los que verdaderamente absorben pérdidas- lo que restringe sustancialmente las formas de financiación.
No sólo eso, anuncia múltiplos en relación con el cómputo de equity para determinados activos que quintuplica en algunos casos los que se venían empleando hasta ahora lo que previsiblemente hará que se reduzca ese negocio o exista una nueva presión sobre el capital.
Más aún, establece ratios mínimos de liquidez -no analizados por el Comité Europeo de Supervisión Bancaria-, restringe el reparto de dividendo en determinadas circunstancias y, ojo, establece la obligación de un provisionamiento anticíclico –idea desarrollada por el propio BIS en este mes de julio- cuando la deuda privada en términos de PIB se sitúe sustancialmente por encima de la media histórica.
Un hecho que puede limitar aún más la consolidación de beneficios en las cuentas anuales y que afecta especialmente a naciones como España. ¿Otro olvido intencionado con la sugerencia aún fresca encima de la mesa? Juzguen ustedes mismos. Buena semana a todos.

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