Como en Kill Bill: El cártel de Juárez usa jovenes hermosas como sicarias

"Son bonitas, adolescentes de buen ver, para engañar más a los contrarios", dijo el presunto integrante de la organización de La Línea (sicarios del cártel de Juárez), Rogelio Amaya, ante una cámara de la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), en un video difundido este lunes.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - "Son bonitas, son adolescentes de buen ver, para engañar más a los contrarios", reveló a la Policía Federal Rogelio Amaya, que hasta el momento de su detención estaba presuntamente al servicio de La Línea, el brazo armado de los de Juárez.
Amaya fue detenido la semana pasada junto con otros cuatro presuntos integrantes de La Línea, acusados de matar a dos policías en Ciudad Juárez, Chihuahua, la urbe más violenta de México.
Su edad se sitúa entre los 18 y los 30 años, "pero la mayoría son jóvenes". La idea es pillar desprevenidos a los rivales, en un campo de batalla que ejemplifica como ningún otro la crudeza de la guerra entre cárteles que castiga México desde hace años.
Ciudad Juárez cuenta con el dudoso honor de ser la urbe más violenta del país –más de 1.700 muertos en lo que va de 2010- y en la que el narcotráfico ha experimentado ya con tácticas como el coche bomba. Su proximidad con USA la convierte en un codiciado tesoro fronterizo que ambiciona para sí el cártel de Sinaloa. Los sicarios de uno y otro bando no saben si seguirán vivos a la caída del sol, y su batalla desgaja cada día un poco más la piel de una ciudad que ya es casi un esqueleto.
El "comando armado" lleva en funcionamiento dos meses y está compuesto por entre veinte y treinta mujeres de armas tomar. A diferencia de Mata-Hari, prefieren las balas de alto calibre a la sutileza, aunque su labor incluye cierta seducción.
Mientras el rival admira las curvas de la "mamacita" –se echa un buen "taco de ojo", como se dice popularmente en México- ésta saca su arma y aprieta el gatillo. Fin de la historia, más rápido que en un tiroteo de película de acción de Hong Kong. Un rival menos. Vuelta al coche y a otra parte. La policía tardará en llegar.
"Se van capacitando ahí mismo, mirando, acompañando a otros sicarios", explicó el capturado Amaya, que tiene 27 años. El experimento saltó enseguida de lo teórico a lo práctico: "ya han realizado varios trabajos", narra. Y no por ser un negocio mayoritariamente masculino -en un México donde la igualdad de género se abre paso arduamente- tienen nada que envidiarle a sus compañeros.
Son "como cualquier sicario hombre, (van en) trocas (camionetas), carros, llevan armas largas o cortas". En sus salidas van acompañadas de un sicario, "pero son ellas las que se bajan a hacer el trabajo". Letales rosas del narcotráfico que disparan plomo en lugar de espinas, todo vale en la guerra por Ciudad Juárez. Incluso confundir el corazón del adversario para volárselo inmediatamente con un AK-47.
El detenido explicó que en La Línea cada célula tiene varias divisiones: halcones (informantes), sicarios y extorsionadores, y "nadie puede meterse en otra cosa".

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